La erupción volcánica cerca de Reikiavik se convirtió en la más larga en Islandia desde los años 1960, al cumplir el domingo seis meses de expulsión de gases, piedras y lava.
Miles de curiosos han sido cautivados por el espectáculo deslumbrante cerca del monte Fagradalsfjall -a 40 km de Reikiavik- desde el 19 de marzo, en la sexta erupción en 20 años en Islandia.
Seis meses es una erupción razonablemente larga», consideró el vulcanólogo Thorvaldur Thordarson.
Conocida actualmente como Fagradalshraun (‘hermoso valle de lava’), la erupción comenzó con un flujo desde una fisura en el suelo, y hasta ahora ha expulsado casi 143 millones de metros cúbicos de lava.
Sin embargo, ese volumen es considerado relativamente pequeño y es 11 veces menos lava que otra erupción en Islandia, ocurrida entre 2014 y 2015 en Holuhraun, en el centro-este de la isla.
Aunque esa erupción duró menos de seis meses, lanzó el mayor flujo de lava en 230 años en Islandia.
Pero la última erupción es «especial en el sentido de que ha mantenido un flujo relativamente constante, así que ha sido bastante fuerte», declaró Halldor Geirsson, un geofísico del Instituto de Ciencias de la Tierra.
El comportamiento usual que conocemos de los volcanes en Islandia es que comienzan muy activos lanzando lava, y luego el flujo decrece hasta detenerse», explicó.
La erupción del Surtsey, cerca de la costa sur de Islandia, duró casi cuatro años, de noviembre de 1963 a junio de 1967.
Tras bajar de intensidad nueve días, la lava del Fagradalshraun reapareció a inicios de septiembre.
Acompañada de una columna de humo causada por la liberación de gases, el líquido incandescente ahora sale ocasionalmente del cráter. También se acumula debajo del suelo, creando túneles ardientes bajo capas de lava solidificada sobre el suelo.
La lava se despliega entonces como una ola que golpea el litoral, maravillando a los curiosos.
Según la Junta de Turismo de Islandia, unas 300 mil personas han hecho la caminata por las colinas rugosas que dominan los valles de Geldingadalir, Meradalir y Natthagi, donde se vierte la lava.
Un total de 10 fisuras se han abierto, todas ellas en el primer mes, y han formado siete pequeños cráteres, pero solo dos de ellos siguen visibles.
Los otros fueron cubiertos por la lava lanzada desde el único cráter que sigue activo.
Ese cráter mide ahora 334 metros, según el Instituto de Ciencias de la Tierra, solo unas decenas de metros menos que el pico más alto del área circundante.
El volcán no da muestras de que vaya a debilitarse pronto.
Parece haber suficiente magma de alguna reserva, así que podría seguir por mucho tiempo», dijo Geirsson.
Fuente: AFP