Por siglos se ha creído que la mujer tiene a su peor enemigo en otra mujer. Las mujeres aún ponen en práctica agresiones machistas entre ellas, a través de frases como “eres fea”, “te ves gorda” o “¡cómo te vistes así!” Ante este escenario en el que se reproducen formas de violencia de género, resulta importante la difusión del concepto sororidad, que según la feminista Marcela Lagarde, es el “apoyo mutuo de las mujeres para lograr el poderío de todas”.
Para contribuir a erradicar la misoginia entre las mujeres, el Grupo Colegiado de Igualdad de Género, No Violencia, No Discriminación, de la Facultad de Contaduría Pública de la BUAP, presentó el Tríptico de Sororidad Universitaria, con el cual se busca la difusión y socialización entre los universitarios del concepto acuñado hace 40 años, para ampliar conciencias y potenciar la reivindicación de las necesidades de las mujeres.
El término proviene de la raíz latina sor, que significa hermana. Aunque aún no es reconocido por la Real Academia Española, surge como una aportación del feminismo contemporáneo. La impulsora del concepto en castellano, Marcela Lagarde, identifica a la sororidad como una acción que implica “acordar de manera limitada y puntual algunas cosas, con cada vez más mujeres. Sumar y crear vínculos. Asumir que cada una es un eslabón de encuentro con muchas otras y así de manera sin fin”. Es decir, una “propuesta política que podrá hacer frente a la enemistad de género”.
La rivalidad y hostilidad entre mujeres no proviene del instinto, sino que es aprendido. La sororidad tampoco es innata a las personas, se “entabla como políticas de convivencia entre mujeres basada en los principios de igualdad, no violencia, no discriminación y ayuda mutua que las favorezca y las empodere”.
Los miembros del Grupo Colegiado destacaron que es necesario erradicar, en primera instancia, la misoginia entre mujeres, “apostando al reencuentro del origen emocional de nuestros vínculos con otras mujeres, recordando que desde tiempos antiguos hay mujeres que trabajaron para lograr relaciones sociales favorables para ellas y para nosotras, teniendo en cuenta que todas somos diversas, diferentes, y que en ello radica nuestra fortaleza y riqueza”.
Para lograrlo, prosiguieron los presentadores, es necesario construir acuerdos entre mujeres, pactos sóricos: “debe imperar el respeto y la paz entre nosotras, el respeto a nuestra dignidad y a la diversidad, el apoyo y el respaldo entre mujeres, así como el acompañamiento sórico y el compromiso personal. No debe haber intromisión a la intimidad o a aspectos personales, ni la divulgación de memes, video o fotos que afectan su dignidad; en cambio, sí, el apoyo colaborativo”.