Los Ángeles, 25 Jun (20 Minutos).- Esta historia no comienza el 25 de junio de 2009, sino varios meses antes: el 5 de marzo de ese mismo año. Fue la fecha elegida por Michael Jackson para anunciar, en su última aparición pública ante los medios, This is It. Traducido: «Esto es todo». Sus palabras fueron «estas serán las funciones con las que se bajará el telón». No podían ser más proféticas ambas cosas.
Era el título de su nuevo espectáculo: diez conciertos en el O2 Arena de Londres que arrancarían el 13 de julio y para los que el artista se prepararía exhaustivamente. Máxime cuando al poco tiempo, y mediación de la promotora por delante, se aumentaron a 40 shows más debido a la estratosférica demanda: en las primeras 24 horas se inscribió un millón de personas para comprar las entradas.
Se trataba del esperadísimo regreso del Rey del Pop tras su último álbum de estudio, Invincible, en 2001. Ningún fan del autor de Billie Jean o Bad quería perdérselo. Pero lo único que quedó de aquello fue el documental (precisamente titulado como el macroevento, This is It) que recogió las grabaciones de los ensayos.
Para comprender la cronología de los hechos de aquella noche, es preciso detenernos en varios aspectos: primero, el accidente de coche que Michael Jackson sufrió en 1984. Las quemaduras que sufrió le convirtieron en un adicto a los analgésicos.
Segundo, un nuevo juicio en 2005 por un hecho del que ya se le había juzgado en 1993: las acusaciones de abuso de menores de las que salió absuelto (aunque se han vuelto a reavivar este año con el estreno en el Festival de Sundance del documental Leaving Neverland, que da voz a las víctimas).
Bajo toda esta presión, en la que el cantante de Thriller sentía una absoluta soledad (aparecía en los medios más por sus excentricidades y supuestos abusos que por su música), se sumió aún más en la necesidad de medicamentos.
Con un aspecto dejado y grotesco, vivía recluido en su mansión alquilada cercana a Bel Air, en las montañas de Holmby Hills, en Hollywood. Contrató entonces a Conrad Murray para ser su médico privado y quien debía suministrarle los analgésicos por sus problemas de sueño y ansiedad.
Michael Jackson sufría insomnio crónico. El director de la gira y amigo del cantante, Kenny Ortega, testificó en el juicio contra Murray que los días previos, durante los ensayos, vio al cantante «perdido e incoherente». En resumidas cuentas, «no estaba bien» (pero con especial hincapié en que no se drogaba).
El 24 de junio, un día antes de su fallecimiento, Michael Jackson llega tarde a los ensayos de This is It en el Staples Center de Los Ángeles aunque una vez en el escenario le ven suelto, en plena forma, alegre, jovial, tremendo para alguien de 50 años. Llevaba mes y medio tomando Propofol para dormir.
El Propofol es un potente anestésico cuyo suministro debe realizarse únicamente en un hospital o centro médico. Conrad Murray reconoció que se lo daba, así como que no fue el primer médico que se lo recetó.
Michael Jackson murió por sobredosis de analgésicos que le provocaron un paro cardíaco. Tras salir del Staples Center poco antes de la medianoche, se fue directo a casa para dormir, lo que no lograba.
Y comenzaron los suministros. A la 1.30 horas, 10 miligramos de Valium; a las 2.00h, una inyección de Altivan, un fármaco del grupo de las benzodiazepinas, (es decir, lorazepam); no podía domirse, así que a las 2.30h, Murray le suministró Versed, un ansiolítico sin efectos analgésicos ni anestésicos. A las 10.00h del día 25 de junio, y a pesar de que durante la noche había en su cuerpo otros dos miligramos de Ativan, así como más Versed, Michael Jackson seguía despierto.
A esa hora, el cantante le suplica a su doctor que le dé Propofol. Según su declaración, se niega las primeras veces, pero a la 10:40h, le inyecta 25 miligramos -diluidos en lidocaína- por vía intravenosa. Michael Jackson cae rendido, pierde la consciencia, y se duerme. Murray afirma que fue al baño y a responder unos mensajes. Cuando regresa, el Rey del Pop no respira.
Comienza una maniobra de reanimación y le inyecta 0,2 miligramos de Anexate, flumanezil recepto de benzodiazepinas que funciona para contrarrestar sobredosis. Le grita a Amir Williams, asistente personal de Jackson, que busque ayuda. Cuando Faheem Muhammad, su jefe de seguridad, llega a la habitación, se encuentra, tal y como testificó en el juicio, a Prince Michael y Paris, los dos hijos mayores del artista, de 12 y 11 años en ese momento respectivamente, llorando desconsolados y en estado de shock ante el cuerpo inerme de su padre, que yace en su cama con la cara desencajada, boca y ojos abiertos.
Alberto Álvarez, guardia de la finca, llama a 911 a las 12.22h. El puesto 71 del cuerpo de bomberos le responde. No más de cinco minutos después, los paramédicos están tratando de reanimar a Michael Jackson, decidiendo que los más necesario es su traslado al centro médico Ronald Reagan de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles).
A las 14:26h del 25 de junio de 2009 está registrada la hora oficial de la muerte de Michale Jackson. Apenas 22 minutos después, rozando la medianoche en España, a las 14:44h, el portal de noticias TMZ da la exclusiva.
La noticia de la muerte de Michael Jackson a los 50 años por un paro cardíaco recorre el mundo, pero nadie se atreve a darla. ¿La razón? Aunque TMZ es una web especializada en celebrities y el mundo de los famosos, su mala praxis por entonces (pagar por información confidencial, lo que a partir de entonces daría un nuevo rumbo al periodismo), hace desconfiar al resto de medios.
Sin embargo, CNN y Los Ángeles Times lo confirman como más tarde haría la autopsia: paro cardíaco por dosis excesiva de medicamentos, con especial exceso de benzodiazepinas. Id est, sobredosis de anestésicos.
En el juicio posterior, en 2011, el doctor Conrad Murray fue sentenciado a cuatro años de cárcel por homicidio involuntario. Es esa época, se revuelve y revisa toda la vida y obra de Michael Jackson.
Su música vuelve a erigirse portentosa; su relación con su familia y, en especial, con su padre Joe, a quien acusó de maltrato físico y mental, así como de abusos, sale una vez más a la luz; sus detractores no olvidan los supuestos casos de pedofilia, que sus fans aseguran solo fueron muestras de su inmenso amor por los niños.
Hoy en día, diez años después de su muerte, no ha bastado una década para cerrar heridas y aún sigue la bipolaridad entre el artista que fue considerado el Rey del Pop y el excéntrico padre de Prince Michael, Paris y Blanket, amante de la compra compulsiva, las operaciones de blanqueaminto dérmico, víctima, testigo y culpable de abusos.