Ignoró Trump advertencias sobre Covid-19

Agencias de inteligencia estadounidense lanzaron advertencias clasificadas en enero y febrero sobre el riesgo global que representaba el coronavirus, mientras el Presidente Donald Trump y legisladores minimizaban la amenaza y fallaban en tomar acciones que podrían haber frenado la propagación del patógeno, de acuerdo con funcionarios con conocimiento del reporte de inteligencia.

El informe no predecía cuándo llegaría el virus a las costas de EU ni recomendaba acciones particulares que debían tomar los funcionarios de salud pública, asuntos fuera del alcance de las agencias de inteligencia. Pero sí rastreaba la propagación del virus en China, y luego en otros países, y advertía que el Gobierno chino parecía estar minimizando la severidad del brote.

Tomados en conjunto, los reportes y las advertencias dibujaban una imagen temprana de un virus que mostraba las características de una pandemia que rodeaba al mundo y que requería que los Gobiernos tomaran acciones prontas para contenerla. Pero pese al constante flujo de reportes, Trump continuaba minimizando, en público y en privado, la amenaza que representaba el virus para los estadounidenses. Los legisladores tampoco se tomaron en serio el virus sino hasta este mes, ya cuando funcionarios batallan para mantener a los ciudadanos dentro de sus casas, y los hospitales se preparan para un incremento en los pacientes que padecen el Covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus.

Las agencias de inteligencia «han estado advirtiendo de esto desde enero», dijo un funcionario estadounidense que tuvo acceso a reportes de inteligencia que fueron difundidos a miembros del Congreso y su personal así como a funcionarios de la Administración de Trump.

«Donald Trump podría no haber esperado esto, pero muchas otras personas en el Gobierno sí, simplemente no lograron que él hiciera algo al respecto», dijo el funcionario.

«El sistema parpadeaba en rojo».

Voceros de la CIA y de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional declinaron hacer comentarios, y un portavoz de la Casa Blanca refutó las críticas acerca de la respuesta de Trump.

«El Presidente Trump ha tomado medidas históricas y agresivas para proteger la salud, riqueza y seguridad de los estadounidenses, y lo hizo, mientras los medios de comunicación y los demócratas eligieron enfocarse solamente en un juicio político ilegítimo», dijo Hogan Gidley, en un comunicado.

«Es más que desagradable, despreciable y vergonzoso que fuentes cobardes sin nombre se atrevan a reescribir la historia -es una clara amenaza a este gran país».

Especialistas en salud pública han criticado a China por responder con lentitud al brote de coronavirus originado en Wuhan, y han dicho que se perdió tiempo valioso para frenar la propagación. En una conferencia de prensa este viernes en la Casa Blanca, el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, dijo que funcionarios habían sido alertados de los reportes iniciales del virus por discusiones que el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades tuvo con colegas chinos el 3 de enero.

Las advertencias de parte de agencias de inteligencia estadounidenses aumentaron en volumen hacia finales de enero y a principios de febrero, dijeron los funcionarios con conocimiento de los informes. Para entonces, una mayoría de los reportes de inteligencia incluidos en los documentos informativos diarios y los resúmenes de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional y de la CIA eran del Covid-19, añadieron funcionarios que han leído los reportes.

El aumento en las advertencias coincidió con un movimiento del Senador Richard Burr, republicano por Carolina del Norte, para vender decenas de acciones con valor de entre 628 mil 33 dólares y 1.72 millones. Como presidente del Comité de Inteligencia del Senado, Burr estaba al tanto prácticamente de todos los informes altamente clasificados sobre el coronavirus. Burr emitió este viernes un comunicado defendiendo su venta masiva, al decir que lo hizo basándose enteramente en información disponible públicamente, y llamó a una investigación del Comité de Ética del Senado.

Una tarea clave para analistas durante un brote de enfermedad es determinar si funcionarios extranjeros están tratando de minimizar los efectos de un brote o tomando acciones para ocultar una crisis de salud pública, de acuerdo con funcionarios activos y retirados con conocimiento de los procesos.

En el Departamento de Estado, personal había estado rastreando nerviosamente los primeros reportes acerca del virus. Un funcionario dijo que el asunto fue discutido en una reunión en la tercera semana de enero, cuando el tráfico de cables mostró que los diplomáticos estadounidenses en Wuhan estaban siendo repatriados en aviones alquilados, un signo de que el riesgo de salud pública era significativo. Un colega en la Casa Blanca mencionó lo preocupado que estaba por la transmisibilidad del virus.

