Ciudad de México, 13 May (El Informador).- “Aire y fuego” es el nuevo sencillo del músico y cantautor Erik Rubín, quien viste este tema con la fusión del dance y tintes electrónicos con toques de cumbia, una composición en conjunto con Chucho Rivas, Eduardo Bladinieres, Gil Elguezabal y el propio Erik. En entrevista, adelanta que planea estar sacando música nueva cada tres meses, bajo la filosofía de sonidos que lo llenan de felicidad y energía.
“Celularmente no somos los mismos, cambiamos por completo y como artistas estamos obligados a evolucionar y esto más allá de un deber, es una necesidad para mí, es algo que he venido haciendo con los años y esta canción refleja eso, mis gustos, mis influencias, lo que quiero decir hoy, lo que quiero transmitir y cómo me siento. Me di la oportunidad de jugar con la paleta de colores musicales, que es muy grande, y no encasillarme a cuestionarme quién soy o de dónde vengo, sino qué quiero decir hoy”.
Define esta canción como un “dancehall”, con una letra sencilla, pero muy contundente que hace una analogía del fuego interno: De un incendio de emociones. “Hay gente que nos suma, que nos engrandece, que nos prende, que nos enloquece, por eso la referencia del fuego con el oxígeno… con el aire, cuando hay un incendio amoroso, de química, de conexión. Entonces, estos elementos se necesitan y es cuando ocurre esa magia y esa reacción”.
El tema es bailable y recuerda que cuando lo estaba construyendo, se dio un tiempo para escucharlo de nuevo. “A mí me gusta mucho dejar descansar lo que hago para poder ser objetivo, porque como estoy como compositor y como productor, de repente uno puede perder cierta objetividad. Pero en el momento en el que retomé la canción, me puso feliz, me puso efusivo, con ganas de bailar y pensé que era un buen momento para sacarla a la luz, porque finalmente son bálsamos que creo que le vienen muy bien a la gente en estos momentos”.
Conociendo gran parte de las áreas de la música, señala que no es sencillo dejar de ser perfeccionista y exigirse, pero se permite jugar y explorar porque, “de eso se trata la vida y la música, de experimentar, de salir del área confort, de probar cosas nuevas y diferentes interpretaciones. Lo normal sería decir que luciera la voz, pero tengo otras cualidades y puedo jugar con ellas para exigirme cosas distintas, eso creo que le da frescura a cualquier cosa que hagas”.
De hecho, como artista independiente reconoce que bajo la libertad creativa que tiene, también hay mucha responsabilidad: “Hay mucho trabajo detrás, pero no hay limitantes, así que eso enriquece al proyecto, le da mucha validez, es algo honesto, finalmente es algo que concebí yo, que trabajé y que propone, pero también es un trabajo en equipo, eso es algo muy importante”.
Erik ha trabajado como productor en el proyecto sonoro de Chucho Rivas y ahora desarrolla la propuesta musical de su hija mayor, Mía, quien acaba de cumplir 15 años. “La vida me orilló a esto en el momento en el que me quedé sin disquera, tenía mi estudio y me tuve que convertir en productor, de alguna manera ya lo he ido aplicando en muchas cosas y lo he estado haciendo durante varios años, creo que me ha dado todo este bagaje y siento que es algo nato mío, esta inquietud por provocar cosas”.
El proceso musical de su hija será muy parecido a como él desarrolla su proyecto: “Hay un acercamiento para que se haga una serie y es probable que metamos ahí algunas canciones (de su hija), todavía eso no está definido, estamos en pláticas”. Finalmente, comparte que se retomará “Jesucristo Súper Estrella” cuando la pandemia pase, “la idea es poder cerrar este ciclo que ha sido tan generoso, esperemos que en junio podamos regresar, todos estamos con esa ilusión”.