¿El Estado debe participar en las ferias de libros del mundo?

La participación del Estado en las ferias de libros en el mundo es un tema que presenta posturas encontradas. Mientras algunos piensan que si no hay nada de derechos autorales que negociar es mejor no acudir, otros consideran que México tiene que expandir su presencia en el orbe editorial. Por lo tanto, dicen estos últimos, contra la opinión primera, que nuestro país debe estar en la mayor cantidad posible de este tipo de actividades.

No gastar en alfombra roja

El director general del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II (Gijón, 1949), asegura que para el conglomerado de libros del Estado cobran especial importancia las ferias de libros como las de Buenos Aires, la de Bogotá, Guatemala, Ecuador o la de La Habana, es decir las ferias de libro latinoamericanas:

—Ahí hay que estar con nuestros libros y con nuestros autores. En cambio en las ferias donde se negocian derechos internacionales no tiene mucho sentido asistir porque, ¿qué negocios podemos hacer si no somos propietarios de derechos internacionales?, ¿si los autores mexicanos que están vendidos internacionalmente se hicieron contratos no a través del Fondo sino mediante sus agentes o sus familias, herederos, etcétera? Entonces no tenía mucho sentido ir a Frankfurt.

Fundada hace 70 años, la Feria alemana de Frankfurt es la más grande del mundo. Comenzó hace dos días, finalizando este domingo 20 de octubre. México esta vez no asistió. De ahí la inquietud de este reportaje: ¿debe visibilzarse nuestro país en este tipo de actividades culturales o su invisibilidad en esos festejos debe ser causa de indiferencia ciudadana?

Taibo II dice en entrevista con Notimex que en el caso de la literatura infantil y juvenil sí se cuenta con derechos internacionales de autores mexicanos, y es por ello que el FCE asistió este año a la Feria del Libro Infantil en Bolonia:

—Todo este debate es un debate absurdo. ¿Debes ir? Depende a qué feria y a qué vas. Lo que no tiene sentido es pasear funcionarios y gastar dinero.

Indica que el FCE no ha suspendido su participación en las ferias de libros internacionales. Prueba de ello, dice, es que este año han estado en las de La Habana, Bolivia, Ecuador, Colombia y Argentina:

—En los próximos meses vamos a estar en otras ferias internacionales latinoamericanas. Este año a Frankfurt no vamos. No vamos a gastar dinero del pueblo en pasear a funcionarios. Desde que tomamos el poder en enero hemos reducido el costo del Fondo en un 30 por ciento. Nos unimos a las políticas de austeridad. Austeridad no significa no gastar dinero, significa no gastarlo en lo que no importa, en la alfombra roja, en las apariencias, en hoteles de primera cuando muy bien puedes ir a hoteles de segunda.

Estar en todos lados

Entrevistado por separado, el escritor, editor, traductor y académico Felipe Garrido (Jalisco, 1942) asevera que nunca un gobierno mexicano ha entendido la importancia de la participación del Estado de invertir en todo lo relacionado con el libro para convertir a la industria editorial en una fortalecida fuente de divisas:

—Somos un buen mercado, pero un mal productor. Y no es que no hagamos libros (hacemos muchos), pero entre usted a cualquier librería de la ciudad para que se percate dónde se hacen los libros que están al alcance del público y se va a encontrar con que los libros hechos en México, los traducidos en México o los de autores mexicanos son una minoría. Y, según el humor con el que usted ande, la cifra puede llegar a ser vergonzosa.

Felipe Garrido, quien en los años ochenta encabezó la entonces Dirección de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), señala que México debería de participar en todas las ferias de libro que pueda:

—Y debería de participar en muchas. Hay ferias que quizás no tengan importancia para el mercado del libro en México, pero hay muchas otras que sí la tienen. Y si no se está ahí es difícil que crezca esa importancia.

Respecto a la participación de las editoriales en la Feria del Libro de Frankfurt, el escritor dice que el de los editores es un gremio que cuida bien los centavos:

—Y si para los editores no fuera conveniente ir a Frankfurt, hace mucho tiempo que hubieran dejado de ir. Si han seguido yendo a Frankfurt es porque es un lugar donde sí se pueden seguir haciendo negocios, pero hay que conocer a fondo el medio. Y ahí parece ser que Taibo II no lo conoce muy bien.

La misma representación

Para el narrador Alberto Chimal (Toluca, 1970) es necesaria la presencia del Estado mexicano en las ferias de libros internacionales. No para competir o buscar hacer lo mismo que las empresas privadas, sino para “tener la posibilidad de llamar la atención sobre obras que no pasan por la mira de las industria privada”:

—Creo que sí es necesario que haya distintos complementos, no duplicación de actividades —subraya.

Dice que si el director del FCE considera que no hay derechos autorales para vender en una feria como la de Frankfurt, sí se tendría que hacer algo al respecto para tener presencia.

Aunque él no asistió a muchas ferias internacionales en sexenios anteriores, “a lo lejos” pudo observar que en cierto momento faltaba “diversidad en la representación”:

—Siempre asistía un grupo de personas que tenía los merecimientos para ser llamados constantemente, sí; pero no se iba más allá de esta cierta cantidad determinada de autores ya consagrados internacionalmente. Esa situación, sin embargo, empezó a cambiar en tiempos recientes. Hay una mayor representación, ciertamente; pero todavía falta por hacer. En estos últimos años se han empezado a hacer traducciones de autores de generaciones más recientes a las que yo pertenezco, como Fernanda Melchor o Jorge Comensal, lo cual está muy bien, mas en todos los casos han aparecido por mediación de agentes y editoriales internacionales, no por las editoriales del Estado.

