Las autoridades de Estados Unidos informaron este martes que incautaron opioides, metanfetaminas, cocaína y otras drogas introducidas de México a California a través de un túnel transfronterizo provisto de ventilación, iluminación y una red subterránea de rieles.
El túnel de unos 600 metros de largo y 9.5 metros de profundidad conectaba depósitos en Tijuana y el condado de San Diego, según un equipo investigador de túneles integrado por varias agencias federales.
El túnel existía desde hacía varios meses a juzgar por «el estado de construcción avanzada observado en varios tramos», según los expertos.
El alijo consistía de dos toneladas de diversas drogas, a diferencia de otros anteriores que consistían mayormente de mariguana.
El descubrimiento del túnel el 19 de marzo permitió incautar 590 kilos de cocaína, 39 kilos de metanfetamina, 7.7 kilos de heroína, mil 300 kilos de marihuana y 900 gramos de fentanilo.
El túnel, cavado cerca de un muro fronterizo de dos capas construido durante la Presidencia de Donald Trump, fue un testimonio elocuente de la insuficiencia de tales barreras frente a la habilidad de las organizaciones del narcotráfico.
Los muros construidos por orden de Trump se extienden bajo tierra para impedir la excavación, pero hasta cierta profundidad y no bastan ni de lejos para impedir los pasajes secretos.
San Diego es un polo de atracción para los cárteles mexicanos debido a su tierra arcillosa y la presencia de zonas industriales a ambos lados de la frontera donde se pueden ocultar camiones y equipo pesado para la construcción.