MADRID.
Al grito de “¡Hermana, yo te creo!”, el movimiento feminista español demostró nuevamente su fuerza lanzándose a las calles después de una sentencia que consideró abuso sexual una presunta violación en grupo a una joven de 18 años.
Los cinco hombres, que se hacían llamar La Manada, fueron condenados el jueves a nueve años de prisión por abuso sexual.
Una sentencia insuficiente para miles de personas, en su mayoría mujeres, pero también hombres, que se manifestaron indignadas en Barcelona, Madrid y otras ciudades del país lanzando su propio veredicto: “No es abuso, es violación”.
El malestar es tan grande que el gobierno anunció que estudiará una eventual proposición de reforma del código penal para los delitos de índole sexual.
El asunto se remonta a julio de 2016, durante las fiestas de San Fermín en Pamplona, donde cinco sevillanos entre 27 y 29 años llevaron a una joven madrileña al recibidor de un inmueble, abusando de ella colectivamente.
La dejaron allí, medio desnuda, después de tomarse el tiempo de robarle el teléfono celular.
Ellos mismos grabaron los hechos en videos que después compartieron jactándose con sus amigos y que se convirtieron en una pieza clave del proceso.
Es inocultable que la denunciante se encontró repentinamente en el lugar recóndito y angosto descrito, con una sola salida, rodeada por cinco varones, de edades muy superiores y fuerte complexión; al percibir esta atmósfera se sintió impresionada y sin capacidad de reacción”, argumenta la sentencia.
Los “videos muestran a la denunciante acorralada y agazapada contra la pared por dos de los procesados y gritando (…) muestra un rictus ausente, mantiene todo el tiempo los ojos cerrados”, añade.
Sin embargo, los jueces no lo consideraron violación, sino la calificación menos grave de abuso sexual, estimando que aunque no dio su consentimiento, la víctima tampoco mostró oposición.
Condenados a nueve años, lejos de los 22 que pedía la fiscalía, los cinco hombres podrían quedar en libertad condicional mucho antes.
El código penal español solo comprende violación cuando se prueba la existencia de violencia o intimidación.
Este criterio desemboca en una “cuestión hiriente” que indigna a las españolas, señala el diario El País en su editorial: “¿Cuánto se tiene que resistir una persona para evitar ser violada sin jugarse ni la integridad física ni la vida y para que al tiempo se le reconozca como víctima?”.
Desde la derecha fueron más comedidos, señalando que la sentencia podía ser apelada. De hecho, tanto la fiscalía como la región de Navarra anunciaron recursos.
El veredicto espoleó al movimiento feminista español pocas semanas después de las manifestaciones masivas y la celebración de una huelga de las mujeres para reclamar sus derechos el 8 de marzo.
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