El villismo, un movimiento bajo la presión de Estados Unidos

La Revolución Mexicana no fue meramente doméstica. La historiografía ha demostrado el peso que tuvo la geopolítica en el desarrollo del conflicto armado; las actividades de las diversas facciones, entre ellas la villista, estuvieron en el radar de las potencias extranjeras que, además, ya estaban jugando un papel dentro de la Primera Guerra Mundial.

Los extranjeros frente al villismo fue el título de la conferencia dictada por la directora de Estudios Históricos (DEH), Delia Salazar Anaya, en el curso-taller “El villismo y su legado. Reflexiones históricas”, parte de las jornadas académicas que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha organizado bajo el título “¡Viva Villa! 100 años después”.

La historiadora citó autores como Friedrich Katz, Pierre Py y Lorenzo Meyer, quienes han puesto el intríngulis diplomático como factor del movimiento revolucionario, en libros como La guerra secreta en México; Francia y la Revolución Mexicana, 1910-1920 y Su Majestad Británica contra la Revolución Mexicana, 1900-1950, respectivamente.

Asimismo, dijo, varios títulos ahondan en la arista de las comunidades extranjeras en la Revolución, por ejemplo, la española, estudiada por el propio Lorenzo Meyer, en El cactus y el olivo, Josefina Mac Gregor, Carlos Illades y Óscar Flores; además de la japonesa, la china y la libanesa, sin soslayar aquellos trabajos enfocados en el proceso de la guerra en la frontera con Estados Unidos.

La investigadora destacó la preocupación de Francisco I. Madero, y a la postre de Francisco Villa, “de no tener conflictos con las potencias extranjeras, y menos con Estados Unidos, contraviniendo los tratados que se tenían firmados, incluso, desde el porfiriato, puesto que esto conllevaría llamados de atención y reparación de daños. En pocas palabras, una injerencia internacional que quería evitarse a toda costa.

“La Revolución causa daños. Los historiadores que han estudiado a Villa señalan su intención de no incomodar al vecino del norte, porque este abastecía de armamento a la División del Norte y, a su vez, Villa representaba un negociador para los diplomáticos y el propio gobierno estadounidense, a diferencia de otros caudillos”.

Salazar Anaya manifestó que “entre el porfiriato y la Revolución existe una gran diferencia, porque se pasó del ‘México para los extranjeros’ al nacionalismo de las clases populares. Los medios dirigidos a las colonias extranjeras en México, llámese inglesa, francesa, estadounidense, etcétera, alertaron este viraje”.

La estadística poblacional también lo reflejó. Para 1910, alrededor de 3,500 estadounidenses residían en Chihuahua, a esta seguían las poblaciones china, con 1,325 personas, y la española, con 552. Sirios, libaneses y turcos rondaban las dos centenas, al igual que británicos, alemanes y japoneses. Al finalizar el conflicto, en 1921, las comunidades china y española en la entidad norteña se redujeron a la mitad. Circunstancia similar se dio en Coahuila y Zacatecas, considerados territorios de la División del Norte.

Parte de ese éxodo, anotó la historiadora, fue producto de la animadversión que venía de tiempo atrás hacia las comunidades española y china, en particular, a las que se acusaba de competir con los trabajadores locales o “monopolizar” los negocios, lo cual se expresó en actos xenófobos e injustos como la matanza de 300 chinos en Torreón, en 1911, por tropas maderistas. Asimismo, el gobierno de Estados Unidos emitió alertas motivando el retorno de sus ciudadanos.

“Si bien, algunas batallas afectaron bienes de la población estadounidense que se quedó –porque muchos se fueron–, las relaciones durante los grandes triunfos de la División del Norte e, incluso, pese a sus derrotas en el Bajío, fueron relativamente buenas en términos diplomáticos. Sin embargo, esto cambiaría una vez enfrentado Villa con Venustiano Carranza, en virtud de que este último podría granjearse la mayor simpatía del gobierno de aquel país.

“Esto ocurrió para 1916, cuando las tropas villistas intentaban controlar a los constitucionalistas, y Estados Unidos permitió el acceso de estos últimos por su territorio, lo cual molestó a Villa y detonó su ataque relámpago a Columbus, Nuevo México. A partir de ese momento y a lo largo de dos meses sería buscado sin éxito por la llamada Expedición Punitiva, cuya retirada también se debió al ingreso de Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial”.

Para finalizar, Delia Salazar sostuvo que el conflicto internacional “significó espionaje y contraespionaje para los extranjeros residentes en México. El descenso de esta población en nuestro país también se explica porque los hombres fueron llamados a la guerra, y las mujeres decidieron trasladarse a ciudades que consideraban más seguras, como la capital de la República”.

agosto 1, 2023 - 2:45 pm

Por: Staff

Cultura

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