Dentro de la Casa Blanca, los asesores de Trump batallaban para lograr que tomara el virus con seriedad, de acuerdo con múltiples funcionarios con conocimiento de las reuniones entre dichos consejeros y con el Presidente.

Azar no pudo comunicarse con Trump para hablar con él sobre el virus sino hasta el 18 de enero, de acuerdo con dos altos funcionarios de la Administración. Cuando contactó a Trump por teléfono, el Presidente lo interrumpió para preguntarle sobre el vapeo y cuándo regresarían al mercado los productos de vapeo con sabor, dijeron los altos funcionarios de la Administración.

El 27 de enero, los asistentes de la Casa Blanca se encerraron con el entonces jefe de gabinete en funciones Mick Mulvaney en su oficina, intentando hacer que altos funcionarios pusieran más atención al virus, de acuerdo con personas que fueron informadas de la reunión. Joe Grogan, jefe del Consejo de Política Interna de la Casa Blanca, argumentó que la Administración necesitaba tomarse el virus con seriedad o le podía costar al Presidente su reelección, y que lidiar con el virus seguramente iba a dominar durante muchos meses la vida en Estados Unidos.

Mulvaney luego comenzó a convocar reuniones más regularmente. Sin embargo, en las primeras sesiones informativas, funcionarios dijeron que Trump no creía que el virus se hubiera extendido ampliamente por Estados Unidos.

Para principios de febrero, Grogan y otros estaban consternados de que no fueran a haber suficientes pruebas que determinaran el grado de infección, de acuerdo con personas que hablaron directamente con Grogan. Otros funcionarios, entre ellos Matthew Pottinger, el consejero adjunto de seguridad nacional del Presidente, comenzaron a urgir una respuesta más contudente, de acuerdo con personas informadas acerca de las reuniones en la Casa Blanca.

Pero Trump resistía y continuaba asegurando a los estadounidenses que el coronavirus no iba a correr desenfrenadamente como había pasado en otros países.

«Pienso que todo va a salir bien», dijo Trump el 19 de febrero.

«Pienso que cuando lleguemos a abril, en un clima más caluroso, que tiene un efecto muy negativo en eso y en ese tipo de virus».

«El coronavirus está muy controlado en Estados Unidos», tuiteó Trump cinco días después.

«¡El Mercado de Valores comienza a verse muy bien para mí!».

Pero a principios de ese mes, un alto funcionario en el Departamento de Salud y Servicios Humanos había entregado un mensaje completamente diferente al Comité de Inteligencia del Senado, en un informe clasificado que cuatro funcionarios dijeron que abarcaba el coronavirus y sus implicaciones para la salud global.

Robert Kadlec, secretario asistente de preparación y respuesta, acompañado de funcionarios de inteligencia, incluidos algunos de la CIA, dijo a los miembros del comité que el virus representaba una «seria» amenaza, contó uno de esos funcionarios.

Kadlec no dio recomendaciones específicas, pero dijo que para adelantarse al virus y reducir sus efectos, los estadounidenses requerían tomar acciones que pudieran interrumpir sus vidas diarias, señaló el funcionario.

«Era alarmante», expresó.

Por el contrario, la insistencia de Trump parecía basarse en su relación con el Presidente de China, Xi Jinping, de quien Trump creía que le estaba otorgando información confiable acerca de cómo el virus se estaba esparciendo en China, a pesar de los reportes de las agencias de inteligencia de que funcionarios de ese país no estaban siendo sinceros acerca de la verdadera escala de la crisis.

Algunos de los asesores de Trump le dijeron que Beijing no estaba proporcionando un número exacto de las personas infectadas o fallecidas, de acuerdo con funcionarios de la Administración. En lugar de presionar a China para que fuera más comunicativa, Trump aplaudió públicamente su respuesta al brote.

«China ha estado trabajando muy duro para contener el coronavirus», tuiteó Trump el 24 de enero.

«Estados Unidos agradece enormemente sus esfuerzos y transparencia. Todo va a salir bien. En particular, y en nombre de los estadounidenses, ¡quiero agradecer al Presidente Xi!».

Algunos de los consejeros de Trump lo alentaron a ser más duro con China sobre su decisión de no permitir equipos de los CDC dentro de su país, dijeron funcionarios de la Administración.

Fuente: The Washington Post

marzo 22, 2020 - 11:50 am

Por: Staff

Internacional

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