En un nuevo esfuerzo por adecuarse a los estándares de los países más virtuosos del mundo, y bajo el impulso de la encíclica «ecologista» del papa, la «Laudato si», el Vaticano registra progresos notables en lo que toca a la recolección diferenciada de desechos.
Antes y también como parte de estos esfuerzos, el Estado más pequeño del mundo ya frenó la venta de plásticos de un solo uso y se prevé que en un año más será totalmente libre de plásticos.
El sistema de recolección de desechos en el Vaticano, el responsable del Servicio de Jardines y Limpieza Urbana, Rafael Ignacio Tornini, dijo que «el mundo de los desechos se subdivide en dos grandes categorías, la de los desechos urbanos y la de los desechos especiales, peligrosos o no».
En declaraciones a la agencia noticiosa italiana Ansa, Tornini dijo que «en 2016 se creó una isla ecológica, el eco-centro, a donde van todos los desechos especiales. Tenía límites, de todos modos: en 2018 la reestructuramos y reforzamos, y ahora estamos en condiciones de gestionar unos 85 códigos CER, que son los códigos de desechos europeos”.
En estos primeros seis meses, agregó Tornini, “logramos llevar la cuota parte de no diferenciado al 2 por ciento, por lo tanto un 98 por ciento está diferenciado».
Expuso que «este virtuosismo permite llevar a reciclar materiales que van a recuperación. Más recuperas, más ahorras».
Confió en alcanzar en 2020 “una cuota de recolección no diferenciada mixta de 0, de modo tal de cerrar un círculo totalmente virtuoso».
A su vez, citó el desecho urbano. “En 2016 comenzamos con un 35 por ciento de diferenciación hasta llegar hoy a un 55 por ciento: en tres años hemos ganado en torno a los 20 puntos, pero nuestro objetivo es llegar al 70-75 por ciento», estándar del virtuosismo en la Unión Europea.
El Vaticano produce unas mil toneladas de desechos al año y realiza una recolección fundamentalmente de contenedores, «no es un puerta a puerta propiamente dicho, solo en casos específicos como el aceite alimentario, o la humedad procedente de las cocinas».
La recolección de lo húmedo comenzó hace cinco meses e incide «en el 12-13 por ciento por mes de lo no diferenciado. Sentimos mucho también el problema del plástico; hacíamos el esfuerzo de recogerlo lo más posible, el Estado hizo lo del imitar toda la venta del plástico monuso, y usamos las reservas, pero aquí no se venden más».
Un punto crítico para la recolección no diferenciada es la plaza San Pedro, de competencia vaticana, concurrida cada día por miles de turistas.
Dijo que en ese caso «lo no diferenciado nos influye bastante sobre todo el resto, bajo las columnatas pusimos contenedores específicos para el plástico y debo decir que funciona porque conseguimos reunir unos diez kilos por día», precisó.
También se iniciaron minicadenas de economía circular: «Con la recolección de lo húmedo y gran parte de los recortes de las podas, hacemos compost y así trabajamos para llevar al mercado la menor cantidad de desechos posibles».
El reciclado propiamente dicho se hace en Italia, con la licitación a una empresa privada, «pero en un modo ordenado».
«Por suerte la gente toma conciencia y se adecua», precisó, aunque no hay multas para los transgresores.