Tropas israelíes luchaban el domingo en las calles del sur de Israel con milicianos de Hamas y lanzaron ataques de represalia que destruyeron edificios en Gaza. En el norte de Israel, un breve intercambio de fuego con el grupo armado libanés Hezbollah planteó el temor a un conflicto más amplio.
Los combates seguían en marcha más de 24 horas después de que combatientes de Hamas respaldados por un aluvión de miles de cohetes se abrieran paso por las barricadas israelíes el sábado por la mañana para asaltar poblaciones israelíes cercanas.
Se llevaron rehenes de vuelta al enclave costero entre los que había mujeres, niños y ancianos, que probablemente intentarán canjear por miles de prisioneros palestinos en Israel. Se ha reportado que por lo menos 600 personas han muerto en Israel —una asombrosa cantidad de víctimas para un país que no ha visto este nivel de violencia en décadas— y más de 300 han muerto en Gaza. El secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken declaró en el programa televisivo “State of the Union” que Washington está tratando de verificar reportes de que varios estadounidenses murieron o están desaparecidos.
La alta cifra de muertos, los múltiples rehenes y la lenta respuesta al ataque apuntaban a un gran fallo de inteligencia y socavaban la vieja impresión de que Israel tiene ojos y oídos en todas partes en el pequeño y populoso territorio que controla desde hace décadas.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu declaró al país en guerra y prometió que Hamas pagará “un precio sin precedentes”. Su gabinete de seguridad declaró oficialmente que el país está en guerra el domingo, diciendo que ello autoriza “la toma de medidas militares importantes”.
Las implicaciones de tal declaración no estaban claras. Israel ha emprendido importantes campañas militares en las últimas cuatro décadas en Líbano y Gaza que ha calificado de guerras, pero sin una declaración formal.
Yohanan Plesner, director del Instituto de Israel para la Democracia, un organismo de investigación israelí, dijo que la decisión es en gran parte simbólica pero “demuestra que el gobierno cree que estamos entrando a una fase de guerra más larga, intensa y significativa”.
Una cuestión importante era si Israel emprendería un ataque por tierra sobre Gaza, algo que en el pasado ha incrementado las bajas. Netanyahu prometió que Hamas pagaría “un precio sin precedentes”, aunque admitió que “esta guerra tomará tiempo. Será difícil”.
Los civiles pagaron un enorme coste por la violencia en ambos bandos. Medios israelíes que citaron a servicios de rescate informaron de al menos 600 muertos, incluidos 44 soldados, mientas que en Gaza las autoridades dijeron que 313 personas habían muerto. Unas 2.000 personas han sido heridas en ambos bandos. Un funcionario del ejército israelí dijo que había 400 milicianos muertos y docenas capturados.
Los noticieros israelíes emitían testimonios de familiares de israelíes capturados o desaparecidos, que lloraban y suplicaban ayuda en medio de la incertidumbre sobre la situación de sus seres queridos. En Gaza, la gente huyó de sus hogares para buscar cobijo de los ataques israelíes y abandonó la zona de la frontera tras advertencias del ejército israelí.
En la vecina Egipto, un policía mató a tiros a dos turistas israelíes y un egipcio en un lugar turístico en Alejandría, según el Ministerio del Interior. Egipto llegó a la paz con Israel hace décadas, pero el sentimiento antiisraelí es alto en el país, especialmente durante los brotes de violencia.
La violencia en la frontera norte israelí amenazaba con incluir en la batalla a Hezbollah, un feroz enemigo de Israel respaldado por Irán y que se cree tiene decenas de miles de cohetes a su disposición.
Hezbollah atacó posiciones israelíes en una zona disputada junto a la frontera con el territorio sirio en los Altos del Golán, y el ejército israelí respondió con drones armados. Dos niños sufrieron heridas leves por cristales rotos en el lado libanés, según el cercano hospital de Marjayoun.
El contraalmirante Daniel Hagari, oficial del ejército israelí, dijo a la prensa que la situación en la frontera norte estaba tranquila tras el intercambio de proyectiles. Pero dijo que los combates seguían en marcha en el sur y que aún había situaciones de rehenes activas.
Añadió que soldados israelíes ya han entrado en todas las poblaciones cerca de la frontera de Gaza, donde tenían previsto evacuar a todos los civiles y peinar la zona para buscar a milicianos.
“Pasaremos por cada población hasta que matemos a todo terrorista que esté en territorio israelí”, dijo. En Gaza, señaló, “cada terrorista encontrado en una casa, todos los comandantes en casas, serán blanco de fuego israelí. Eso seguirá escalando en las próximas horas”.
Hamas dijo que había seguido enviando fuerzas y equipamiento durante la noche a “una serie de lugares dentro de nuestros territorios ocupados”, en referencia a Israel. Medios asociados a Hamas dijeron que el hijo de Nizar Awadallah, un político importante, había muerto. El grupo armado islámico no ha reportado la muerte, captura o lesión de ningún miembro destacado.