Otras estrategias

Lilia Barajas (Estado de México, 1968), directora comercial de la editorial independiente Nitro Press, ha participado en numerosas ferias de libro internacionales. Ella considera que en las dos administraciones gubernamentales anteriores tomaron la decisión de “abrir las ventanas” para difundir la producción editorial del país. Sin embargo, la forma en cómo se hizo no rindió los frutos esperados:

—Pasaron 12 años y yo no veo que tengamos 20 escritores, o tan solo tres, traducidos en todos los países, o que sean conocidos en el mundo, como Juan Rulfo. Yo no he visto en 12 años ni siquiera algo incipiente, o que dijeras “ya se sembró la semilla” que en diez años va a producir a 20 creadores. Yo no veo nada de eso.

Lilia Barajas dice que no se estaba avanzando por el camino correcto. Por eso considera necesario redireccionar la estrategia:

—No digo que sea sencillo, pero si no te funcionó buscas otra.

En cualquier presupuesto invertido en cultura “se tienen que evaluar los resultados” arrojados. Y con base en ello ver los costos y los beneficios:

—Porque probablemente el beneficio es tan poco que sale entonces carísima la inversión, y no conviene ir a ninguna feria. Hay que implementar, pues, otro tipo de estrategia. México, en el mercado editorial, es desconocido. No es que no les interese a otros países lo que hacemos, sino que el mercado es desconocido porque no hay quien lo esté promoviendo. Y para ello tienes que viajar, promover, hacer negocios.

La directora comercial de Nitro Press dice que su experiencia en las ferias de libros ha consistido en tratar de resolver dos problemas: acudir a ferias donde no se pueden hacer negocios y la falta de promoción de la producción editorial que se lleva a estos encuentros:

—Cuando ocurrió la Feria del Libro de Santiago, el país invitado era México. Y había un pabellón gigante con editoriales independientes. Nosotros fuimos invitados por un colectivo chileno. Cuando fuimos a ver el pabellón nos atendieron los empleados de una librería de Chile, que no sabían absolutamente nada de los libros mexicanos… no había nadie de México, que se supone era el país invitado.

Superficiales por naturaleza

Para Mauricio Bares (Ciudad de México, 1963), director desde 1997 de la Editorial Nitro Press, “el libro es una herramienta de conocimiento para la sociedad”:

—El libro te permite analizar, pensar, fundamentar o hacer crítica, entre muchas otras cosas más. Como autor tengo muy claro que escribir es indagar. Porque aun cuando tengas planeado algo, ya sea ensayo o narrativa, sobre la marcha mentalmente puedes ir cambiando las ideas, ya que el hilo que tienes en la cabeza no había tenido oportunidad de hilvanarse, como sí lo puedes hacer una vez que estás escribiendo. Creo que no hay una mejor herramienta de análisis que el libro.

El escritor dice que un libro permite expandir el conocimiento:

—Porque si tú ves las opiniones que se vierten en las redes sociales, no solo son inmediatas sino superficiales, prejuiciosas y todo el mundo da opiniones y suelta su parecer… y te das cuenta de que es gente que no está pensando profundo lo que dice. Nos estamos quedando en un nivel muy superficial y muy vano de opinión.

Añade que el reto para las editoriales y para los escritores es seguir fomentando la lectura:

—Porque se ha llegado al punto en que nos hemos dado cuenta de que la falta de lecturas a todos nos perjudica. Por eso todos tenemos que estar involucrados en esta tarea. Siempre ha habido esta idea del escritor en su Torre de Marfil que no se debe preocupar ni por las actividades que haga la editorial: él solo se debe dedicar a escribir. Hoy nos hemos dado cuenta de que muchos de los editores independientes somos escritores también. Muchos de los que dan clases en las universidades son escritores también. Muchos de los que dan talleres, también. Tenemos que involucrarnos. Muchos de los escritores también trabajan en las instituciones de gobierno y lo hacen para fomentar la lectura.

La importancia de la lectura

En la opinión de Felipe Garrido, México necesitaría tener muchísimos más lectores de los que tiene hoy:

—Lectores capaces de escribir, porque un lector tiene que ser capaz de leer y entender lo que lee. Pero también tienen que ser capaces de escribir de una manera clara y correcta. Al momento de terminar la educación básica, cuando los alumnos están finalizando la secundaria, todos los estudiantes del país deberían de ser lectores ávidos, ser capaces de escribir con claridad. ¿Dónde se tiene que hacer? En la escuela. ¿Quién tiene que formar a los lectores? La escuela, los maestros, no las editoriales, porque estas tienen otro papel en la cadena del libro…

No se debe centrar el asunto, dice Felipe Garrido, solo en el libro:

—Pensemos en la lectura y la escritura porque, aunque todavía en proporción muy pequeña, se lee también en pantallas. Y esa lectura es importante, así como es la lectura en papel. Formar más lectores para el país no solo es un asunto “cultural”, sino un asunto de vida o muerte: el futuro del país depende de que haya más lectores. Un país sin educación lectora es como tratar de construir un edificio sin cimientos.

Alberto Chimal dice que la lectura, además de ofrecer lo obvio que es el entretenimiento y el conocimiento juntos, puede ofrecer “cierto ejercicio de la conciencia que nos permite también evaluar y comprender mejor no solo un texto y una página sino el mundo que nos rodea”:

—El libro puede contribuir a tener una mejor sociedad, además. No va a suceder mágicamente solo con ponernos a leer, pero la lectura es una herramienta sumamente útil para poder lograrlo.

¿Y todavía se duda de la importancia de las ferias del libro que ocurren en el mundo?

Foto: Es Imagen / Jafet Moz

octubre 18, 2019 - 9:35 pm

Por: Staff

Cultura

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