Tanto en la ficción como en la ciencia ha sido un tema recurrente la idea de cómo detener nuestro envejecimiento. Lamentablemente, aún no hay respuestas concretas, y no por falta de intentos.
Ahora acaba de darse a conocer que científicos de la Universidad Estatal de Arizona y la Universidad de Texas A&M han identificado en el reino vegetal el “eslabón perdido” de la inmortalidad celular entre humanos y organismos unicelulares.
«Esta es la primera vez que identificamos la estructura detallada del componente de telomerasa de las plantas», aseguró el doctor Julian Chen, profesor de bioquímica en la Universidad Estatal de Arizona, coautor del estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
La telomerasa es la enzima que crea en el ADN a los telómeros, unas estructuras compuestas que se ubican en las puntas de los cromosomas y protegen a las células del envejecimiento a medida que se multiplican.
«Este es un gran avance porque ahora finalmente tenemos una forma de estudiar la telomerasa en las plantas y entender cuán diferentes o similares son a los animales», explicó Chen en la publicación.
Entonces, ¿podría este descubrimiento llevar a que los humanos algún día puedan ser tan longevos como el árbol «Matusalén», de California, una especie de pino que puede vivir más de 5,000 años? Quizás, responden los expertos.
«Esta es una investigación realmente básica. La aplicación en humanos aún está muy lejos», aclara Chen.
«Si las células tienen telomerasa, vivirán más tiempo, pero estas células son solo parte de su cuerpo», dijo Chen. «Si puede retrasar el envejecimiento de toda la persona o aumentar su vida útil, esa es una historia diferente».
«Esperamos aprender de su regulación, mecanismos o estructuras que puedan aplicarse a la telomerasa humana», aseguró Chen. «Entonces, en términos de investigación básica, esto es realmente emocionante porque es un reino completamente nuevo que podemos explorar sobre cómo los telómeros realizan su trabajo en las plantas».
Claves para la vida útil de una célula
Aunque Chen se basa en lo que significa el estudio de la telomerasa en las plantas, este hallazgo también resulta bastante esperanzador para Elizabeth Blackburn, de la Universidad de California en San Francisco, quien ganó el Premio Nobel de Medicina 2009, junto con Carol Greider de Johns Hopkins y Jack Szostak de Harvard, por sus descubrimientos sobre los telómeros y la telomerasa.
«Este estudio informa cómo las plantas completan los eslabones perdidos de la historia evolutiva, llena de acontecimientos del ARN de la telomerasa … de nuestros antepasados más simples», dijo Blackburn en un reporte de la CNN. «Esta nueva comprensión fundamental puede allanar el camino hacia nuevas rutas para optimizar el mantenimiento de los telómeros para la salud humana».
Para entender la importancia de los telómeros, estos se pueden comparar con las tapas de plástico en los extremos de los cordones de los zapatos. Los altos niveles de telomerasa mantienen esos telómeros largos, los cuales pueden continuar protegiendo nuestras células del daño, a medida que se dividen.
La mayoría de las células de nuestro cuerpo tienen niveles muy bajos de telomerasa y, por lo tanto, envejecen a medida que se dividen. Las células envejecidas equivalen a un cuerpo envejecido, con células que ya no funcionan normalmente.
No obstante, cuando los extremos de la célula están protegidos por los telómeros, solo una parte del telómero, o tapa, se pierde a medida que la célula se divide, y el ADN importante no se daña.
La utilidad de la telomerasa
Si tenemos en cuenta que una célula típica se divide entre 50 y 70 veces, al no tener esta una tapa protectora podría provocar inestabilidad cromosómica o células que dejan de dividirse.
En los humanos, por ejemplo, los cromosomas de los óvulos, espermatozoides y las células madre contienen altos niveles de telomerasa, por lo que pueden continuar dividiéndose una y otra vez y evitar que el envejecimiento sea rápido.
Pero los telómeros no tienen vida eterna. Cada vez que una célula se replica, se pierden alrededor de 20 pares de bases del telómero.
Podemos perder aún más, de 50 a 100 pares de bases por división celular, cuando nuestros cuerpos están en estrés oxidativo; es decir cuando fumamos, consumimos dietas pobres, padecemos estrés, entre otros comportamientos dañinos de nuestro estilo de vida. Todo eso conlleva al desgaste de los telómeros largos y por ende al envejecimiento.
Y ahí es donde se podría aprovechar el secreto de la enzima telomerasa, con lo cual se podría frenar el proceso de envejecimiento, además de revertir enfermedades como la fibrosis pulmonar.
También puede ser útil en la eliminación del cáncer, ya que las células cancerosas contienen altos niveles de telomerasa, lo que les permite continuar replicándose hasta formar tumores.
Si se logra detener la actividad de la telomerasa en las células cancerosas se acortarían sus telómeros, reduciéndolos a una «longitud crítica», que luego desencadenaría la muerte celular programada y se podría detener el avance de esa terrible enfermedad, al menos en teoría, según los científicos ganadores del Nobel.
Aunque aún los científicos deben continuar estudiando el papel de los telómeros y la enzima telomerasa, haber podido identificar la estructura detallada del componente de telomerasa en las plantas resulta un paso importante para ralentizar el envejecimiento humano y, sobre todo, poder encontrar la forma de eliminar enfermedades, como el cáncer, que son hoy la primera causa de muerte en muchas partes del mundo. La ciencia cada día nos acerca a esa anhelada fuente de eterna juventud.
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