Durante septiembre, la jornada de conferencias “Jóvenes investigadoras e investigadores del Valle Tlaxcala-Puebla”, que desarrolla la Zona Arqueológica de Cacaxtla, abordó aspectos en torno al tema del género, sus medios de expresión y la violencia.
El investigador de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Gustavo Gaspariano, tocó el tema de diversidad sexual y compartió con la audiencia los resultados de su investigación en San Pablo del Monte, donde las mujeres trans y miembros de la comunidad LGBTTTIQA+ han encontrado en la tradición más emblemática de este lugar, el carnaval, una manera de expresar su género, donde a la vez se han convertido en agentes activos dentro de los rituales de las danzas y de los protocolos tradicionales que conforman la celebración.
“La comunidad en mención se ha apropiado este evento cultural como medio de visibilización y expresión de igualdad, práctica a la que han recurrido desde inicios de los años noventa”, comentó.
Por su parte, el investigador Sergio Antonio Aguilar Zamudio abordó el tema de la violencia que viven las mujeres víctimas de la trata de personas. Como resultado de su trabajo de campo, encontró que los tratantes de blancas justifican sus acciones argumentando que las mujeres se benefician económicamente de la prostitución y que así ellas pueden sostener a su familia.
A su vez, la investigadora Paola Paredes Vázquez habló del fenómeno de violencia que muchas mujeres sufrieron durante la contingencia sanitaria por la COVID-19. “En muchas ocasiones, la carga cultural hace invisibles las expresiones de violencia acontecidas en casa. Los varones atravesaron una crisis identitaria respecto al rol masculino de proveedor y recurrieron a la violencia como modo de reafirmación de su relación de poder y jerarquía”, expuso.
Por otro lado, agregó, las mujeres experimentaron un aumento desmedido en las labores del hogar y el cuidado de otros miembros de la familia.
En los resultados estadísticos que obtuvo la investigadora, se revela que muchas de las mujeres consideraban que la contingencia sanitaria era la causa de las conductas violentas de sus parejas, sin considerar que, en ocasiones previas, ya habían mostrado actitudes agresivas, pero que creían eran parte de su cotidianidad y no expresiones de violencia, es decir, habían “normalizado” esas conductas agresivas.