En 1954 se veía venir. Cada vez era más frecuente que los seguidores de los equipos Chivas, Atlas y Oro, los tres grandes de Guadalajara, se quedaran sin ver los juegos de su equipo debido a que su creciente rivalidad hacía que cada vez fueran más los que quisieran asistir a un partido de futbol.
El primer estadio de la ciudad, el Martínez Sandoval, en honor a una familia de joyeros que lo auspició, ubicado en la colonia Oblatos, al oriente de la ciudad, tenía capacidad para 12 mil personas, pero era insuficiente cuando el equipo Oro se medía al Atlas o a las Chivas, que lo adoptaron como su sede.
Este estadio no tenía estacionamiento, sus gradas estaban hechas de tablones de madera y envejeció rápido, apenas se había inaugurado el 12 de octubre de 1935.
Después de que un clásico tapatío entre Chivas y Atlas, celebrado en 1954, dejó a miles de aficionados en la calle del Martínez Sandoval, los tres clubes se reunieron para encontrar una solución a la problemática.
Nace la idea
El 8 de octubre de 1954, en una junta de la directiva del Atlas, Alberto Alvo, presidente de la Comisión de Futbol, puso en la mesa una idea que le había dado vueltas en la cabeza por días: construir un nuevo estadio, más grande, espacioso, con mejor infraestructura y espíritu moderno.
«Fue una inspiración de momento; a raíz de un clásico Guadalajara vs. Atlas, mirando cómo los espectadores se apretujaban y angustiaban por conseguir, no ya una buena localidad, sino entrar al Martínez Sandoval”, recordaría Alvo.
La idea fue bien recibida, se puso en papel y se invitó al Club Guadalajara y al Oro a sumarse financieramente al proyecto. La sociedad generó una asociación denominada Clubes Unidos de Jalisco, que firmó su acta constitutiva el 26 de octubre, 18 días después de haber sido presentada la idea germinal.
Atlas tenía tres años de haber obtenido su único campeonato, Chivas estaba en vías de convertirse en el “Campeonísimo” y nadie lo advertía.
Los directivos de los clubes adquirieron un terreno de 47 mil 200 metros cuadrados en las orillas de la ciudad y durante 18 meses se realizó la excavación.
La obra estuvo a cargo de los ingenieros José Calderón Robert y Felipe Arregui Zepeda, y poco a poco comenzó a ganar simpatía el adjetivo de “monumental”, debido a que los trabajos se podían apreciar desde puntos muy lejanos de la Perla de Occidente.
Con un costo final de 18 millones de pesos, la construcción se concluyó el 24 de enero de 1960 y una semana después, se llevó a cabo la inauguración oficial, encabezada por el secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, en representación del presidente Adolfo López Mateos.
El primer partido lo disputaron Atlas y el equipo argentino San Lorenzo de Almagro, que ganaron 2-0 el encuentro que era parte de un pentagonal jugado por Chivas, que acababa de obtener su tercer título de liga, Oro y Sao Paulo de Brasil.
El argentino Norberto Baggio marcó el primer gol en el Estadio Jalisco, pero quien pisó la cancha por primera vez como jugador fue el atlista Alfredo “El Pistache” Torres, quien solía salir siempre al final, pero ese día se adelantó a todos sus compañeros.
Se inspiran en el Camp Nou
En la primera época, el Estadio Jalisco tenía capacidad para 35 mil personas en un solo nivel y es considerado el primero en recibir al futbol con una infraestructura colosal.
Los clásicos afirman que su construcción fue inspirada en el Camp Nou de Barcelona, inaugurado en 1957 y a su vez, que inspiró el Estadio Azteca de la Ciudad de México, el cual abriría sus puertas en 1966.
En el primer año del Monumental Estadio Jalisco, Chivas de Guadalajara inició su era de “Campeonísimo” al ganar el título de ese año y de forma consecutiva hasta 1965, además de 1969 y 1970.
En medio de la algarabía por el equipo ganador, el “Coloso de la Calzada Independencia” recibió partidos de los Juegos Olímpicos México 68 y ahí la selección mexicana perdió la semifinal contra Bulgaria 3-2.
Para el Mundial México 70, la FIFA exigió una ampliación de la capacidad del Estadio Jalisco. Se construyó un segundo piso y se techaron todas las localidades. El costo de la obra fue de 50 millones de pesos.
La casa de Brasil
Fue precisamente en el Mundial México 70 cuando Brasil enamoró a los mexicanos. El equipo comandado por Edson Arantes Do Nascimento “Pelé”, disputó los partidos del Grupo 3 en Guadalajara y regresó para jugar la semifinal contra Uruguay.
Ese partido es recordado por una jugada en la que el astro brasileño sacó al portero de su posición con una finta, corrió a la derecha, disparó y el baló pasó cerca del poste izquierdo. El momento fue bautizado como el “mejor no gol” de la historia.
Además de futbol, el Estadio Jalisco ha sido testigo de momentos históricos y multitudinarios. En 1979 el Papa Juan Pablo II ofreció un mensaje contra la violencia y las ideologías de oído. En 1985 se realizó el primer concierto de rock en el lugar a cargo del grupo Quiet Riot.
En 1986, el Estadio Jalisco fue por segunda vez sede mundialista y recibió de nuevo a Brasil, que jugó cinco partidos en “su casa” y vio perder a los cariocas ante Francia en tanda de penales, el peor de ellos, tirado por el entonces ídolo de la selección, Sócrates, quien falló en el momento decisivo.
Chivas se coronó de nuevo en ese estadio en 1987 frente a Cruz Azul y 10 años después obtuvo la copa del primer torneo corto en 1997 al golear a Toros Neza 7-2, y su último campeonato en el histórico estadio fue ante Toluca, al que venció 2-1 en 2006. Desde entonces, ningún campeonato ha sido celebrado en esta cancha.
El paso de Brasil por el Jalisco inspiró la Plaza Brasil frente al Estadio y el logotipo de Clubes Unidos se modificó inspirado en el equipo que prodigaba el “Jogo bonito” de los cariocas.
El Estadio Jalisco volvió a ser internacional en 1999, al ser sede de la Copa Confederaciones. Recibió los partidos del Grupo B, integrado por el Brasil de Ronaldinho, Estados Unidos, Alemania y Nueva Zelanda.
Desde 1967, la voz oficial del Estadio Jalisco ha estado a cargo de Rafael Almaraz, encargado de anunciar alineaciones, amonestaciones, expulsados y anunciar marcas.
Al llegar a sus 60 años, el Estadio Jalisco tiene capacidad para 55 mil aficionados, es sede de Atlas y Leones Negros, tiene un largo ayuno de campeonatos de futbol, pero se mantiene sólido, firme y monumental.