Andy Reid raramente escudriña en su propio pasado, prefiriendo vivir el momento o centrarse en el futuro. Es un enfoque que le ha funcionado muy bien a lo largo de una carrera como entrenador que algún día podría llevarlo al Salón de la Fama.
Aun así, cuando sus Jefes de Kansas City parecían sentenciados a la derrota en la ronda divisional de los Playoffs, Reid se vio a sí mismo recordando lo ocurrido casi cuatro décadas antes, en su último partido como un jugador de la línea defensiva de la universidad BYU.
Era el Holiday Bowl y SMU había tomado una ventaja de 45-25 en el último cuarto. Justo cuando todos los presentes en el estadio Jack Murphy esa noche pensaron que todo estaba decidido, terminaron sorprendidos cuando los Cougars anotaron tres touchdowns en el tramo final para llevarse el triunfo.
«Esa manera de seguir en la pelea. Uno tiene esa esperanza», respondió Reid cuando se le preguntó qué le hizo creer que Kansas City era capaz de recuperarse en la victoria de 51-31 sobre los Texanos de Houston por el boleto al partido de campeonato de la Conferencia Americana.
«Uno tiene esa esperanza. Luego la sensación en el equipo. Uno se encuentra en las laterales, ha estado ahí el tiempo suficiente para detectar lo que están pensando, cuál es su mentalidad. Estos chicos no se habían dado por vencidos. Hagámoslo bien».
Los Jefes (13-4) hicieron todo bien el resto del partido, y la remontada de una desventaja de 24-0 los impulsó a un duelo el domingo con Tennessee (11-7), el equipo que viene de eliminar a los Patriotas y a los favoritos Cuervos, como visitante, nada más, para ubicarse al borde del Super Bowl.
Será la primera vez que el entrenador de los Titanes, Mike Vrabel, dirigirá a un equipo en estas alturas de la postemporada, pero sin duda es un territorio familiar para su homólogo con los Jefes. Reid llevó a Kansas City a la misma instancia hace un año, cuando perdió en tiempo extra frente a Nueva Inglaterra, los Patriotas ganaron el lanzamiento de moneda y avanzaron hacia un touchdown, y él también guio a las Águilas a cinco juegos de campeonato de la Conferencia Nacional durante sus 14 años en Filadelfia.
«He pasado por esto algunas veces», declaró Reid, «y ya saben, tratamos de mantener las cosas lo más normal posible por el mayor tiempo que se extienda el calendario para los jugadores, a fin de que ellos puedan hacer su trabajo. Una cosa que cambia es qué tan rápido es el juego. Se los puedo decir por experiencia, la magnitud, cada vez que uno da un paso más en los Playoffs. Es un partido de eliminación».
La experiencia es algo grandioso. La experiencia exitosa es mucho mejor, y ahí es donde Reid se queda corto. Consiguió su único título de conferencia durante la temporada 2004, cuando las Águilas perdieron el Super Bowl ante los Patriotas. Y quien estuvo en el plantel de Nueva Inglaterra esa noche fue un crucial linebacker de apellido Vrabel, quien incluso atrapó un pase de touchdown.
Vrabel quizá no cuente con experiencia como entrenador en jefe, pero tiene mucha como jugador. Alzó el Trofeo Lombardi tres veces con Nueva Inglaterra antes de culminar su carrera, coincidentemente, con dos campañas en Kansas City.
«Yo pasé 14 años en la NFL», dijo Vrabel, «y ni siquiera sé cuántos juegos de Playoff, pero esas fueron grandes experiencias sobre preparación y enfocarse realmente en lo que nos ha traído a este punto desde donde nos encontrábamos en diferentes momentos en la temporada. Eso sumado a cosas que yo tengo que hacer como entrenador para asegurarme de que estemos preparados».
A la ofensiva, eso significa crear los espacios con el corredor Derrick Henry y tener la producción suficiente de Ryan Tannehill, tal como los Titanes lo hicieron durante un choque de ida y vuelta en la victoria sobre los jefes en la décima jornada.
A la defensiva, implica desacelerar el ataque aéreo del quarterback Patrick Mahomes y un arsenal capaz de cambiar el destino de un momento a otro: el corredor Damien Williams, el ala cerrada Travis Kelce y los receptores Tyreek Hill y Sammy Watkins.