La mecánica cuántica cambió la forma de pensar el mundo físico y la ciencia de la información transformó la manera de concebir el pensamiento, afirmó el premio Nobel de 1997, William Phillips, durante su visita a la BUAP, con motivo del LXI Congreso Nacional de Física, el evento académico de esta ciencia más importante del país.
En el auditorio del Complejo Cultural Universitario, el científico estadounidense afirmó en su conferencia Quantum Information que la mecánica cuántica y la ciencia de la información son dos de los más importantes y revolucionarios desarrollos del siglo XX, ambos para los campos de la ciencia y la tecnología.
“La mecánica cuántica describe el comportamiento del mundo microscópico: cada objeto tiene una naturaleza en forma de onda dada por la relación de De Broglie. La naturaleza de onda cuántica de la materia explica cosas como la estructura de los átomos y la naturaleza de los sólidos, pero no es lo verdaderamente extraño de la mecánica cuántica; es la superposición y el enredo”.
El Nobel comentó que en la mecánica cuántica un electrón puede encontrarse en dos estados al mismo tiempo, lo cual es algo raro de acuerdo con el sentido común, que concluye que un objeto no puede estar en dos lugares al mismo tiempo. Esto es posible, pero ¿cómo? “Lo anterior tiene que ver con el cambio en la forma en la que vemos la realidad. Para tener una mejor idea imaginemos un cubo del cual podemos hacer diferentes representaciones mentales con respecto a sus caras, delanteras o traseras, de modo que es de ambas formas, al mismo tiempo”.
El Nobel de Física con la investigación más cool
En su laboratorio, William Phillips hizo la materia más fría del Universo. Desarrolló métodos para enfriar y atrapar átomos con láseres. Gracias a sus técnicas se desarrollaron los relojes atómicos, artefactos de gran precisión que posibilitan la sincronización de los sistemas de telecomunicaciones. Por ello, hoy en día es posible rastrear en cualquier momento y con suma exactitud la trayectoria de muchos objetos. Aviones, barcos y hasta huracanes son monitoreados gracias a su trabajo.
Antes de su conferencia magistral, tuvo un encuentro previo con los medios. Ahí, el científico estadounidense relató parte de la historia de los experimentos que dieron lugar a su Nobel, en 1997. Al iniciar la conversación, sostuvo que el desafío más difícil ha sido el que le ha dado más satisfacciones. Al final de cuentas, continuó, “eso es la vida: resolver complicaciones con satisfacciones”.
En los años 80, narró, en su laboratorio realizaban los primeros experimentos de enfriamiento de gases con láseres. Otros grupos de investigación habían hecho las cuentas teóricas de cuál debería ser la forma para trabajar y las temperaturas que habrían de alcanzarse.
“Veíamos que nuestros resultados en laboratorio eran muy extraños: los átomos fríos no se comportaban como debían de comportarse, según la teoría existente. La gran pregunta en ese momento era saber si había algún problema en los experimentos o en la teoría. No entendíamos cuál era la pegunta que teníamos que resolver”, recordó Phillips ante reporteros.
Lo que obtuvieron experimentalmente fue que la temperatura de los átomos era, por mucho, más fría que la que predecía la teoría. “Lo que más satisfacción genera en un científico experimental es demostrar a un teórico que está equivocado”, celebró el científico invitado, ya que tras convencer a la comunidad internacional de que su teoría estaba equivocada, su descubrimiento abrió un mundo nuevo en la física cuántica.
Sus experimentos, hoy por hoy, permiten a todos los países industrializados sincronizar sus telecomunicaciones, ya que la actual tecnología funciona a partir de relojes atómicos que se basan en el descubrimiento de Phillips. El GPS es de gran precisión gracias a estos relojes sofisticados. En los años 80, el desafío fue crear el ambiente adecuado para la discusión académica, convencer a sus colegas de que la teoría se equivocaba.
Finalmente, celebró que el Nobel de Física de este año haya sido para las pinzas ópticas, las cuales se usan en el campo de la física atómica para atrapar un solo átomo y controlarlo. “Estamos en un momento muy afortunado en el que las pinzas ópticas se utilizan no solo en física atómica, sino también tiene muchas aplicaciones en biología y en nanotecnología. Estamos muy contentos con el premio para las pinzas. Es algo interesante”, concluyó.