El Papa Francisco señaló este domingo que las distintas autoridades civiles y religiosas deben ser «sabias» y conscientes de su «delicada labor» para no dañar a sus respectivas comunidades, durante su reflexión previa al Ángelus.
Ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro, el Pontífice repasó la pregunta evangélica de si un ciego puede guiar a otro ciego.
«Jesús subraya que un guía no puede ser ciego, debe ver bien, es decir, debe poseer sabiduría, pues de lo contrario corre el riesgo de provocar un daño a las personas que le han sido encargadas», sostuvo desde la ventana del Palacio Apostólico.
De este modo, dijo, las Escrituras centran la atención en el rol de quienes mandan, de «los pastores de almas, las autoridades públicas, los legisladores, los maestros y los padres», exhortándoles a comprender el papel delicado que deben acometer.
También habló de las conductas hipócritas y presuntuosas, al abordar otra de las frases del Evangelio, la de «por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga en el propio».
«Muchas veces, lo sabemos todos, es más fácil y cómodo condenar los defectos de los demás sin lograr ver los propios con la misma lucidez. Siempre escondemos nuestros defectos, incluso a nosotros mismos, pero qué fácil es ver los defectos de los demás», lamentó.
Por eso, el Papa recordó que todos tenemos defectos y llamó a ser conscientes de ello.
«Quien es bueno saca de su corazón y su boca el bien, y el que es malo saca el mal, practicando el ejercicio más nocivo, la murmuración», señaló.
«El cotorreo, hablar mal del resto, esto destruye la familia, la escuela, el puesto de trabajo, el barrio. De la lengua empiezan las guerras», advirtió el Papa, para después pedir a los fieles una reflexión sobre sus actitudes hacia el resto de personas.