Santa María Egipciaca lleva por insignia el lugar que dejó atrás para entregarse a la lujuria, aunque el grueso de su vida lo dedicó a la expiación, hasta alcanzar la bienaventuranza. Una escultura en madera de esta mártir, de un realismo sobrecogedor, será analizada para dar paso a su restauración integral, por parte de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Recientemente, la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH trasladó a sus instalaciones, en Churubusco, esta y dos tallas más, procedentes de una de las iglesias más antiguas de la Ciudad de México, fundada hacia 1538, poco después de la invasión de Tenochtitlan: la Parroquia de Santa Catarina Virgen y Mártir, en el barrio de la Lagunilla.
El templo, ubicado en el cruce de las calles República de Brasil y República de Nicaragua, en el Centro Histórico, fue dañado por el sismo del 19 de septiembre de 2017; un par de años después, la autoridad eclesial solicitó un diagnóstico de conservación de siete piezas, atención que dilató por la contingencia sanitaria por la COVID-19.
La restauradora perito de la CNCPC, Judith Katia Perdigón Castañeda, comenta que el reciente ingreso de las esculturas de Santa María Egipciaca, del Santo entierro y el Rey de burlas, al Laboratorio de Conservación de Escultura Policromada, responde a dicha petición y, en el primer caso, representa una oportunidad para conocer a profundidad una obra excepcional dentro del arte religioso virreinal.
La importancia que reviste esta imagen llevó a plantear un proyecto interinstitucional y multidisciplinario, puesto que se examinará desde la historia e historia del arte, diversas ramas de la antropología: física, social y del cuerpo; la biología y la química, para dilucidar aspectos esenciales como su estructura técnico-compositiva, hasta su veneración por sectores específicos.
La también coordinadora de esta iniciativa, en la cual participarán profesionales del INAH, adscritos a la propia CNCPC y a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, así como de las universidades Nacional Autónoma de México y Autónoma Metropolitana, explica que el objetivo principal es devolver a la escultura su eficacia simbólica, a partir de los análisis e investigaciones en las áreas mencionadas y de su restauración.
Aunque por el momento se desconoce casi todo de ella, la figura de la santa ermitaña, quien vivió entre los siglos IV y V d.C., causa asombro a primera vista “porque recuerda una pieza viva”, indica la investigadora especializada en imágenes devocionales. El escultor logró expresar el éxtasis místico en su rostro senil y el martirio al que sometió a su cuerpo, una piel marchita pegada al esqueleto, cubierta con un manto gastado que –según el relato–, le entregó el monje Zósimo de Palestina.
“El autor capturó todos estos elementos con gran maestría, y son estas características las que obligan a emprender un estudio más amplio, y ahondar en aspectos sociales como su devoción. Santa María Egipciaca es patrona de las sexoservidoras, de las y los penitentes, los ermitaños y de quienes padecen fiebre. Es importante conocer qué se le pide, sus milagros y, en general, la relación con sus fieles”, expresa la también doctora en Antropología Social.
Durante la primera fase del proyecto se tomarán muestras para descartar la proliferación de alguna plaga –que siendo el caso será necesario desinfestar– y conocer los materiales constitutivos de la pieza. Los resultados preliminares permitirán, a su vez, evaluar la obtención de imágenes de su estructura mediante radiografía y/o tomografía.
Con la “historia clínica” en mano, las y los especialistas llegarán a consensos para la intervención de la escultura, la cual implica tareas de limpieza, reajuste de elementos, consolidación y reintegración cromática, entre otros procesos especializados, además del diseño de un nuevo sistema de montaje que asegure la preservación del bien, concluye Perdigón Castañeda.
Foto: INAH