Francia enfrenta este lunes su quinto día de huelga de los trabajadores contra la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, lo que provocó cientos de kilómetros de atascos en las carreteras de la región parisina.
La web oficial Sytadin, que controla el tráfico en tiempo real, muestra unas retenciones que han llegado a superar los 522 kilómetros en los accesos a la capital francesa. El caos se ha agravado por la lluvia, el viento y varios accidentes.
Nueve de las 15 líneas del metro de la capital francesa estaban completamente cerradas y sólo dos, completamente automatizadas, funcionaban normalmente.
En tanto, en la ciudad de París solo un tercio de los autobuses circulan con normalidad, ya que siete de los 25 depósitos amanecieron bloqueados por los huelguistas.
La compañía estatal de ferrocarriles SNCF canceló los viajes de entre el 80 y el 85 por ciento de los trenes de alta velocidad.
La prolongación de la huelga inquieta a los empresarios, que hasta aquí habían previsto un impacto moderado, pero que ahora temen un agravamiento con bloqueos y escasez de combustibles en plenas fiestas de diciembre.
La huelga fue convocada en protesta por el «sistema universal» de jubilaciones, que prevé reemplazar a los actuales 42 regímenes de jubilación existentes para otros tantos colectivos e instaurar un sistema universal.
El secretario general del sindicato CGT, Philippe Martínez, afirmó la víspera que están dispuestos a proseguir indefinidamente los paros si el Gobierno no cancela la reforma.
El ejecutivo francés promete un dispositivo «más justo», pero quienes se oponen a él -los sindicatos y la oposición- temen una mayor «precariedad» para los jubilados.
Hasta el momento el proyecto de reforma de las jubilaciones no ha sido aún revelado por completo, el gobierno prevé dar más detalles este miércoles, lo que podría proponer una transición de diez a quince años entre los regímenes actuales y el futuro sistema.
El primer ministro, Édouard Philippe, debe presentar los detalles de la propuesta gubernamental, en donde se espera que incluya concesiones para algunas de las profesiones que pueden verse afectadas, como los maestros y algunas profesiones liberales, así como un calendario de aplicación progresivo que tranquilice a quienes van a jubilarse en los próximos años.