Entre 2016 y 2020, más de 3,300 estudiantes de licenciatura colaboraron con más de 230 organizaciones como parte de su Servicio Social.
Rosario Arrambide González empezó a estudiar Derecho en la Ibero Puebla en 1998 con la ilusión de convertirse en una penalista exitosa. Sus intereses y su percepción del mundo tomaron una dirección distinta cuando, cuatro años después, la poblana de nacimiento se mudó a Palenque para hacer su Servicio Social Integral (hoy llamado de Inserción) en la Casa de Apoyo a la Mujer Ixim Antsetic, A. C.
La convivencia con el colectivo feminista la ayudó a romper con el paradigma tradicional del abogado como una persona que debe ganar casos; las personas con las que trabajó requerían otro tipo de atenciones. “Aprendí que no es suficiente con ganar una pensión alimenticia si no se trataba de impulsar un pequeño cambio en la vida de las mujeres”, recordó 20 años después.
El testimonio de quien hoy es directora del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la Ibero Puebla fue narrado durante el primer banderazo de salida para el alumnado que llevará a cabo su Servicio Social en el periodo Primavera 2022.
Un total de 345 jóvenes de 37 licenciaturas arrancarán la experiencia formativa epítome de la Universidad Jesuita. En el preámbulo de su titulación, los estudiantes prestarán sus habilidades y conocimientos en 72 organizaciones en diferentes municipios de Puebla y Oaxaca, así como en Huayacocotla (Veracruz), San Cristóbal de las Casas (Chiapas) y la Ciudad de México.
En esta ceremonia virtual, Mario Patrón Sánchez valoró el modelo de servicio social de la Ibero Puebla como una práctica contracultural que se opone a los discursos del mercado y del hiperconsumo. Lejos de buscar la riqueza y la comodidad como fin último, se exhorta al alumnado a abrazar una responsabilidad social por la construcción de alternativas de vida más justas.
El fin último es que los estudiantes valoren el cauce que debe tener el quehacer profesional. “Creemos que la Universidad es un espacio privilegiado para la transformación de la realidad y la construcción de esperanza. No puede haber una formación integral sin la inmersión en el contexto”, aseguró el Rector.
Tal fue la experiencia de Rosario Arrambide en Chiapas, donde la entonces estudiante se hizo consciente de las expresiones más graves de desigualdad, exclusión y violencia que azotan a las distintas realidades del país. Tras graduarse, regresó a Chiapas y pasó 13 años colaborando en diferentes espacios para la defensa de los derechos humanos, su nueva vocación.
Autoridades universitarias aprecian el Servicio Social como una oportunidad invaluable para poner su corazón en una práctica concreta. El Mtro. Alfredo Castillo Romero, director general del Medio Universitario, deseó que los próximos profesionistas se distingan por ser sensibles y generosos frente a los problemas del mundo. “La mejor experiencia es aquella que nos cambia por dentro”.
Por su parte, el Mtro. Alejandro Ortiz Cotte, coordinador de Servicio Social, recordó que la experiencia formativa busca tener un impacto en la sensibilidad de los alumnos, ellos están llamados a vincular sus destrezas con el quehacer de personas que sueñan con futuros esperanzadores.
Tras rememorar los días en Palenque que fueron un parteaguas en su vida, Arrambide González, ya una abogada feminista consagrada, recomendó a los estudiantes que se dejen tocar por las experiencias y pongan sus conocimientos al servicio de causas específicas. “Doy gracias a la vida porque mi servicio social es un antes y un después. Le debo lo que soy ahora”, reflexionó.