El Sol sigue brillando

Lo que Luis Miguel toca o dice, lo convierte en oro.

Y eso sucedió con su participación en la campaña Esta noche voy a cenar que realizó Uber Eats, de acuerdo con el director de marketing de la compañía, Nicolás Mamboury.

Es tan influyente que, a la semana siguiente del lanzamiento del comercial (28 de mayo), se duplicaron los pedidos de fetuccini en México”, comentó el directivo en entrevista, vía Zoom, con Excélsior.

Nico comentó que el comercial de El Sol fue grabado en Miami, antes de la pandemia, y estuvo presente en la producción, para ser testigo del ingenio y la propuesta del cantante, que, lejos de tantos rumores, se portó súper abierto.

Cuando estábamos en el set de grabación nos dijo ‘¡no, no, no! Yo quiero pedir un fettuccine con trufas blancas y queso parmesano, porque es lo que me representa y lo que más como, y realmente quiero comunicarle a la gente cuál es mi tipo de comida y que va con mi imagen.

Le habíamos puesto (en el libreto) que eran tacos y si le encantan, pero lo que más disfruta es su pasta. Es un platillo más atípico, pero daría de qué hablar al ser comida italiana y sí, en redes sociales todo mundo habló de esto; la campaña llegó hasta Chile, en CNN lo publicaron, también nos mandaron videos de Estados Unidos e Italia”, comentó.

Y así queda demostrado una vez más, y como se mostró también en Luis Miguel, la Serie, que el cantante fue muy apegado a su madre, la italiana Marcela Basteri, y el tiempo que pasó en la toscana fue bastante importante para él.

También hay que destacar que la actitud que el encargado de marketing narró, contrasta totalmente con lo que el libro Luis Miguel, La Historia, del español Javier León Herrera, también asesor del show producido por Netflix, cuenta, pues éste hace hincapié en que al cantante le molesta hacer estos trabajos.

“Me caga actuar”, aseguró en el episodio 2 de Luis Miguel, la Serie, donde claramente hace alusión al corte que realizó (en 1984) para las papas Sabritas, frente a un piano y parafraseando el tema No me puedes dejar así, al que le siguieron otros dos en los que reversionó sus éxitos Isabel y La chica del bikini azul para la misma compañía, que se convirtieron en los primeros comerciales en los que participó.

Coca Cola, la refresquera más poderosa, no se quedó atrás, y en 1990 lo contrataron para el comercial del verano: Luismi se echó No culpes a la noche y bailó mientras una coquita bien muerta le servía de fondo.

Después vinieron Fendi y Ferrero Rocher, en 1999 y 2004, respectivamente, un par de cortes que resaltan la elegancia que le gusta manejar y que repitió ahora con Uber Eats.

El realizado para la cerveza Corona es el menos emocionante. Un paseo en yate para sólo sonreír.

EXCÉLSIOR

octubre 10, 2020 - 1:22 pm

Por: Staff

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