El inesperado ataque del sábado fue el más mortal en Israel en décadas. En un asalto de una amplitud asombrosa, hombres armados de Hamas utilizaron explosivos para abrir huecos en la cerca fronteriza que rodea Gaza y después cruzaron con motocicletas, camionetas, parapentes y lanchas en la costa.
Irrumpieron en hasta 22 localidades fuera de la Franja de Gaza, incluidas ciudades y otras comunidades situadas hasta a 24 kilómetros (15 millas) de la frontera de Gaza, mientras Hamas lanzaba miles de cohetes contra ciudades israelíes.
“Israel se despierta en una mañana terrible”, dijo el teniente coronel Richard Hecht, vocero del ejército israelí. “Hay muchos muertos (…) niños, abuelas, familias, cuerpos”.
Medios israelíes publicaron que al menos 600 personas habían muerto y 2.000 resultaron heridas. Combatientes de Hamas se llevaron a Gaza a un número indeterminado de civiles y soldados, y muchos israelíes hacían fila en una estación policial para dar muestras de ADN u otras evidencias que puedan ayudar a las autoridades a identificar a sus seres queridos.
Israel golpeó 426 objetivos en Gaza, según el ejército, y derribó edificios residenciales con enormes explosiones.
Entre los 313 muertos en ataques israelíes había 20 niños, además de unos 2.000 heridos, según el Ministerio palestino de Salud. UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los palestinos, dijo que más de 20.000 palestinos habían salido de la zona fronteriza de Gaza para adentrarse en el territorio y refugiarse en escuelas de la ONU.
En una alocución televisada el sábado en la noche, Netanyahu anunció que las fuerzas israelíes usarán todo su poderío para destruir las capacidades de Hamas.
“Salgan de ahí ahora”, dijo Netanyahu a los residentes de Gaza, que no tienen forma de abandonar el diminuto y sobrepoblado territorio mediterráneo.
Los 2,3 millones de habitantes de Gaza han sufrido un bloqueo de fronteras, mantenido con intensidad variable por Israel y Egipto desde que los milicianos de Hamas tomaron el control del territorio en 2007.
En Gaza, buena parte de la población se quedó sumida en la oscuridad el sábado por la noche cuando Israel cortó la electricidad y dijo que dejaría de suministrar energía, combustible y otras mercancías al territorio.
Hamas dijo haberse preparado para una larga batalla. “Estamos preparados para todas las opciones, incluida una guerra abierta”, dijo el número dos de la oficina política de Hamas, Saleh al-Arouri, a la televisora Al Jazeera.
En el pasado, Israel ha hecho intercambios muy dispares para llevar a casa a prisioneros israelíes. Israel confirmó que un número “considerable” de israelíes habían sido secuestrados el sábado, sin dar cifras concretas.
Un funcionario egipcio dijo que Israel había pedido ayuda de El Cairo para garantizar la seguridad de los rehenes, y el jefe de la inteligencia egipcia había contactado con Hamas y el grupo miliciano Yihad Islámica para pedir información. En el pasado, Egipto ha mediado entre las dos partes.
Según el funcionario, los líderes palestinos dijeron que aún no tenían una “imagen completa” de los rehenes, pero indicaron que las personas llevadas a Gaza serían trasladadas a “lugares seguros” repartidos por el territorio.
“Está claro que tienen un gran número, varias docenas”, dijo el funcionario, que pidió no ser identificado porque no estaba autorizado a informar a los medios.
La inteligencia egipcia también habló con los dos bandos sobre un posible cese el fuego, añadió, pero Israel no estaba abierta a una tregua “en esta fase”.
En Irán, que apoya a Hamas y a otras milicias armadas, el presidente Ebrahim Raisi elogió “la legítima defensa” de los palestinos y dijo que Israel y sus partidarios “deben rendir cuentas”. Raisi habló por teléfono con el líder de Hamas Ismail Haniye y con el líder de Yihad Islámica Ziad al-Nakhalah, reportó la agencia de noticias estatal IRNA el domingo.
El esquivo líder de la rama militar de Hamas, Mohammed Deif, dijo que la operación, designada “Tormenta de Al Aqsa”, era una respuesta a los 16 años de bloqueo de Gaza y a una serie de incidentes recientes que han disparado las tensiones entre israelíes y palestinos.
En el último año, el gobierno de ultraderecha israelí ha redoblado la construcción de asentamientos en la ocupada Cisjordania, la violencia de colonos israelíes ha desplazado a cientos de palestinos en la zona y las tensiones han crecido en torno a la mezquita de Al Aqsa, un lugar de culto en Jerusalén que es un foco frecuente de fricciones.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo desde la Casa Blanca que Estados Unidos “está con el pueblo de Israel ante estos ataques terroristas” y dijo que Israel tenía derecho a defenderse.