A través de un pronunciamiento y un diálogo abierto, autoridades, colaboradores y estudiantes recorrieron los logros y cuentas pendientes en la creación de espacios seguros para las disidencias.
El derecho a una vida libre de violencia es de todas, todos y todes. A través del Programa de Prevención de Violencias y la Procuraduría de Derechos Universitarios, la Ibero Puebla refrendó su compromiso para prevenir y atender los casos de discriminación por razones de orientación sexual y género autopercibido al interior del campus y sus ambientes virtuales.
Como Universidad confiada a la Compañía de Jesús, la Universidad Iberoamericana Puebla no solo busca formar profesionales exitosos, sino contribuir a la construcción y deconstrucción de personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas con la configuración de realidades más justas y fraternas.
Por campus seguro para la diversidad sexual se entiende un espacio simbólico (que trasciende a lo físico) en el que se busca que haya un marco de libertad de diálogo y construcción de conocimiento relevante para que existan condiciones apropiadas para quienes no cumplen la heteronorma. Así lo expresó Lilia Vélez Iglesias, directora general Académica.
Compartió que desde su área de competencia al interior de la Institución se ha trabajado en la transversalización de la perspectiva de género y de los derechos humanos en los planes de estudio de todas las licenciaturas. Al mismo tiempo, se ha impulsado la generación de competencias fundamentales que permitan la formación humanista del alumnado.
De manera paralela, se han desarrollado estrategias de capacitación para personal docente en dichos ejes. A esto se suman los múltiples proyectos de investigación relacionados con estas temáticas que buscan generar nuevo conocimiento que abone a la construcción de un campus seguro.
La Iglesia católica tiene a su interior diversas formas de vivir la praxis cristiana; una de ellas, la dominante, aprecia que el diálogo y la inclusión de los feminismos y la diversidad sexual son una guerra a la identidad cristiana. La IBERO Puebla se incluye en este ecosistema, pero representa a la corriente que plantea la necesidad de reinventar la praxis cristiana.
Para ello, las universidades jesuitas cuentan con una instancia dedicada a transversalizar la espiritualidad ignaciana en el ethos universitario: la Dirección General del Medio Universitario (DGMU). Desde esta se refrenda la ética del cuidado, la convicción de ser en la diversidad y la apertura al diálogo.
Como explicó su titular, Juan Luis Hernández Avendaño, el programa de vida universitaria busca el acompañamiento a jóvenes de identidades sexogenéricas no hegemónicas. Uno de los epítomes de esta encomienda se encuentra en la Comisión de Prevención de Violencias de reciente creación, así como en la impartición del taller En la Ibero nos cuidamos tod@s, cuya edición actual aborda temáticas relacionadas con la disidencia sexual e identitarias.
En el plano curricular, el Departamento de Ciencias Sociales ha volcado sus esfuerzos a comprender cómo los paradigmas de clase y género han excluido a grandes sectores de la sociedad. Para su directora, Nadia Castillo Romero, el análisis crítico de la realidad busca contribuir universitariamente a subsanar estas pérdidas.
La perspectiva de género y el enfoque de derechos humanos están presentes en todos los programas académicos a su cargo, donde además se hace énfasis en aspectos específicos: el Derecho y las Ciencias Políticas y Administración Pública han incorporado una materia para profundizar en el quehacer de la política en cuestiones de género. Lo propio ha ocurrido, redondeó, en las maestrías en Derechos Humanos y Gestión de Empresas de Economía Social.
A las acciones antes planteadas se suman iniciativas como la convocatoria para la conformación de la Comisión de Igualdad de Género al interior del campus, así como múltiples actividades de sensibilización y formación desde la cultura de paz y el respeto a la diversidad.
En representación de la comunidad estudiantil y del colectivo LGBT+ Camaleonxs, Alejandro Gallardo Rodríguez expresó que la Universidad se ha constituido como un espacio seguro para las disidencias de la heteronorma. No obstante, las resistencias a la organización de actividades, así como casos específicos de homofobia y transfobia no han sido mitigadas por completo.
En el diálogo abierto, el grupo activista exhortó a establecer protocolos diferenciados para atender violencias y facilitar trámites administrativos, así como a implementar un lenguaje incluyente en la comunicación oficial, ofrecer acompañamiento psicológico especializado e impulsar actividades en la materia.
Por su parte, Isaac Nazar Martínez, colaborador de la Ibero Puebla, celebró que la Universidad sume a sus colaboradores a vivir fuera de la norma, al tiempo que recordó que para alcanzar la igualdad es necesario reconocer la deuda histórica a estas identidades.
Tanto la Procuraduría de Derechos Universitarios como el Programa de Prevención de Violencias han puesto a disposición de la Comunidad IBERO Puebla múltiples mecanismos para prevenir, atender y sancionar las faltas desde un enfoque de justicia restaurativa y acompañamiento a las víctimas.