PARÍS.– Las lluvias torrenciales que se abatieron en los últimos días en Alemania y Bélgica, causando la muerte de más de 120 personas y miles de desaparecidos, son las peores registradas en Europa central en los últimos 20 años. Según los científicos, es difícil explicar con precisión esos fenómenos excepcionales. Pero la combinación entre calentamiento climático y artificialización de los suelos podrían estar transformándose en un factor explosivo.
“La alteración del clima está frente a nuestros ojos. Como en todas partes, en Alemania se manifiesta con fenómenos extremos que son cada vez más frecuentes y más intensos. En el verano [boreal] de 2019 fueron el calor y la sequía. Este año son las precipitaciones e inundaciones”, explica el climatólogo Mojib Latif, profesor en la Universidad de Kiel.
A su juicio, la gravedad de la situación merece más que las fotos de los candidatos a reemplazar a la canciller Angela Merkel en las elecciones de septiembre. “La constatación existe. Conocemos los objetivos. Lo que esperamos de los responsables políticos es que digan concretamente cómo piensan lograrlo”, agrega.
No obstante, no todos los científicos se arriesgan a afirmar, sin la sombra de una duda, que los fenómenos actuales que azotan una parte de Europa central, son directamente causados por el calentamiento climático. Todos ellos insisten en que es prácticamente imposible hacer la conexión entre un fenómeno meteorológico aislado y el clima… Aun cuando ciertas predicciones parecen confirmarse.
Un tren regional, parado en medio de una inundación en Kordel, Alemania, el 15 de juloi de 2021, tras el desbordamiento del río Kyll. (Sebastian Schmitt/dpa via AP)
“Hace algunos años, la comunidad científica modelizó las eventuales consecuencias del calentamiento climático. Eso se llama trabajo ‘de atribución’. Anunciaron entonces que habría crecidas más intensas y más frecuentes en Europa central”, explica Samuel Rufat, geógrafo en el Instituto Universitario de Francia. “Es muy probable que este episodio se inscriba en esa tendencia”, analiza.
Para el climatólogo Xavier Fettweis, la explicación podría residir en la perturbación de las corrientes aéreas.
“A causa del calentamiento climático, observamos masas de aire mucho más calientes. Eso sucedió la semana pasada en España y Marruecos, que soportaron olas de calor de hasta 50°C. Esas masas de aire se llenan fácilmente de agua. Según la fórmula de Clausius-Clapeyron, todo incremento de 1°C aumenta la capacidad de la atmósfera de contener agua. Llegan después las masas de aire pletóricas de esa agua que originan las intensas depresiones que conocemos, con crecidas fulminantes de ríos y afluentes”, explica.
Esta semana, en 24 horas cayó sobre el oeste de Alemania el equivalente de dos meses de lluvia agudizando otro problema, ligado al primero, que los especialistas llaman la creciente “artificialización” de los suelos. En Bélgica y en Alemania, las inundaciones son provocadas por lluvias torrenciales incesantes que se abaten en suelos ya repletos de agua.
“El problema no es realmente la urbanización. La ciudad de Lieja o el balneario de Spa están en el mismo sitio desde hace décadas. El problema son los nuevos barrios construidos más arriba, que impiden la absorción del agua y aumentan la velocidad de las corrientes”, explica el geógrafo Rufat.
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El asfalto y el cemento son, en efecto, menos rugosos que la tierra y la vegetación. El agua adquiere entonces una velocidad que arrastra con más facilidad autos, árboles, mobiliario urbano y casas, lo que aumenta considerablemente los daños.
En todo caso, muchos expertos consideran la posibilidad de que el sistema climático haya cruzado un peligroso punto de no retorno. En vez de un aumento paulatino de la temperatura y los fenómenos extremos, examinan ahora la idea -aún muy discutida- de una tendencia “no linear” o turbulenta, provocada por los violentos efectos de las sequías y del derretimiento de los hielos árticos.
El problema es que los fenómenos climáticos extremos que conocía el planeta hace cinco años han dejado de ser noticia.
“Comparados con los asombrosos fenómenos que hemos visto recientemente, los episodios que habrían hecho los titulares hace dos años, han dejado de llama la atención”, afirma Daniel Swain, climatólogo de la Universidad de California.
“Y, aunque Estados Unidos atraiga siempre la atención, esa tendencia se registra cada vez más en todo el planeta”, concluye.
La Nación