Bien encausadas, cada una de las áreas del conocimiento pueden articularse y complementarse para favorecer las necesidades esenciales de todos los grupos sociales.
El quehacer universitario se ve inevitablemente interpelado por la realidad local, nacional y mundial. Esa es una de las razones por las cuales la Ibero Puebla busca que su alumnado sea capaz de analizar las causas de las problemáticas sociales coyunturales para participar en las soluciones de las mismas, acompañando procesos y experiencias que permitan construir un mundo más justo.
Las cinco licenciaturas que conforman al Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Jesuita buscan mirar interdisciplinariamente los procesos sociales y darles una alternativa de solución. Los profesionales de estas disciplinas estudian aquello que concierne a las personas como integrantes de una sociedad y que, a su vez, determinan el actuar de cada individuo.
Gracias al paradigma pedagógico ignaciano, un politólogo de la Ibero Puebla es capaz de desentramar conceptos complejos de la ciencia social. Así, el derecho a la vida digna puede ser reivindicado por los actores privados del mismo. No basta con las declaraciones normativas: ha llegado la hora de repensar el concepto hegemónico de dignidad.
La pandemia ha puesto a prueba las fortalezas y competencias de las instancias internacionales y su necesidad de fortalecimiento. Estos organismos, bien sustentados y calibrados, pueden ayudar a construir un mundo incluyente. La Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Ibero Puebla responde a esta posibilidad mediante un enfoque humanitario que apuesta por la búsqueda de soluciones integradoras ante un mundo fracturado.
Mientras que la ciencia económica puede predecir el comportamiento de los individuos para mejorar las condiciones de vida colectiva, el estudio de las Ciencias Ambientales y Desarrollo Sustentable busca contribuir a la construcción de políticas públicas que garanticen la dignidad desde el aspecto medioambiental y de recursos naturales.
La vida digna supone superar la desigualdad estructural y las violencias que existen en América Latina. Para ello, y en coacción con las disciplinas anteriores, el programa de Derecho de la Universidad plantea un litigio en clave de justicia social y de una cultura de derechos humanos, ejes que articulan el bienestar de todas las personas.
Salud pública desde lo social
En su compromiso con el desarrollo de profesionistas comprometidos con su entorno, el Departamento de Ciencias de la Salud de la Ibero Puebla imparte la asignatura de Salud Pública, concepto que ha existido desde el inicio de las civilizaciones humanas.
Según la OMS, la salud es “el completo estado de bienestar físico, mental y social”. La concepción de bienestar total marca el objetivo último de construir un mundo donde todas las personas gocen plenamente de esta condición. Para ello, es indispensable reconocer que las causas de todos los problemas biológicos que padece un individuo tienen un fondo social.
En México existe una tarea pendiente para erradicar la desnutrición infantil. Particularmente, la región sur-sureste cuenta con tasas injustificables de mortalidad de menores por esta causa. En contraste, se tiene una necesidad apremiante de reducir los índices de obesidad en toda la nación.
Nuestro país también tiene una cuenta pendiente con la atención a las causas sociales que detonan la depresión, la condición mental más frecuente entre los mexicanos. A su vez, deben tomarse acciones para contener los efectos del inminente envejecimiento poblacional, lo que implica atender los problemas de salud que afectan a esta población.
Todo profesional de la salud debe tener una concepción amplia de la dicotomía salud-enfermedad, pues esto permite conocer las causas sociales de los problemas sanitarios de cada región. A partir de ello es posible participar en el diseño de políticas públicas que permitan modificar el panorama epidemiológico, actuando siempre con un alto grado de sensibilidad social.
Aprendizaje significativo
Suele decirse que la educación es la respuesta a todos los problemas, mientras que la falta de esta es la explicación de todo lo que está mal en el mundo. No obstante, el concepto de educación puede interpretarse de múltiples formas con base en los intereses individuales y colectivos.
El aprendizaje no se reduce al espacio escolar; de hecho, muchos de los procesos cognitivos más significativos los obtenemos en el diario vivir. El ser humano no nace como un ser completo, sino que se conforma a sí mismo diariamente: el conocimiento del que podemos disponer hoy en día fue construido a lo largo de la historia.
Aun cuando pueda creerse que el proceso de aprendizaje es finito, la generación de nuevos conocimientos surge a partir del reconocimiento de la ignorancia y el cuestionamiento, así como la actitud receptiva ante todos los mensajes del entorno. El reto está en develar el proceso de aprendizaje para que la vida humana, en toda su dignidad, tenga más probabilidades de ser realidad.
Estas son algunas reflexiones puestas sobre la mesa por el Departamento de Humanidades, área que ha reivindicado su pertinencia social en medio de la entropía pandémica. Durante el año en confinamiento, los procesos de comunicación han sido fundamentales para gestionar la crisis académica; se han reinventado los procesos educativos más allá de las aulas, y los filósofos han elaborado modelos de comprensión de la realidad.