En los últimos tiempos Jason Momoa ha lucido con orgullo su nuevo aspecto físico, que él considera más apropiado para un hombre de su edad que la espectacular musculatura que suele mostrar cada vez que se quita la camiseta ante las cámaras.
A diferencia de otros actores, que consideran su rutina de ejercicios una parte vital de su rutina para mantenerse cuerdos, el protagonista de Aquaman nunca ha sido demasiado aficionado al gimnasio y la reciente operación a la que tuvo que someterse para lidiar con una hernia ha sido la excusa perfecta para que pueda olvidarse de entrenar durante un tiempo.
En consecuencia, Jason ha estrenado lo que le gusta llamar «una tripa de padre» que según él sustituye a sus habituales abdominales, pero la pura realidad es que sigue estando en plena forma. La prueba son las fotografías que acaba de compartir en Instagram de la jornada de pesca de la que disfrutó a lo largo del fin de semana en Hawái.
Por motivos que no han trascendido y que tampoco vienen al caso, decidió ponerse un taparrabos tan cómodo como revelador, que deja claro que sigue siendo uno de los hombres más atractivos de la industria cinematográfica -con o sin tableta de chocolate.
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