La protección del patrimonio debe priorizar el cuidado de los espacios en los que las personas habitan, así como las historias que hay detrás de ellos.
El concepto de patrimonio surgió a inicios del siglo XX para englobar todos aquellos objetos que son merecedores de ser conservados dentro de los museos debido a su valor histórico y cultural. Aunque atiende a la necesidad humana de generar memoria, esta perspectiva excluye un elemento crucial en el desarrollo de las civilizaciones: el territorio urbano.
Piénsese en el códice ubicado en el convento de Cuauhtinchan. El texto prehispánico revela la planeación urbana de todas las ciudades del valle de Puebla y los caminos trazados estratégicamente para conectar los poblados de la ciudad y el Puerto de Veracruz. Así lo detallaron expertos en la materia durante una charla virtual para la Ibero Puebla.
Desde antes de la conquista, los asentamientos humanos contemplaron la presencia de ríos, montañas y humedales para constituir los caminos de interconexión. Los asentamientos humanos de la época se vieron marcados por el paisaje, de tal manera que la sierra de Amozoc funcionaba como la puerta de entrada hacia el valle y como protección de posibles invasiones.
Como explicó Jorge González Aragón, catedrático de la UAM Xochimilco, los códices revelan que la estructura de las ciudades también se basaba en la jerarquía de los pueblos. Tras la llegada de los españoles y la construcción del convento de san Juan Bautista, los indios fueron relegados a las zonas periféricas. Este proceso de marginación continuó con la aparición del ferrocarril, cuyas vías sepultaron una zona agrícola productiva.
El contraste entre los códices antiguos y las imágenes satelitales actuales permite constatar que las ciudades estuvieron planeadas con base en la cosmología de la región. Por ejemplo, las manzanas trazadas a partir del convento de Cuauhtinchan son más anchas que el resto de las tramas urbanas. Esto se debe, comentó Luis García Galiano de la UAM Xochimilco, a que se buscaba proteger el paisaje de las montañas.
Durante el conversatorio, la especialista española Isabel Bargalló destacó la extraordinaria capacidad organizativa de Mesoamérica a nivel arquitectónico doméstico, donde existe una congruencia entre el desarrollo humano y la naturaleza. Tal era su destreza que las primeras etapas del virreinato constituyeron su ordenamiento social en torno a la estructura ya existente, lo que permitió que varias de esas bases prevalezcan hasta nuestros días.
Más allá de los museos
Hablar de patrimonio espacial implica contemplar el acto de habitar, conocer un territorio y transformarlo para poder vivir. La llegada de los colonizadores supuso cambios en la forma de pensar y estructurar ciudades: los asentamientos novohispanos privilegiaron la precisión arquitectónica por encima del simbolismo social.
El patrimonio nunca ha sido visto de manera integral; ello dificulta la salvaguarda de espacios urbanos como caminos y trazados de calles. Ante cualquier duda, los códices demuestran el carácter histórico de estos elementos. “Hay que recoger testimonios orales. Seguro estos caminos se han utilizado para algún ritual. Si podemos rescatar eso, rescataremos la idea de patrimonio simbólico”, complementó Mireia Viladevall i Guasch.
Este proceso de reivindicación no debe ceñirse a las prácticas convencionales de historiografía. La Dra. Isabel Bargalló fue contundente al señalar que la práctica museográfica de la conservación conduce a frustraciones, pues carece de valor práctico. En su lugar, este paradigma debe cambiar a la sostenibilidad de los espacios territoriales como lugares donde se habita.
Actualmente, muchos de los caminos de la antigua Cuauhtinchan han desaparecido a manos de la propia naturaleza debido a la falta de recorrido a pie y al descuido generalizado en aras de una visión voraz del progreso. El pánel llamó a hacer conciencia de los lugares que se habita y se visita para “mantener el hábitat para que nos dé vida y decidir cómo lo queremos transformar”.
La mesa de diálogo sobre el patrimonio territorial se llevó a cabo en el marco del quinto aniversario de la Maestría en Hábitat y Equidad Socioterritorial de la Ibero Puebla. Xavier Recio Oviedo, director del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura, valoró el compromiso social del programa académico que, acorde a la ideología institucional, busca realizar un diagnóstico transformador de la realidad.