Ante la polémica acerca del aumento en los casos de neumonía atípica en el país y su relación con el nuevo coronavirus, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, aseguró que se trata de dos acontecimientos diferentes.
“Las señales del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica consistentemente muestran que la idea de que hay un exceso de neumonías atípicas es falsa y de que no corresponde con el comportamiento de COVID-19”, apuntó.
El funcionario explicó que si bien la neumonía forma parte de las complicaciones que pueden desarrollar las personas con el nuevo coronavirus, en comparación con los últimos siete años, el número de neumonías atípicas ocurridas están dentro de lo esperado.
Una «campaña de desinformación»
Detalló que en Jalisco, Nuevo León y el Estado de México, demarcaciones “involucradas en la campaña de desinformación”, existe un pequeño incremento en los casos de dicha enfermedad pero son debido a la influenza estacional.
“Lo que ocurrió al inicio del año todavía presenta el comportamiento de la temporada de influenza. La influenza ocurre todos los años entre octubre y marzo, (…) es una de las enfermedades, posiblemente la principal causante de neumonías, bronconeumonías, tanto en casos como en defunciones”, señaló.
¿El gobierno «maquilla» las cifras de Covid-19?
Es “falsa la idea de que el gobierno intenta modificar las cifras de neumonía o de cualquier otro padecimiento para ocultar la importancia de COVID-19”, subrayó.
¿Qué es la neumonía atípica?
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, la neumonía atípica es una infección causada por bacterias diferentes a las que comúnmente causan esta enfermedad en el tejido pulmonar.
Puede ser causada por un grupo de agentes patógenos como Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila Pneumoniae, Legionella spp y algunos virus.
Este tipo de neumonía es más común en jóvenes de 12 a 17 años y se distingue por síntomas como fiebre de más de 38 grados centígrados, dolor de cabeza, escalofríos, dolor de garganta, respiración rápida, tos seca, dolor de oídos, vómito, pérdida del apetito, entre otros.
También se pueden presentar síntomas no respiratorios como dolor en las articulaciones y dolores de cabeza.
Entre los factores de riesgo están la contaminación del aire interior ocasionada por el uso de biomasa como leña o excrementos, el uso de combustible para cocinar o calentar el hogar, el consumo de tabaco por los padres, entre otros.