El sector agroalimentario en la presente pandemia del Covid-19 no se ha detenido, y ha quedado atrás el riesgo de un posible desabasto de alimentos.
De acuerdo a datos de la Secretaría de Agricultura federal, indican que durante los últimos dos meses del presente año el sector agroalimentario tuvo un incremento del 2 por ciento en su aportación al Producto Interno Bruto del país, manifestó Luis Andrés Cabrera Mauleón, catedrático vinculador del Decanato de Ciencias Biológicas de la UPAEP.
Dijo que “hablar de un crecimiento del 2 por ciento es positivo cuando la economía en general del país ha caído ya incluso en números negativos por debajo del 1 por ciento, es un sector que a pesar de la crisis, al ser una necesidad prioritaria la alimentación, no se ha detenido y busca formas de establecerse, de recuperarse y llegar a sus mercados y principalmente a los consumidores”.
En los primeros días de esta crisis sanitaria había pánico e incertidumbre porque la gente se preguntaba qué iba a pasar con el desabasto de alimentos, producto de esta pandemia, pero afortunadamente, esto no sucedió, señaló Cabrera.
Explicó que se pudieron observar algunos incrementos en los precios de determinados productos por motivo de la alta demanda de algunos de ellos, sobre todo de los productos procesados, congelados, precocidos, enlatados y todos aquellos que pasaron por un proceso agroindustrial, y por consecuencia la gran mayoría de las personas se abasteció de ellos en las tiendas de autoservicio y los consumidores redujeron la compra de productos frescos a dos meses iniciada la pandemia.
Apuntó que la reducción de compra por parte de los consumidores de productos en fresco, si afectó de cierta manera al mercado de estos productos, sobre todo a la cadena agroalimentaria de hortalizas, frutas y al paso de dos meses, se conocieron los testimonios de los comerciantes que señalaron que las ventas de sus productos se vinieron abajo y en algunos casos, tuvieron que cerrar sus establecimientos por la falta de consumidores.
Abundó que como resultado de la pandemia, se registró todo un proceso nuevo de abasto de alimentos, al especularse que en determinado momento se podrían cerrar los mercados municipales por esta enfermedad sanitaria, y en cierto momento, puso en riesgo el abasto de alimentos en mercados y en la mesa de los consumidores.
Cabrera Mauleón señaló que varios comerciantes se dieron a la tarea de ofrecer sus productos a través de las redes sociales y plataformas digitales, de llevarlos a las casas de los consumidores y evitar que las personas salieran de sus domicilios.
Reiteró que agricultores cercanos a la zona de Puebla, de lugares productores en hortícolas, como Acatzingo, Tepeaca, Palmar de Bravo, la zona de Huejotzingo con la producción de vegetales, San Pedro Cholula y Amozoc, son zonas agrícolas importantes, que cuentan con sistemas de riego y que permanentemente tienen producción, por ello, no se ha registrado un desabasto.
Luis Andrés Cabrera indicó que lo que se está consumiendo actualmente en materia de producción de granos como maíz, trigo, frijol, cebada, garbanzo, habas y lentejas, son resultado de los cultivos del ciclo agrícola de noviembre y diciembre de 2019, por lo que no se ha sentido un desabasto en este tipo de productos del campo.
Dijo que para el presente ciclo de cosechas del 2020, con la temporada de lluvias en forma, los campesinos ya tienen listos sus terrenos incluso con algunos sembradíos en donde las plantas están germinando y sólo están esperando que las lluvias cumplan con su cometido.
Con la presente pandemia también el sector agroalimentario tuvo que adaptarse a los nuevos cambios y reinventarse para que los productos del campo siguieran llegando a los consumidores, externó el académico.
En el futuro inmediato se tiene que hacer un alto para ver hacia dónde hay que ir en el sector agroalimentario con el tema del campo, con el tema de los recursos naturales y de cómo se tendrá que trabajar dentro de la “nueva normalidad”, para garantizar la seguridad de la gente que se dedica a este sector.
Enfatizó que si bien este sector no se ve afectado directamente por el coronavirus, si es vulnerable ante otro tipo de fenómenos como el climatológico, de las sequías y retraso de la temporada de lluvias, así como la presencia de incendios por las altas temperaturas, que con la llegada de las lluvias, disminuyen.
Dijo que ante los cambios que ha ocasionado el cambio climático en la forma de cómo se cultivan las tierras, también la gente se ha dado a la tarea de generar genéticamente variedades de productos agrícolas de ciclo corto, que aunque comience tarde su siembra, se cosechan en un tiempo corto y evita que los ciclos de cultivo sean tan largos como sucedía en décadas pasadas.
Por último, dijo que los profesionistas relacionados con estas áreas tendrán siempre una oportunidad de desempeño profesional, porque siempre hay algo que se debe mejorar e innovar para beneficio del campo y poder enfrentar crisis de tipo económico, social, de salud e incluso crisis provocadas por el efecto climático.
“Aquí, los agrónomos, médicos veterinarios, los biotecnólogos y los ingenieros ambientales juegan un papel importante en el cuidado de los animales y de la naturaleza, sobre todo, que esas profesiones en su conjunto contribuyen a la sustentabilidad de los recursos naturales para beneficio de la humanidad”, concluyó Cabrera Mauleón.