El escritor, periodista, ensayista y crítico literario español José de la Colina (Santander, España, 1934–Ciudad de México, 2019) —quien llegó a México a los siete años de edad en 1941— fue un hombre que no simuló, pues cumplió cabalmente cada una de las cosas que pensó y dijo, aseveró el escritor Felipe Garrido (Guadalajara, 1942).
“Cuando hizo trabajo de periodista, fue periodista; cuando hizo trabajo de maestro, fue maestro; cuando hizo trabajo de cuentista, lo hizo excelente. En su trato con sus amigos igualmente no fingió ser amigo de alguien, no simuló: José de la Colina es un ejemplo de cómo se puede vivir sin simular”, indicó en entrevista.
Garrido, quien estuvo presente cuando el escritor fallecido este lunes recibió en 2014 el Premio Xavier Villaurrutia por el ensayo De libertades fantasmas o de la literatura como juego, señaló que José de la Colina tuvo una vida plena, “una vida en la cual supo cumplir con lo que debía hacer, escribió lo que debía escribir, defendió las causas que tenía que defender y se quebró el lomo trabajando por sus convicciones”.
“Fue un hombre completo, un hombre que vivió y actuó como debía hacerlo. Nos duele que ya no esté aquí; pero podremos seguir leyéndolo, seguir en comunicación con él a través de sus obras”, expresó sobre el escritor que fue merecedor del Premio Mazatlán de Literatura 2002, por su libro Libertades imaginarias; mientras que en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de 2005 recibió el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez.
Felipe Garrido agregó que José de la Colina —ganador de la Medalla Bellas Artes en 2009— dejó mucho material para revisarlo, examinarlo, reflexionar acerca de él y tomar su enseñanza: “incluido su famoso cuento Página en blanco, donde nos deja esa página en blanco para que nosotros podamos poner lo que nos toca poner”.
Respecto al Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2013, al que fue acreedor el escritor español radicado en México, dijo que lo merecía 15 años antes de que lo recibiera en 2014. “¡Qué bueno que lo recibió, qué bueno que no se fue sin haber recibido ese premio!, porque es el premio más importante que hay en el país y bien merecido lo tenía. ¡Qué bueno que lo recibió en un momento en que lo pudo disfrutar todavía…!”.