El nuevo coronavirus Covid-19, que ha provocado la muerte de más de cuatro mil personas y ha contagiado a más de 115 mil, de acuerdo con estimaciones de autoridades chinas, indudablemente ha impactado las dinámicas de la política internacional en lo que va de 2020.
Los focos rojos se mantienen en cuatro países: China, donde se originó el contagio, Corea del Sur, Italia e Irán, seguidos por países como España, Alemania y Francia, donde ya se han encendido las alarmas sociales, aunque las cifras son menos dramáticas, todavía.
En términos de interacción política, quizás el evento más visible del impacto del Covid-19 sea la cancelación de la visita de Estado que tenía agendada Xi Jinping, presidente de China, en Japón. El encuentro fue pospuesto de manera indefinida por acuerdo de ambos países.
En Italia las cosas han escalado rápidamente. El primer aviso lo dio la iglesia católica, que anunció este marzo la cancelación de todas las misas multitudinarias en ese país europeo para disminuir los riesgos de contagio.
Una medida significativa en el país que alberga al Estado Vaticano, capital mundial de la comunidad católica y desde donde oficia su líder, el papa Francisco.
Luego, este lunes 9 de marzo el gobierno decidió ampliar las medidas de restricción y aislamiento para todo el país, en busca de contener la propagación del virus.
Aunque en Alemania los casos todavía no alcanzan los niveles que en Italia o Irán, el país ya rebasa los mil contagios, por lo que Jens Spahn, ministro de Salud, requirió la cancelación de concentraciones de más de mil personas, también en busca de mitigar riesgos de contagio.
Al quedar superados los 100 mil casos de contagio por este virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a la responsabilidad a los gobiernos del mundo, argumentando que la administración china ha demostrado que la enfermedad puede contenerse.
“Todos los esfuerzos que se hacen para contener el virus y frenar la propagación sirven para salvar vidas. Estos esfuerzos dan a los sistemas de salud y a la sociedad en su conjunto un tiempo muy necesario para avanzar en su preparación y a los investigadores más tiempo para encontrar tratamientos eficaces y desarrollar vacunas”, estimó la OMS el sábado 7 de marzo en un comunicado.
El impacto de esta enfermedad no sólo ha sido político, sino también económico.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estimó que el Covid-19 podría reducir el incremento de la economía mundial para el actual año, en un escenario que de por sí era complicado tras reportarse un parco crecimiento en los mercados internacionales.
Además, a la emergencia sanitaria se suma el desplome de los precios del petróleo por la confrontación económica entre Arabia Saudita, aliado político y económico de Estados Unidos, y Rusia.
La caída ocurrió el 9 de marzo, en lo que algunos analistas han calificado como “lunes negro” por su golpeteo a las bolsas internacionales.
La influencia de la economía china en el mundo es definitiva, por lo que una desaceleración en el gigante asiático garantiza un coletazo de dificultades para sus aliados y socios comerciales. Algo es seguro, entre más se prolongue la inestabilidad por el contagio, mayores serán las afectaciones en el crecimiento de China.
Aunque ha habido esfuerzos contundentes y se están tomando medidas drásticas ante la situación, algo se vislumbra en el horizonte político y económico mundial por el covid-19: la prolongación de un escenario de incertidumbre.