Con más de 700 millones de dólares recaudados, Guasón es la séptima película más taquillera de todos los tiempos. A un mes de su estreno, millones de personas continúan el proceso de interpretación y diálogo en torno a una de las obras cinematográficas más impactantes del siglo.
Desde la perspectiva de la Campaña Universitaria Ética del cuidado: Diversidad y Cultura de la Paz, la Ibero Puebla celebró un conversatorio en torno a la película dirigida por Todd Phillips. Académicos de nuestra Universidad, así como integrantes de la Comunidad y expertos en el séptimo arte se dieron cita para compartir sus impresiones respecto a la historia de Arthur Fleck.
En su papel de moderador, Francisco Valverde Díaz de León, director general del Medio Universitario, destacó que el filme en cuestión es reflejo de la violencia que se vive en la calle, en el trabajo y al interior de las personas. “¿Es posible construir la paz ante un entorno cada vez más violento?”, se cuestionó.
Tras la proyección del tráiler y la presentación de las y los ponentes, María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, académica investigadora en el Departamento de Humanidades, señaló que la película manifiesta un fenómeno de expulsión, no de exclusión. Habló sobre “el cinismo como cultura institucional: el ciudadano es negado, no puede tener participación más que ser ridiculizado”.
Señaló que la crisis civilizatoria se expresa en la cinta a través de la violencia en diferentes estratos, desde los jóvenes hasta los criminales. Añadió que la construcción de la subjetividad mediante elementos como el ambiente, los discursos mediáticos e impotencia generalizada se cuela y configura nuestra interioridad sin que nos demos cuenta.
“¿Los dispositivos emergentes en la crisis civilizatoria están detonando rasgos psicológicos de tipo psicópata? La situación del entorno, el rechazo permanente, le van haciendo perder la empatía hasta el momento cúspide de la película”, destacó María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera.
Desde el punto de vista filosófico, Óscar Gallardo Frías, académico de tiempo del Área de Reflexión Universitaria (ARU), indicó que Guasón es una tragedia, pues personifica una problemática con un impacto tal que genera una catarsis en las audiencias.
Recuperando las enseñanzas de Michel Foucault, cuestionó las condiciones que distinguen a una persona normal de una anormal, definiendo la normalidad como “la autoexplotación que hacemos de nuestras vidas en un constante ‘sí puedo’”. Compartió que la película genera revuelo porque nos hace cercanos a una realidad a la que, paradójicamente, le tenemos miedo.
En su intervención, Manuel Bernardino Solís Echeverría, S.J., se centró en el tema de las máscaras, las cuales son todo aquello que oculta nuestra verdadera forma de ser. Recordando la infancia del Guasón, reiteró que “los heridos son los que se ponen máscaras”.
Desde la perspectiva psicológica, Raúl Alcázar Olán, profesor de tiempo completo en la Ibero Puebla, recordó que el trastorno por estrés postraumático que sufre Arthur Fleck se debe a los abusos físicos sufridos en su infancia. Diagnosticó también al personaje con sociopatía, falta de control de impulsos y déficit en solución de problemas.
“La única sanación de las heridas es volver al llanto, no a la risa impuesta por la sociedad”.
Con el mismo enfoque, Óscar Alberto Rojas Godínez, coordinador de Formación y Orientación Educativa, recordó que, desde tiempos antiguos, se ha excluido a aquellas personas que sufren condiciones de “locura”. Por ello, advirtió sobre el peligro de interpretaciones lineales. “Las revoluciones no necesariamente tienen que venir de una cuestión patológica”.
En el desenlace del conversatorio, Arturo Magaña Arce, editor de la revista de Cine Premiere, señaló que la cinta reflexiona sobre los antihéroes, indicando que los enemigos son los integrantes del sistema en el que vivimos. Cerró con un guiño optimista hacia un cambio en los paradigmas de la industria del cine. “Si de algo es culpable la película es señalar lo que ha ocurrido por años”, concluyó.