Elecciones en los Andes, entre la displicencia social y la crisis política

Los procesos electorales de la región se vieron marcados por la fragmentación del electorado, la dispersión social y la falta de estructuras partidarias sólidas, así como una profunda crisis de legitimidad.

El comportamiento sociopolítico de América Latina comparte un recorrer histórico sincronizado, desde las dictaduras militares hasta los proyectos democráticos de nación y lo que ocurre en el ocaso de los mismos. Para comprender cómo han sido los últimos meses en materia electoral para la región andina del Cono Sur, expertos compartieron sus lecturas con el auditorio virtual de la IBERO Puebla.

El pasado 20 de octubre de 2019, Bolivia celebró los comicios para la presidencia. Tras el cierre de las urnas, la contabilización registró sesgos e irregularidades que llevaron a la solicitud de una auditoría por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA). El informe de la instancia internacional, aunado a la presión social, encaminó la renuncia del presidente Evo Morales. Así lo expuso el Mtro. Andrés Uzín, académico de la Universidad Erasmus de Holanda.

Tras la anulación de las elecciones por fraude, la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñez, asumió la presidencia del Gobierno Transitorio. Luego de varios aplazamientos, se estableció el 18 de octubre de 2020 como la fecha definitiva para la nueva elección. En el intermedio, el Gobierno Transitorio perdió popular debido a sus múltiples acciones represoras contra el partido Movimiento al Socialismo (MAS).

En octubre pasado, el MAS se impuso en toda la zona rural y acumuló el 55% del voto a nivel nacional, lo que supuso el triunfo del candidato Luis Arce Catacora. No obstante, la posibilidad de concentrar el poder se vio diseminada en las elecciones subnacionales del 7 de marzo de 2021 y en el balotaje del pasado 11 de abril. A pesar de ello, aclaró el experto: “en la elección nacional, la falta de oposición ha generado que el electorado se cristalice y vire hacia el MAS”.

Apatía política

Venezuela vive la peor crisis de su historia republicana y latinoamericana contemporánea, no solo por el derrumbe económico, sino por el declive de la nación construida en torno al petróleo. Esto ha derivado en una conflictividad y descomposición política.

La nueva fragmentación del ejercicio político se caracteriza por las perspectivas nihilistas que rechazan profundamente a los partidos y a las instituciones. Al mismo tiempo, “vemos el surgimiento de nuevas subjetividades políticas que tienen una heterogeneidad enorme y que están buscando otros códigos políticos”, contrastó el Dr. Emiliano Terán Mantovani, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Del lado de los votantes reinó el pensamiento de que cualquiera que fuera el resultado no tendría relación directa con la mejora de sus condiciones de vida. Hubo un 70% de abstención; de los votantes, siete de cada diez votaron por el partido oficialista, el Gran Polo Patriótico (GPP). Con ello, observó Terán Mantovani, se formalizó el desplazamiento de la Asamblea Nacional al tiempo que se profundizó la crisis de la oposición.

Fin del correísmo

En Ecuador, las comunidades indígenas llevan tiempo impulsando una propuesta de estado plurinacional, visión compartida por frentes homónimos en América Latina. Sus esfuerzos de los últimos treinta años dieron frutos en el último ejercicio de sufragio.

El pasado 7 de febrero, el candidato del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, Yaku Pérez, disputó el ingreso a la segunda vuelta electoral pese a un intento de fraude. “Hay un agotamiento de la forma en que está estructurado el poder. Aparece un candidato indígena que rompe con las hegemonías y aterroriza a las viejas formas de poder”, explicó el Mtro. Juan Cuvi, exintegrante de la Comisión Nacional Anticorrupción.

Como respuesta a estas irregularidades, se convocó a ejercer el voto nulo como un cuestionamiento al sistema político. Dicho recurso representó el 17% del balotaje, lo que supone un empoderamiento electoral sin precedentes para el movimiento indígena de aquel país.

El presidente electo, Guillermo Lasso, no ha dado señales de considerar estas expresiones como parte de su gestión y políticas públicas. Bajo una ideología neoliberal, el nuevo mandatario deberá enfrentar la gestión de un país con múltiples complejidades estructurales. “Si no se toma en consideración la fuerza política y electoral de los indígenas, la situación del país será de una gran inestabilidad”, advirtió.

Moneda en el aire

A casi dos siglos de su independencia, Perú mantiene estructuras fundacionales relacionadas con la república oligárquica. La inestabilidad sociopolítica derivada de la crisis en la producción y exportación de materias primas y la explosión de los escándalos de corrupción ha provocado la presencia de dos congresos y cuatro presidentes en un lapso de seis años.

Al contexto de inestabilidad económica y social se suma la delicada situación sanitaria por la COVID, la cual ha dejado cifras alarmantes de defunciones y ha agudizado la crisis de hambre. “En el Perú, el 75% de las personas tienen un trabajo informal. Con el confinamiento, los expertos dicen que debe haber hasta un 85% de informalidad”, advirtió el Dr. Nicolás Lynch Gamero, exsecretario de Educación del país andino.

Las elecciones se vieron marcadas por la agrupación de 18 candidatos en tres propuestas. Entre los representantes de derecha destaca la presencia de Keiko Fujimori, hija del exdictador que cuenta con un alto reconocimiento internacional como actor político. Por su parte, la corriente de izquierda se vería representada en la segunda vuelta por Pedro Castillo, quien lideró una huelga de maestros en 2017 ante un recorte de las plazas magisteriales.

Los ponentes coincidieron en que los procesos electorales de la región ─algunos en curso─ se han visto marcados por el cambio de liderazgos políticos en contraste con la erosión de las formas más longevas de dirigir . Mientras las oposiciones articuladas bajo la tradición partidista han tenido dificultades para impulsar sus proyectos, los movimientos sociales han tenido mejores oportunidades de impulsar nuevas maneras de construir Estados democráticos.

abril 23, 2021 - 8:00 pm

Por: Staff

Educación

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