Parece mentira que aún estemos hablando de esto, pero es que realmente la cachetada de Will Smith a Chris Rock ha marcado un antes y un después en la televisión. El hecho de agredir a un conductor durante la ceremonia en vivo ha marcado pauta acerca de qué es exactamente lo que jamás debe ocurrir ante millones de espectadores e idealmente, delante de nadie. No debería ocurrir, pero ya sabemos: somos humanos.

Sin embargo, además de las acciones de Will Smith ha llamado la atención la actitud que tuvo Chris Rock a lo largo de todo lo que ha sido este hecho. Quizás algunos esperaban una demanda, y no lo hizo; otros esperaban que en la primera ocasión que tuviese en un show en vivo haría algún comentario alusivo; y otros, más observadores, esperaban que el comediante se moviera para esquivar la cachetada, o respondiera con otra, pero no que se quedara con sus manos en la espalda hasta el último momento.

Desde el instante en que Will Smith se levantó de su asiento para golpear a Chris Rock por decir un chiste sobre la cabeza rapada de Jada Pinkett-Smith, el también actor pareció no entender el lío que se le avecinaba. Con sus manos atrás y riéndose recibió el bofetón al cual respondió con un “Oh! wao!”, y en una actitud que sorprendió por su serenidad recibió los improperios de Smith que ya había regresado a su asiento.

Tras dos semanas de ese suceso, se ha recordado que en 2020 Chris Rock declaró que fue diagnosticado con trastorno de aprendizaje no verbal, y quizás sea esa la posible causa de su reacción. En pocas palabras: Chris Rock no entendió lo que ocurriría a causa de este trastorno que le impide comprender el lenguaje no verbal de las personas que se comunican con él.

El comediante reveló en una entrevista con The Hollywood Reporter que este trastorno causa que no comprenda las expresiones y gestos de las personas con las que habla sino solamente las palabras. El porcentaje de interacciones no verbales, que es bastante amplio en una comunicación normal, es difícil de captar para Rock. Ante el diagnóstico, que se dio por la sospecha de que estaba dentro del espectro autista, el comediante acudió a terapias semanales.

Sin embargo, considera -o así lo hizo en 2020 cuando compartió esta experiencia- que esto ha sido provechoso para su carrera. De hecho, confesó que sus meteduras de pata y situaciones incómodas eran realmente geniales para escribir chistes, pero no han sido buenas para sus relaciones personales.

“Hasta ahora siempre lo atribuía al hecho de que soy famoso. Cada vez que alguien reaccionaba de manera negativa ante mí, siempre me decía lo mismo: ‘No importa, solo están actuando así porque se han formado una idea concreta de la persona que creen que soy’. Ahora me doy cuenta de que era culpa mía. Muchas de esas cosas tenían que ver conmigo”.

Aunque no hay ninguna prueba de que realmente por sufrir de este trastorno Rock no respondió de una manera más activa a Will Smith -cosa que definitivamente fue positiva porque de lo contrario hubiésemos visto el escenario del Oscar convertirse en un ring de UFC- es destacable el hecho de que podría tener una relación.
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Las personas que padecen esta discapacidad tienen problemas para reconocer y entender patrones en el lenguaje corporal, las expresiones faciales y otros tipos de comunicación no verbal, según se explica en el portal de la organización Child Mind Institute, donde se menciona además que estas personas suelen ser buenas con las palabras, aunque tengan dificultades para resolver problemas, organizar sus pensamientos y hasta su coordinación física.

Por otra parte, la Fundación CADAH señala que los adultos afectados con este trastorno “presentan dificultades para establecer relaciones familiares, de amistad y de pareja, problemas en la convivencia, en la autonomía personal y en el rendimiento laboral”, pero además estas personas tienen una alta predisposición a padecer alteraciones psicológicas afectivas, emocionales y sociales, pues el trastorno de aprendizaje no verbal impacta profundamente sus vidas.

Además, Healthwise señala, a través de una nota publicada en Cigna, que este trastorno puede confundirse con los rasgos asociados con el trastorno del espectro autista. Por ejemplo, en ambos casos, los niños comienzan a hablar cerca de los dos años de edad; también tienen grandes habilidades para memorizar, lo cual es necesario para la lectura, y tienen deseos de establecer relaciones pero suelen fracasar por sus dificultades para socializar.

Aunque esto no está comprobado, en dos semanas tan turbulentas en cuanto a información, las pistas para comprender lo sucedido son valiosas. Más cuando se reveló recientemente, a través del portal de farándula TMZ, que Rock no tenía idea de que Jada Pinkett-Smith sufriese de alopecia, con lo cual se podría decir que el desafortunado y confuso chiste, lejos de una burla, pareciera una comparación favorable, dado que G.I. Jane es un personaje fuerte y decidido que se rapa la cabeza para demostrar su valía independientemente de su género.

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