El Museo Amparo presenta la exposición Artemio. Sangre, la cual presenta un proyecto conceptual de Artemio (Ciudad de México, 1976) que reúne más de 40 pinturas realizadas en un período de tres años, la selección de obra —tan deseable como imposible— comprende seis siglos de historia de la pintura.
La exposición presenta reproducciones a escala exacta de obras icónicas donde la presencia de la sangre se descubre en charcos, escurrimientos y salpicaduras, mientras que el resto de la imagen se elimina quedando únicamente un fondo blanco. El color rojo de la sangre se convierte en protagonista del lienzo
y del espacio que ocupa, sólo es visible al espectador una corporeidad roja que funge como evidencia de alguna batalla, de una venganza, de un sacrificio; la violencia se vuelve más evidente cuando el fondo de la obra es un plano uniforme y la sangre se mantiene como la única materia presente en la pintura.
La obra de Artemio se ha caracterizado por cuestionar la violencia, las estructuras de poder y las relaciones que éstas generan. En Sangre, el artista —a partir de pinturas realizadas por otros artistas a lo largo de la historia— destaca la presencia de la sangre eliminando el resto de los elementos y, en sus palabras, crea “una obra (nueva) abstracta, poética y contundente”. Es así que, como espectadores, nos encontramos frente a un repaso de la historia de la pintura a través de las huellas que deja la sangre, que representa la violencia que generamos desde la mitología, la historia y la religión.
El proyecto surge a partir de una investigación por parte del artista para entender el papel que ha tenido la sangre en el arte y en la sociedad; históricamente, la sangre se ha asociado con opuestos: lo sagrado y lo profano, la inocencia y la maldad, la enfermedad y la recuperación, el afecto y la repulsión, la pureza y la impureza, e indiscutiblemente, la vida y la muerte. El hombre ha representado la sangre desde siempre; en escenas de cacería en la prehistoria, en los retablos medievales, en las escenas de batallas, en el cine a color y hasta la actualidad.
Los más de seis siglos de pintura muestran visiones realizadas desde que el papel de “autor” empezó a ser significativo para la producción pictórica. Así, Artemio destaca obras canónicas para la historia del arte como La cabeza de Medusa (1597) de Caravaggio y Salomé (1889) de Leon Herbo, mismas que sirven de punto de partida para esta exploración; así como otras que nos permiten reconocer la influencia que la sangre tiene en el imaginario mexicano como Episodios de la Conquista: La matanza de Cholula (1877) de Félix Parra, o Unos cuantos piquetitos (1935) de Frida Kahlo.
Artemio. Sangre estará presente en el Museo Amparo hasta el 28 de agosto de 2023.