La Universidad Jesuita incorpora dentro de su agenda de incidencia social las acciones sustantivas para el cuidado de la casa común en concordancia con lo promovido desde el Vaticano.
Laudato Si’ (2015) es la primera encíclica papal que ha abordado asuntos ambientales. En sus páginas, el papa Francisco hace un llamado al cuidado de la casa común frente a la crisis climática a nivel mundial. El texto motivó el lanzamiento de la Plataforma de Acción Laudato Si’, misma que invita a las universidades a tomar acción frente al cambio climático.
La Ibero Puebla ha atendido esta convocatoria a través de áreas como el Departamento de Ciencias Sociales y el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA). Recientemente, Miguel Ángel Corona Jiménez evidenció aspectos del contexto internacional que deben ser atendidos de forma inmediata.
El mundo es un sube y baja. Por un lado, en 2021 hubo un incremento en las concentraciones de gases de efecto invernadero, nivel del mar, contenido calorífico y acidificación de los océanos. Por otro, las secuelas de la pandemia, el aumento de las desigualdades y el alza de precios de la energía y los alimentos sumirán a 263 millones de personas en condiciones de pobreza extrema.
Si bien la apertura de los mercados ofrece bondades como la hiperconectividad y los avances en tecnología de punta, la concentración del PIB a nivel mundial demuestra que la modernidad no es ni será para todos: los países del hemisferio norte del mundo han acaparado las riquezas, mismas que se encuentran distribuidas en pocas manos.
A decir del catedrático de la IBERO Puebla, la cara oculta de la globalización alberga las diversas problemáticas que sufren quienes quedan a las faldas del progreso: inseguridad alimentaria, corrupción, impunidad, violencias estructurales y migraciones forzadas. “El consumo, que termina en contaminación, está relacionado con la cultura del descarte y está afectando la salud”.
Estas expresiones de degradación del mundo guardan una profunda interconexión. La generación de calor como producto de la actividad humana ha provocado un aumento en la temperatura del planeta, lo que deriva en el derretimiento de los polos y el aumento del nivel del mar. Este crecimiento de los mantos acuíferos pone en riesgo a millones de personas que habitan en litorales e islas.
Por otro lado, estudios revelan que Asia, el continente de mayor crecimiento económico, es también la zona que mayores emisiones de dióxido de carbono emite. “El 10% más rico de la población genera casi la mitad de las emisiones de CO2”. Es así que el mundo ha llegado a niveles de crecimiento insostenibles, basados en la acumulación de riqueza, la expansión de las brechas de desigualdad y el consumo excesivo.
La Laudato Si’ enfatiza el fondo de esta problemática multidimensional: “Nos refugiamos en un individualismo materialista: no en el ser, sino en el tener”. El papa Francisco la define como una crisis socioambiental, la cual está basada en el antropocentrismo, el paradigma tecnológico-financiero, la concepción de una naturaleza infinita y el dominio de la economía sobre la política.
Corona Jiménez aclaró que la encíclica no está en contra del progreso científico ni de la competencia del mercado, sino de su uso como herramienta para el despojo y la destrucción de los ecosistemas. Entre sus principales enseñanzas se encuentra el concepto de ecología integral, una dimensión que pretende trascender las ideologías para la búsqueda del bien común para todos los seres vivos.
Como acciones concretas, el texto propone mantener la unidad familiar y la identidad local; apostar por estilos de vida sustentables; promover liderazgos basados en valores, y cuidar los recursos naturales con miras al futuro. “La felicidad requiere saber limitar algunas necesidades”, escribe el sumo pontífice.
Miguel Ángel Corona enfatizó que las acciones del día a día contribuyen a generar condiciones de desigualdad y a desgastar la naturaleza. “Limitar nuestro consumo es la parte más importante porque implica disminuir los niveles de producción, pero también es la más difícil”. Más allá del origen del documento, el cuidado de la casa común, cerró, nos incumbe a todos.
Consejos del papa Francisco para cuidar el medioambiente: no usar calefacción; evitar uso de plástico y papel; reducir el consumo de agua; separar la basura; cocinar solo lo que se va a consumir; cuidar a los seres vivos; utilizar el transporte público más que el auto particular; plantar árboles; apagar las luces innecesarias, y dar gracias a Dios por los alimentos.