Los esfuerzos para ayudar a miles de residentes desesperados por huir de la asediada ciudad ucraniana de Mariúpol continuaron este viernes, después de semanas de constantes bombardeos desde la invasión rusa del 24 de febrero.
Sin embargo, un equipo de la Cruz Roja que se dirigía a preparar el terreno para evacuar a los civiles atrapados en Mariúpol tuvo que regresar a Zaporizhzhia después de que “las condiciones hicieran imposible el avance”.
El equipo, compuesto por tres vehículos y nueve personas, no llegó a Mariúpol ni pudo facilitar la salida segura de los civiles. El sábado volverá a intentarlo.
“Se nos acaban los adjetivos para describir el horror que ha soportado la gente de Mariúpol. La situación es terrible y sigue deteriorándose. Es un imperativo humanitario que la gente pueda salir y que pueda entrar ayuda”, manifestó el portavoz de la Cruz Roja, Ewan Watson, horas antes desde la sede de la ONU en Ginebra.
El portavoz dijo que poner en marchar este convoy había sido “extremadamente complejo” y que tenían que asegurarse que el convoy será capaz de pasar todos los controles militares, y que el alto el fuego se respetaría.
“No hay plan B. Hemos trabajado durante semanas y hemos contado a los medios nuestros esfuerzos para llegar a , llevar ayuda y permitir la salida de los civiles. El tiempo se acaba para la gente de Mariúpol”, añadió.
La tentativa de hoy de evacuar los civiles de la ciudad del este de Ucrania llega después de un intento inicial a principios de marzo, pero que la reanudación de las hostilidades finalmente acabó con las esperanzas de un paso seguro para aquellos que querían irse.
Con información de ONU Noticias