Gildardo López Astudillo, El Gil, uno de los líderes del grupo criminal Guerreros Unidos y quien ahora es testigo colaborador de la FGR, sí participó en la desaparición de los 43 normalistas.
La comisión del caso Ayotzinapa difundió dos hojas que la Sedena tenía en su poder y que públicamente no se habían integrado a algún expediente conocido.
Una de ellas es una comunicación vía mensajes de texto ocurrida el 26 de septiembre de 2014 entre Francisco Salgado Valladares, comandante de la policía de Iguala, y El Gil. Este último fue detenido en octubre de 2015 por su relación con el caso, aunque en sus declaraciones siempre se deslindó. En agosto de 2019 fue liberado y se convirtió en testigo colaborador.
En la conversación difundida ayer por la Secretaría de Gobernación, Ignacio, como se identifica al mando policiaco, le reporta a El Gil que tiene a varios “ayotzinapos” detenidos que andaban encapuchados y armados.
Pásame unos por el camino a Pueblo Viejo. Yo los recibo. Tengo unas camas para aterrizarlos, páseme los detenidos”, le responde. Salgado Valladares le contesta con un “OK, ya los suelto” y le avisa que mandará un autobús con 21 personas “para que los revienten ustedes”, y agrega que tiene a 17 más en “La Cueva”. “Sí, entrégame a todos los detenidos”, le responde el líder criminal.
EL GIL, SÍ PARTICIPÓ EN LA DESAPARICIÓN DE LOS 43; PIDIÓ QUE SE LOS ENTREGARAN
Difunden mensajes de texto entre el líder de Guerreros Unidos y otra persona, llamada Ignacio; planean qué hacer con los estudiantes
Gildardo López Astudillo, El Gil, uno de los líderes Guerreros Unidos, ligado a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y quien ahora es testigo colaborador de la Fiscalía General de la República (FGR), sí participó en los hechos de hace siete años, según un documento hecho público ayer por la Comisión para la Verdad y Accesos a la Justicia en el Caso Ayotzinapa, dependiente de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Ayer, la comisión por instrucciones del presidente López Obrador, ofreció dos hojas entregadas por la Defensa Nacional.
Se trata de dos comunicaciones vía mensajes de texto. Una de ellas, entre Francisco Salgado Valladares, segundo comandante de la policía de Iguala, con López Astudillo, señalado por la Sedena como jefe regional de Guerreros Unidos, el 26 de septiembre de 2014.
La otra, se registró el 4 de octubre de 2014 y fue entre Alejandro Palacios, El Cholo, Palacios y Ramón, al parecer uno de los elementos de la policía de Tepecoacuilco.
López Astudillo es una de las 20 personas que el viernes 24 de septiembre, confirmó el fiscal Omar Gómez Trejo, colabora en la investigación del Caso Iguala, fue detenido el 17 de octubre de 2015, en Taxco, Guerrero.
A finales de agosto de 2019 fue liberado y después se convirtió en testigo colaborador de nombre “Juan”. Incluso, el subsecretario Alejandro Encinas se quejó de esa liberación.
Con la revelación de la conversación entre El Gil y Salgado Valladares queda claro que el jefe regional de Guerreros Unidos, con influencia en Iguala, Huitzuco, Tepecoacuilco, Cocula, Zacacoyuca, Buenavista, Taxco, Teloloapan, Apaxtla de Castrejón y Cuetzala del Progreso, pidió “entrégame a todos los detenidos”, que en este caso podría ser 17, 21 o 38 estudiantes de la normal de Ayotzinapa. Y que si uno se atiene al lenguaje de las mafias los mataría: “tengo unas camas para aterríz(a)rlos páseme los detenidos”
Esta nueva información la Sedena la tenía en su poder y públicamente no se había integrado a ningún expediente ni carpeta de investigación. Tampoco se informa cómo es que se obtuvieron esos mensajes de texto. Y tampoco se menciona que el testigo colaborador “Juan”, es decir López Astudillo, en sus declaraciones como tal, se ha deslindado de los hechos.
Pero tampoco se menciona que quizás López Astudillo como testigo colaborador ha ofrecido testimonios que los investigadores de la Fiscalía no han podido cuadrar y entonces el líder de Guerreros Unidos ya no les es útil y por eso lo implican, aunque ya no lo podrían procesar, toda vez que le fue retirado el cargo de delincuencia organizada y un juez resolvió que las 44 pruebas en contra de El Gil, por el secuestro de los normalistas nos eran suficientes para acreditarle ese ilícito.
En los textos divulgados entre Salgado Valladares y El Gil, el jefe policía fue identificado como Ignacio. Y arranca así (se respeta la redacción utilizada):
Ignacio: según son ayozinapos pero anda(n) encapuchados y armados.
Ignacio: ya tenemos varios detenidos.
Gil: páseme unos por el camino a Pueblo Viejo yo los recibo.
Gil: verga suéltelos tengo unas camas para aterriz(a)rlos páseme los detenidos.
El jefe policiaco responde:
Ignacio: ok ya los suelto.
Ignacio: ok son 21 personas e(n) el autobús q(ue) va a salir.
Ignacio: ya lo(s) suelto pónganse pilas los de las camas.
Ignacio: ya se están so(l)tando los del autobiús paq (para que) los revienten ustedes.
Ignacio: viejo tengo 17 en la cueva.
El jefe de Guerreros Unidos responde:
Gil: si entrégame todos los detenidos.
Ignacio: manda gente suficiente a la brecha de Lobos van 17 detenidos. Ignacio: y aquí tenemos a 17 todavía.
Ignacio: en la cueva.
Ignacio: estos también los quieres y decimos q(ue) no istmos (hicimos) detenciones.
Ignacio: dile al gordo k (que) los paren(,) vienen más autobuses.
Ignacio: no tengo ningún detenido(,) todos los paquetes se entregaron viejo.
Y López Astudillo concluye este hilo: ok dígales que no agarró nada.
Ignacio: si así mero le dije al secre q(ue) no se iso (hizo) ninguna detención.
Esta revelación del gobierno actual es muy importante, no solamente porque se confirma que El Gil sí participó en los hechos, sino porque fue la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), quien puso al descubierto una segunda ruta de desaparición de los normalistas, que se podría estar configurando a partir de estos mensajes de texto.
Desde el 14 de abril de 2016, por medio de su segundo reporte preliminar del caso Iguala, llamado Sucesos del Puente del Chipote, la CNDH dio a conocer que frente al Palacio de Justicia de Iguala se había interceptado el autobús 1531.
En la recomendación de la CNDH de 2018, se concluyó que en el autobús 1568, tercero en la caravana de tres autobuses interceptados en Juan. N. Álvarez y Periférico, iban entre 23 a 28 normalistas. También, que en el 1531 iban de 15 a 20 normalistas.
De acuerdo con las conclusiones de la CNDH, de los de 23 a 28 normalistas secuestrados del autobús 1568 fueron llevados a la comandancia de la policía de Iguala y de ahí trasladados a Loma de Coyote donde fueron entregados a elementos de Guerreros Unidos.
Por eso es que si los detenidos -referidos en estas nuevas informaciones reveladas ayer-, mencionados en los mensajes de El Gil y el jefe policiacos se tratasen de dos grupos -uno de 17 y otro de 21), sumarían 38 (faltarían 5 normalistas para los 43).
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