En el primer trimestre de 2017 hubo 125 robos en todo el país; sin embargo, en el último trimestre se registraron 720, lo que significó un incremento de 476 por ciento.
Es decir que, según datos del Sistema Ferroviario Mexicano, el número de robos a los trenes pasó de 10 casos semanales entre enero y marzo a 60 entre octubre y diciembre.
«Nos están causando un daño muy, muy serio. La afectación a ciertas empresas es crucial», sentenció María de Lourdes Aranda, directora de Relaciones con Gobierno y Comunicación de Ferromex.
«Impacta la economía tremendamente, y entonces también muchos de los importadores dicen: ‘Ya no sé si quiero hacer negocios en México'».
Los robos comprenden hurtos de productos o carga, así como de componentes de unidades de arrastre, cables y partes de vías o de señales.
Apenas el martes, un ferrocarril de Ferrosur fue descarrilado intencionalmente por un grupo de asaltantes cuando circulaba a la altura de Acultzingo, Veracruz, con dirección a Puebla.
Los delincuentes quitaron partes de la vía férrea para provocar la salida de la locomotora y tratar de sustraer el polietileno que transportaban los vagones.
«La peligrosidad de estos sabotajes por el tipo de productos que se transportan nos está obligando a considerar seriamente el pedir a la SCT la suspensión de servicio de estos materiales», añadió Aranda.
«También ya lo están haciendo para causar daño. Buscan que la Policía se distraiga y ellos hagan otras fechorías tipo huachicoleo o que se paren los trenes atrás, en un lugar más fácil para robar».
De los 720 casos que hubo en el último trimestre de 2017, el tipo de robo más frecuente fue la sustracción de producto-carga, con 532.
«Ubicándose en un nivel 13 veces superior al observado en el primer trimestre del año (41 casos)», advierte el «Reporte de Seguridad en el Sistema Ferroviario Mexicano».
Los estados de Veracruz, Puebla, Guanajuato y Querétaro concentran casi la mitad de los robos a trenes que se cometen en el país.
Durante todo 2017, el Sistema Ferroviario Mexicano reportó mil 752 robos, de los cuales 824, que representan el 47 por ciento del total, se cometieron en estas cuatro entidades.
En Veracruz se registraron 276 robos; en Puebla, 230; en Guanajuato, 196, y en Querétaro, 122.
Entre enero y marzo de 2018, Ferromex presentó 204 denuncias ante la Procuraduría General de la República.
Alerta por descarrilamientos
En las últimas dos semanas, cuatro trenes han sido descarrilados o deslizados en los límites de Veracruz y Puebla por el retiro de «fijaciones» para vías.
De acuerdo con un informe de Ferromex Grupo México, el primero se registró el 28 de abril en Mezquite, Veracruz.
Por este descarrilamiento intencional para robar mercancía, 10 trenes resultaron afectados y 94 metros de vía quedaron destruidos.
El segundo caso ocurrió dos días después, el 30 de abril, en Vaquería, Veracruz, con el mismo número de trenes afectados, además de 52 «durmientes destruidos».
Los otros dos casos sucedieron en Mezquite, el 7 de mayo, y en Vaquería, el 9 de mayo, con 15 y 9 trenes dañados, respectivamente.
«El ferrocarril ha sufrido una escalada importante de ataques y robos a la carga en algunas zonas de Veracruz, deteniendo prácticamente la operación de trenes», indica.
Según los informes, bandas organizadas coludidas con pobladores robaron partes de la vía para «acostar» los trenes en un tramo de 20 kilómetros aproximadamente.
«Están quitando los clavos y las grapas con las que se sujeta el riel. Llevamos cuatro descarrilamientos en 10 días y esto realmente nos preocupa porque en esta línea movemos productos químicos peligrosos.
«Uno de ellos, el del 30 (de abril) fue en un puente de 40, 50 metros de altura, no se cayó el tren de milagro», expresó la directora de Relaciones con Gobierno y Comunicación de Ferromex.
Entre los riesgos a la población que identifica Ferromex por estos deslizamientos y descarrilamientos están la volcadura de equipo ferroviario sobre casas-habitación y explosiones.
Además, intoxicación o envenenamiento por fugas o derrames de material peligroso, como cloro, óxido etileno y amoniaco en zonas pobladas.
«Está en riesgo la operación del Puerto de veracruz, afectando la exportación de vehículos, abasto de granos para la cadena alimenticia, importaciones de productos terminados para la CDMX», agrega el informe.
Fuente: Reforma