La familia real británica comienza un nuevo capítulo el sábado con la coronación del rey Carlos III.
La pompa, el boato y el simbolismo tienen más de mil años de historia, aunque la coronación de este rey incluirá nuevos toques a la tradición y cambios respecto a la coronación de su madre, la reina Isabel II, hace 70 años.
Los planes de la ceremonia en la Abadía de Westminster apuntan a un acto más discreto que el anterior, aunque asistirán miembros de la realeza de otros países, jefes de Estado y la mayoría de la familia de Carlos, y el monarca quiere llevar los mismos ropajes que se puso Isabel.
A continuación, algunas claves sobre la coronación.
Carlos ascendió al trono de forma automática a la muerte de Isabel el 8 de septiembre, y fue proclamado oficialmente monarca británico dos días más tarde, en una ceremonia que fue televisada por primera vez.
Carlos dijo ser “profundamente consciente de esta gran herencia y de los deberes y las pesadas responsabilidades de soberanía que ahora se me confieren”.
La coronación no es un requisito legal y otras monarquías europeas han eliminado esas ceremonias.
Pero el acto, lleno de simbolismo religioso y objetos emblemáticos, es una confirmación más formal de su papel como jefe del Estado y de la Iglesia anglicana, y pretendía mostrar que la autoridad del monarca deriva de Dios.
Durante la ceremonia dirigida por el líder espiritual de la Iglesia, el arzobispo de Canterbury, Carlos será ungido con aceite, recibirá los símbolos tradicionales del monarca -incluidos el orbe y el cetro- y llevará por primera vez la corona de san Eduardo. La esposa de Carlos, Camilla, será coronada como reina consorte.
La ceremonia se remonta a la era medieval, y buena parte se mantiene sin cambios.
El ritual se celebra en la Abadía de Westminster desde que Guillermo el Conquistador fue coronado en 1066.
La coronación de Isabel II en junio de 1953 fue la primera en televisarse en vivo. Decenas de miles personas la vieron en Gran Bretaña y más tarde se emitió a una audiencia global. En la era del streaming y las redes sociales, la gente podrá seguir el acontecimiento en vivo prácticamente desde cualquier lugar del planeta y compartir sus opiniones con un emoji de una corona creado para la ocasión.
Carlos ha dicho que tiene previsto reducir el volumen de la institución. Se espera que la jornada refleje ese propósito con una ceremonia más breve que la de su madre, que duró tres horas, y 2.000 asistentes, un cuarto de los que se reunieron para la coronación de Isabel.
En un gesto a la evolución del panorama religioso en Reino Unido, participarán líderes religiosos budistas, hindúes, judíos, musulmanes y sij. Eso refleja la promesa de Carlos de ser “el defensor de las fes” en lugar del “defensor de la fe”.
La procesión tras la ceremonia también también será más corta que la ruta de 8 kilómetros (5 millas) que siguieron Isabel y su esposo, el príncipe Felipe, en 1953. Carlos y Camila tienen previsto hacer un recorrido de 2 kilómetros (1,3 millas) de vuelta al Palacio de Buckingham, y cambiarán el vehículo que les llevará a la iglesia -un carruaje de 260 años empleado en todas las coronaciones desde la de Guillermo IV en 1831- por la comodidad de un carruaje más moderno en el viaje de regreso.
Se espera que acuda un centenar de jefes de estado, junto con monarcas desde el príncipe heredero de Japón, Akishino, y su esposa, Kiko, al rey Felipe VI de España y su esposa, la reina Letizia.
Estados Unidos mantendrá su costumbre de que ningún presidente acude a una coronación británica, aunque sí asistirá la primera dama, Jill Biden.
Está previsto que Guillermo, príncipe de Gales y heredero al trono, se arrodille ante su padre y jure lealtad en lo que se conoce como el Homenaje de la Sangre Real.
Se espera que su hermano menor, el príncipe Enrique, el duque de Sussex que ha renunciado a sus deberes reales, asista a la ceremonia. Previamente, controvertida autobiografía, “Spare” (“En la sombra” en español), que se convirtió en un éxito de ventas este año, hizo afirmaciones poco halagadoras sobre la familia real.
Hasta hace tres semanas estaba en duda si Enrique y su esposa, Meghan, asistirían al acto tras hacer acusaciones de racismo y manipulación mediática contra la familia real.
Aunque Enrique acudirá, la duquesa permanecerá en la casa de la pareja en el sur de California con sus dos hijos pequeños, el príncipe Archie y la princesa Lilibet.
La coronación se produce apenas unos días antes de que la primera de las demandas de Enrique contra tabloides británicos llegue a juicio. El caso podría revelar más secretos familiares.
Durante una vista en un caso similar la semana pasada, Enrique indicó en documentos judiciales que el palacio de Buckingham, con el visto bueno de la reina, tenía un acuerdo con los periódicos ingleses de Rupert Murdoch para resolver las acusaciones de escuchas telefónicas sin una demanda. Enrique dijo que el personal de palacio le dio instrucciones de que retirase su demanda porque su padre quería ganarse el favor de la prensa.
El drama familiar no terminaba ahí. Tampoco se esperaba que el hermano de Carlos, el príncipe Andrés, jugara ningún papel en la ceremonia. Andrés renunció a sus tareas oficiales y fue despojado de sus títulos militares y patronatos tras revelaciones sobre su amistad con el delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein. Andrés llegó a un acuerdo en una demanda con una mujer que dijo que fue obligada a tener relaciones sexuales con él cuando era una adolescente.
Los sondeos de opinión muestran que el apoyo a la monarquía se ha debilitado en los últimos años y esta es una oportunidad para Carlos de buscar y mostrar la simpatía del público.
Se espera que una multitud se congregue en las calles para vitorear al nuevo rey y que mucha gente espere ante el Palacio de Buckingham a que aparezca en el balcón tras la procesión.
Aunque las críticas a la corona han sido relativamente suaves en los últimos años por respeto a la reina y sus décadas de servicio el país, es probable que en adelante haya un debate mucho más abierto sobre si Gran Bretaña aún necesita esta anticuada institución o si debería convertirse en una república con un jefe de estado electo.
El líder del grupo antimonárquico República dijo que tenían previsto situar más de 1.000 manifestantes vestidos de amarillo que gritarán “No es mi rey” al paso de la comitiva real.
Sin embargo, para la gran mayoría será una oportunidad de celebrar su identidad británica o expresar su apoyo a una institución que fascina a mucha gente en todo el mundo.
Las calles estarán adornadas con banderas británicas, los espectadores vestirán de rojo, blanco y azul y aviones militares sobrevolarán la ciudad dejando estelas en los colores nacionales. La pompa y circunstancia de la ceremonia también es un recordatorio de la era en la que Gran Bretaña era el país más poderoso del mundo.
El público cubre los costos de la coronación. Todavía no hay una estimación oficial sobre cuánto podría ser el monto. Algunos reportes estiman que podría superar los 100 millones de libras esterlinas (125 millones de dólares).
El acto se celebra en medio de una dolorosa crisis por costo de vida en el país que ha causado problemas a muchos para calentar sus hogares este invierno y poner comida en la mesa.
Pero mucha gente podrá sacar beneficio de los festejos.
Las autoridades esperan que haya un pico de turismo, y abundan los actos y productos conmemorativos de la coronación que podrían provocar ingresos adicionales en impuestos sobre la venta.
Los aficionados que quieran recordar el hito histórico podrán encontrar desde porcelana fina a monedas conmemorativas o incluso máscaras de cartón de Carlos y Camila. Es probable que las cervezas, galletas y chocolatinas de la coronación caigan rápidamente en el olvido.