En términos conceptuales, el dúo ruso t.A.T.u. fue una farsa. Un invento del psicólogo infantil Ivan Shapovalov, devenido productor musical y director de publicidad, que combinó todos sus artes para crear al grupo pop más importante de Rusia en pleno comienzo del siglo XXI. En otras palabras, t.A.T.u. fue un engaño publicitario que, como la mayoría de los engaños publicitarios, salió muy bien.
El nombre viene de “Тату” (Tatu), que suena a “tattoo”, y que también es un acrónimo de “Та любит ту” (ta lyubit tu), que significa “Esta [chica] ama a esa [chica]”. Shapovalov sacó el concepto de la película sueca Show Me Love, la historia de amor de dos compañeras de la escuela. Para llevar a cabo el proyecto hicieron un casting a más de 500 adolescentes rusas. Quedaron seleccionadas Lena Katina y Yulia Vólkova, de apenas 15 y 14 años, las cantantes que en muy poco tiempo llevarían al grupo al estrellato. Pero no solo había que cantar, girar por el mundo y dormir en habitaciones de hotel, también había que besarse.
El segundo primer beso
El primer golpe tenía que ser certero. El disco debut de t.A.T.u., 200 Po Vstrechnoy, salió en 2001 y aunque no le fue nada mal en la región, el éxito no fue el esperado. El idioma ruso no lograba romper las fronteras, por lo que decidieron editar una versión en inglés, 200 km/h in the Wrong Lane. Y no se equivocaron. El primer single salió en octubre de 2002 y fue perfecto para presentarse al mundo: “All The Things She Said”, un hit oscuro pero instantáneo, de sonido alternativo pero de estribillo imbatible, con una letra que no dejaba nada librado a la imaginación: “Cuando se paren y nos miren, no me voy a preocupar/ Porque siento por ella lo que ella siente por mí”. Para completar la obra, un videoclip traía más certezas. Dos colegialas enjauladas, tomadas de la mano bajo una lluvia incesante, con sus uniformes mojados mientras eran custodiadas por las miradas atónitas de un grupo de adultos que no podían creer lo que veían sus ojos. Y claro, el beso.
“Ivan nos miró y dijo: ‘Falta algo… ¡Se van a besar!’. Vólkova y yo nos morimos de la risa, ‘¡Sí, está bien!’. Ivan frunció el ceño. ‘En serio. Vamos, trabajemos…’”. La cita pertenece a una entrevista que Lena Katina le dio a Story Caravan en 2011, dos años después de la ruptura del dueto. Ese día, Yulia hizo caso, se acercó a Lena, que la miraba con algo de incomodidad, y la besó. Era el segundo beso que Lena daba en su vida pero con el tiempo se daría cuenta que fue el más significativo.
“Con el segundo beso de mi vida todo cambió: escándalos e indignación en torno a t.A.T.u., conciertos por todo el mundo, discos de oro y platino, regalías extraordinarias para una colegiala”, recordó la cantante. Ni ella ni Yulia eran lesbianas pero eso a Shapovalov no le importaba. Había que construir un mito para generar polémica entre los adultos y empatía entre los jóvenes. Dos chicas rusas menores de edad dándose besos en cámara una década después de la disolución de la Unión Soviética.
Íconos pop
Lena Katina y Yulia Vólkova no tenían ni 18 años pero ya se erigían como verdaderos íconos pop para una generación que quería salir del clóset, vivir su sexualidad de manera libre y enfrentar los prejuicios de una sociedad que seguía mirándola como ese grupo de adultos aburridos y horrorizados del videoclip de “All The Things She Said”.
Todavía no existía YouTube y MTV ostentaba su reinado en el mundo de los videoclips, justo antes de convertirse en un depósito de reality shows. En ese contexto, el debut de t.A.T.u. (producido por Trevor Horn, el mismo de “Video Killed the Radio Star”) no podía llegar en un momento mejor. Como si fuera poco, para sumarle más mística queer hicieron un cover de “How Soon Is Now?” de los mancunianos The Smiths, la banda de Morrissey , y lo lanzaron como single. Un guiño que les valió la atención de aquellos que todavía miraban de reojo.
200 km/h in the Wrong Lane se convirtió enseguida en disco platino en Europa, donde vendió más de un millón de copias, y en disco de oro en los Estados Unidos. Además, fue el primer álbum de un grupo extranjero en llegar al puesto número uno en Japón. De repente, t.A.T.u. era el suceso musical más importante de la historia de Rusia y no solo por las canciones: generaban impacto sus presentaciones en vivo, sus besos en el escenario, su actitud rebelde ante los paparazzi, sus apariciones televisivas.
El ocaso
El revuelo fue inmediato y llegó a casi todos los rincones del mundo pero como suele ocurrir con este tipo de fenómenos, también fue breve. En 2003, un concierto fallido en Eurovisión mostró la realidad. Las chicas no sabían cantar en vivo, habían ensayado apenas dos veces y su actuación dio lástima. Shapovalov, el cerebro del monstruo, se estaba quedando con el 95% de todo el dinero que ingresaba y fue despedido de t.A.T.u. antes del lanzamiento del segundo disco, Dangerous and Moving (2005) .
Yulia declaró en su momento que Shapovalov pasaba su tiempo “pensando en escándalos en lugar de planificar nuestro trabajo artístico. Estoy segura de que nuestros fans prefieren escuchar nuevas canciones y nuevos álbumes antes que nuevos escándalos”.
Lena también dijo lo suyo: “Nos hizo parecer lesbianas cuando solo cantábamos para lesbianas. Queríamos que la gente las entendiera y no las juzgara. Son tan libres como cualquier otra persona”. Ese mismo año Yulia quedó embarazada y decidieron emitir un comunicado oficial: “Muchos de nuestros fans de orientaciones sexuales alternativas sienten que les hemos mentido o traicionado. No es así. Nunca hemos hecho tal cosa y siempre hemos defendido el amor sin barreras”. La farsa llegaba a su fin.
El dúo no logró alcanzar jamás el éxito de su primer álbum y se terminó disolviendo en 2011. Hubo una reunión muy fría en 2014, cuando cantaron en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Sochi. Pero según declaraciones a la prensa, no se hablan desde entonces.
Lena Katina continuó su carrera musical y tiene dos discos solistas: This Is Who I Am (2014), que en 2016 lanzó una versión en castellano, Esta Soy Yo, debido a su gran recepción en el público de habla hispana, y Mono (2019), ambos editados por su propio sello, Katina Music. Yulia Vólkova, por su parte, lanzó algunos singles y actuó en algunas películas y cortos, pero sin demasiada relevancia. Sigue participando en programas de TV de Rusia y es una instagrammer de tiempo completo.
La Nación