Las ideas y preceptos que Emiliano Zapata Salazar proclamó en su época, fueron dejados de lado en ese entonces por otros líderes revolucionarios, sin embargo, conceptos como la sustentabilidad, el cuidado del medio ambiente y la autonomía municipal, se han retomado en los últimos años.
“Uno de los legados que podemos hablar en este siglo 20 y siglo 21 es la creación de ejidos, porque lo estipulaba en su Plan de Ayala. El autogobierno se está llevando mucho a las comunidades indígenas de Chiapas; también se estipulaba la atención a las viudas y huérfanos de la revolución”, declaró Edgar Castro Zapata, bisnieto del general.
En 1916, Emiliano Zapata instruyó a sus allegados para implementar escuelas públicas en Morelos, idea que precedió al derecho constitucional y los modelos educativos impulsados por José Vasconcelos.
“Creo que su legado ha perdurado por la constante resistencia de los pueblos campesinos e indígenas”, mencionó Cortés Zapata.
Señaló que la lucha de Zapata por la justicia para los pueblos indígenas y campesinos, influyó en que los gobiernos posrevolucionarios voltearan a ver las necesidades de esos sectores, y afirmó que actualmente sus postulados están siendo retomados por los gobiernos, pues las problemáticas continúan.
“Desgraciadamente, sus postulados en ese tiempo eran muy radicales, pedían la justicia, la restitución de las tierras usurpadas por los hacendados; influyó en la Convención de Aguascalientes, con leyes muy radicales de su época, como fue la revocación del mandato, la expropiación petrolera, el derecho al divorcio, y estas leyes las está retomando el gobierno actual”, apuntó.
Comentó que se piensa que sus ideas se plasmaron en el artículo 27 de la Constitución Mexicana de 1917, sin embargo, no fueron retomadas plenamente, pues el impulsor de esas leyes, Venustiano Carranza, fue enemigo público de Zapata.
Por esa razón, Castro Zapata consideró que para legitimar a los gobiernos posteriores, se adoptaron su imagen y su legado, aunque éste fue manipulado por cuestiones políticas.
“Creo que a 100 años de su muerte, tenemos que retomar eso, voltear a ver qué fue lo que dejo el general Zapata, su Plan de Ayala, y lo englobó mucho en su firma, en su legado, en su lema `Reforma, Libertad, Justicia y Ley´”, dijo.
Enfatizó en que en su centenario luctuoso, la historia de Zapata se debe dignificar y ponerlo en el lugar donde le corresponde, como un líder cercano al pueblo y alejado de un partido y del Estado.
“Yo creo que hay que darle esa identidad del pueblo, de que la gente se sienta identificada no con un partido, ni con cuestiones políticas, sino que la gente se vea identificada con él; eso lo perdió con más de 100 años sin Zapata, vimos el acaparamiento, vimos la manipulación del sector campesino para la cuestión política.
“Creo que sí se está valorando el legado del general, pero también cabe mencionar que su imagen y sus ideales son incomodos, porque lo que pide es una realidad social de apoyo al campesino y al indígena; vemos que actualmente el campo carece de apoyos gubernamentales”, declaró.
El bisnieto de Zapata e historiador reiteró que las problemáticas que vivió el caudillo son preocupaciones internacionales actuales, como el despojo de tierras y la resistencia de los pueblos, por ello sus prescripciones continúan vigentes e incluso están siendo retomadas.
Enfatizó en que Emiliano Zapata es un ícono puramente popular, y que “se lo ha querido apropiar el gobierno, pero siempre gana el pueblo”.
Al respecto, Manuel Manríquez Zapata, nieto del general, relató que a la muerte del caudillo, su figura fue relegada, hasta cuatro años después, en 1923, cuando hicieron en Cuautla la primera ceremonia del 10 de abril, en el cementerio comunitario. Pasaron 13 años desde su asesinato cuando se inauguró, en 1932, una estatua ecuestre en el mismo municipio y se exhumaron sus restos para colocarlos en el monumento.
“En 1919, tras el asesinato, en la prensa era: `Mataron al Atila del Sur´, `Ya murió el bandolero´, puros adjetivos negativos, pero ya después, con Plutarco Elías Calles, cambió a: `El héroe del agrarismo´, ya le cambian, ya es otra figura”, expresó.
Sobre los resultados de su lucha, destacó que en 1920, el presidente de la República, Álvaro Obregón, instruyó al entonces gobernador del estado de Morelos, José Parres, que dotara de ejidos quitados de las diferentes haciendas que hay alrededor de Cuautla a los pobladores, entonces se formaron el ejido de Cuautla, de San José, de Santa Inés, aunque la familia de Zapata no obtuvo ninguna propiedad.
“Emiliano quería restituir las tierras que les habían robado en una forma para la comunidad, tierras comunales, se las devuelven, pero en ejido, te las devuelven en papel, pero ese papel te lo prestan, tú no eres el propietario, eres el responsable, pero no eres el dueño”, señaló.
Manríquez Zapata comentó que aunque la repartición de tierras no fue como el líder revolucionario quería, sí benefició a diversas personas, y hoy en día, la defensa de los recursos naturales continúa vigente, y las consideraciones del Plan de Ayala vuelven a estar sobre la mesa.
“En estos nuevos gobiernos estatal y federal, parece que quieren retomar la figura y hacer obras de beneficio social, retomar el asunto del campo, darle más legalidad, reconocer los derechos de los indígenas, muchas cosas que Emiliano, desde 1911, en su Plan de Ayala, ya lo mencionaba; tienen que pasar más de 100 años para que lo retomen y todavía no sabemos los resultados”, dijo.
Entre otros temas que el nieto de Zapata destacó y que impulsaba el revolucionario, están el impulso a la cultura, a la educación y a los centros de investigación.
En este sentido, Julieta Manríquez Zapata, también nieta del caudillo, indicó que en el tiempo que Emiliano Zapata combatió, además de pelear por las tierras, contribuyó a la construcción de escuelas públicas en el estado.
“Él hizo escuelas también, él quería que todos estuvieran preparados, no unos abajo y otros arriba; quería que toda la gente tuviera forma de estudiar, de trabajar y de comer; él quería también las haciendas para que las siguieran trabajando, a pesar de que los carrancistas ya las habían desmantelado”, agregó.
Por Gerardo Avendaño