Fernando Fernández Font, rector de la Universidad Iberoamericana Puebla acompañado por Ari Hoekman, representante en México y Director para Cuba y República Dominicana del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA); las doctoras María Martha Santillán y Verónica Montes de Oca Zavala, presidenta entrante y saliente de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP); Lilia María Vélez Iglesias, directora general académica de la Ibero Puebla.
Así como Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), así como de los doctores John Anton Sánchez, profesor del Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador; y Miguel Calderón Chelius, integrante del Consejo Científico de ALAP, quien fue el encargado de cerrar este magno evento que analizó desde diferentes aristas el problema de la población a nivel mundial.
Durante su participación, el Padre Rector de la Ibero Puebla agradeció por desarrollar un espacio de reflexión el cual tuvo como objetivo analizar y dialogar de qué manera vamos a contrarrestar aquellos indicadores que hoy dan cuenta de una población que está sumergida en la desigualdad y en un desarrollo trunco y poco sostenible.
“En ese sentido, para las obras de la Compañía de Jesús siempre ha sido de la mayor trascendencia contemplar la realidad en la que suceden los fenómenos de cada día, con el propósito de responder desde la verdad, la justicia y la reconciliación, a los desafíos que ella misma nos presenta; a las heridas que históricamente no hemos logrado sanar”, afirmó.
Asimismo, Fernández Font destacó que para ejemplificar lo anterior basta mirar las profundas crisis del éxodo en el mundo, la pobreza que inunda las calles, la violencia que va tomando prioridad en las agendas públicas locales e internacionales, así como la mirada reducida que se tiene frente a las nuevas configuraciones familiares y a los nuevos paradigmas de relaciones interpersonales.
Para concluir, Fernando Fernández destacó que la labor de la Ibero Puebla es ser capaz de abrir un espacio protagónico tanto a la población más vulnerada como a nuestra Casa Común, la Tierra, a fin de delinear colectivamente un proyecto integral que permita emitir soluciones acertadas, tanto estructurales como coyunturales.
Por su parte, Ari Hoekman apuntó que el trabajo realizado a lo largo de este periodo abre posibilidades infinitas para atender los problemas demográficos, de desigualdad y de derechos humanos que el mundo actual presenta.
De igual manera, Verónica Montes de Oca Zavala, actual presidenta de ALAP enfatizó en el enorme trabajo de análisis que se hizo a lo largo de los cuatro días que duró este 8° Congreso Internacional de Población.
“Tenemos un mensaje de Derechos Humanos con la población. Es un momento en el que debemos estar muy unidos y generar solidaridad a través del trabajo en red desde la perspectiva de los Derechos Humanos en nuestros países. Es un momento crucial no solo para América sino también para la región de América Latina y el Caribe” comentó Montes de Oca.
Finalmente, Miguel Calderón Chelius, aprovecho su tiempo de diálogo para agradecer a los invitados por su participación y disposición por transmitir tantos conocimientos a jóvenes que en un futuro estarán trabajando por atender los fenómenos poblacionales desde sus respectivas trincheras, las cuales pueden ser sociológicas, psicológicas, económicas, demográficas, entre otras.
Antes del acto protocolario, el cierre de este Congreso Internacional de población corrió a cargo de Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y John Anton Sánchez, profesor del Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador, quienes presentaron datos reveladores sobre derechos humanos, población y xenofobia.
González Pérez expuso que la Declaración del Derecho al Desarrollo, aprobada en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1986, hace hincapié a un proceso integral que incluye el desarrollo económico, social, cultural y político de las personas y de los pueblos, además de favorecer un orden social e internacional en el que todos los Derechos Humanos y libertades fundamentales, puedan realizarse plenamente.
“He de acotar que la Declaración del Derecho al Desarrollo se fundamenta en tres instrumentos internacionales: la Declaración Internacional de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y desde luego, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos” señaló el Presidente de la CNDH.
En este contexto, Luis González puntualizó en el ejercicio que el equipo de alto nivel presentó al Consejo de Derechos Humanos sobre el derecho al desarrollo, el cual constó de una lista de criterios operacionales en los que destacan la promoción del mejoramiento constante del desarrollo socio-económico, la adopción y revisión periódica de estrategias y planes nacionales de desarrollo sobre la base de un proceso participativo y transparente.
Así como la no discriminación, el acceso a la información, la participación y la reparación efectiva, y desde luego, el respeto del Estado de Derecho en el plano nacional. “Cuando hablamos de Estado de Derecho, nos debemos preguntar cómo estamos. Por eso yo he dicho que parte de la problemática que enfrentamos, tiene que ver con el derecho al desarrollo”.
El especialista en Derechos Humanos resaltó que son tres binomios que al menos enfrenta México en relación a la problemática que actualmente tiene en frente: pobreza y desigualdad, violencia e inseguridad, corrupción e impunidad, y una envoltura de Estado de Derecho.
“De acuerdo al Informe de Pobreza y Derechos Humanos en las Américas, de la Comisión Interamericana para la región de América y el Caribe, región que continúa siendo la más desigual en el mundo. En 2014 el 10% de la población acaparaba el 71% de la riqueza, y sólo el 1% poseía el 40% de ésta”.
Indicó que estos 9.4 millones presentaban al menos tres carencias sociales: Acceso a los servicios de salud, a la seguridad social, servicios básicos de la vivienda. Ello significa que el desarrollo no ha sido igual para todas las personas agravándose en aquellos grupos considerandos de atención prioritaria.
Mientras tanto, Anton Sánchez enfatizó que la agenda de los Derechos Humanos debe contar con más temas de inclusión, específicamente se enfocó en desarrollar el tema de las comunidades afrodescendientes, es decir, a aquellas culturas provenientes de África y que fueron esclavizados entre el siglo XV y XVI. “La palabra negro es resultado de una construcción colonial y que es seriamente cuestionada por los africanos y sus descendientes, esto porque no tiene nada que ver con su filosofía”.
Desde esta realidad, Anton Sánchez señaló la necesidad de adoptar medidas para proteger los derechos humanos de afrodescendientes como pueblo de América, así como establecer un foro permanente de cuestiones que haga el seguimiento a las agendas para erradicar el racismo. Y alentar a los estados para poder construir de manera conjunta, un fondo para reponer el daño sobre la esclavitud, y convocar a una cumbre mundial contra el racismo.