En el marco del ciclo Diálogos 1968-2018: rupturas, continuidades y esperanzas, la Cátedra Latinoamericana de Análisis de la Realidad Política y Social Ignacio Ellacuría SJ., y el Departamento de Humanidades de la Universidad Iberoamericana Puebla, presentaron el coloquio Abrir la mirada: las diversas significaciones en torno al movimiento de 1968.
La inauguración de este acto corrió a cargo de Eduardo García Vásquez, coordinador de Proyectos Académicos del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría SJ –IDHIE-, así como por José Adalberto Sánchez Carbó, director del Departamento de Humanidades.
Este espacio previsto con cuatro mesas de debate en torno al movimiento estudiantil del 68, inició con el panel Los jóvenes del Instituto Politécnico Nacional en el movimiento de 1968. La cual estuvo encabezada por tres personajes que vivieron de cerca lo acontecido en aquel año.
David Vega Becerra, integrante del Consejo Nacional de Huelga (CNH) y último orador del mitin del 2 de octubre en la Plaza de Las Tres Culturas; Felipe de Jesús Galván Rodríguez, representante del IPN ante el CNH; y Mario Ortega Olivares, doctor en Antropología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco (UAM-X) y líder activo en el 68.
En la charla que realizaron los tres invitados, ellos coincidieron en que este proceso representó un momento histórico en la educación superior de nuestro país. Al mismo tiempo puntualizaron que el 2 de octubre no es más que el instante con mayor represión durante el movimiento.
Ortega Olivares fue el encargado de iniciar con la plática y mencionó que desde su punto de vista las agresiones constantes contra el Instituto Politécnico Nacional (IPN) se debieron a la intensidad con la que se vivió el movimiento dentro de la Institución.
También afirmó que para él, uno de los momentos más intensos fue la defensa del casco de Santo Tomás. Mencionó que mientras los estudiantes apenas y contaban con piedras y bombas molotov, el ejército rafagueaba con armas de alto calibre las escuelas vocacionales.
“Uno no entiende como en plena etapa de desarrollo del país se pudo generar este movimiento”, dijo Mario Ortega Olivares.
El segundo en tomar la palabra fue el último orador del discurso de aquel fatídico día en la Plaza de Las Tres Culturas en Tlatelolco, David Vega Becerra, quien mencionó la falta de crédito que le dan sus compañeros del movimiento en la actualidad, e incluso expuso a Gilberto Guevara Niebla, pues en una entrevista que le realizó la UNAM no lo menciona, según narró Vega Becerra.
Con una presencia clara ante el micrófono, Vega Becerra describió que el entonces presidente, Gustavo Díaz Ordaz recibía a los líderes del movimiento de forma individual y como un simple acto de protocolo de imagen, nada sustancial.
Igualmente mencionó a la Universidad Iberoamericana como un pilar importante dentro del movimiento estudiantil, dado que, al interior de Consejo Nacional de Huelga existió la presencia de alumnos provenientes de la Institución Jesuita de la Ciudad de México.
“Díaz Ordaz solo nos daba pelotas y unos libros, nada sustancial con respecto a lo que ya le habíamos planteado”, refirió David Vega Becerra.
Para finalizar con los testimonios de los tres líderes, Galván Rodríguez expuso una frase popular entre estudiantes del Politécnico el cual dice: “La UNAM se llevó la fama y el Poli puso los muertos”. Esto en alusión a la poca referencia e importancia que se le da a su alma máter como gestora del movimiento estudiantil.
Para él, desde Ávila Camacho, Ruiz Cortines, sin duda Díaz Ordaz y Echeverría se golpeó el proyecto populista como todas las organizaciones emanadas de la revolución. De igual forma comparó el movimiento estudiantil en México con los sucedidos en Francia y Checoslovaquia, todo con la finalidad de demostrar al auditorio presente que en los movimientos europeos no existió represión como en el país.
“En Francia solamente hubo un muerto y en el territorio de la antigua URRS había presencia de tanques de guerra, pero no para disolver las manifestaciones”, culminó Felipe de Jesús Galván.
“El bazucazo de la puerta de San Idelfonso marcó el inicio de la masacre estudiantil”, señaló Felipe de Jesús Galván Rodríguez.