El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, jugó el lunes una broma a medios de comunicación, pretendiendo que iba a poner fin a las conferencias de prensa diarias que ha utilizado para descalificar a críticos y dominar la agenda informativa local.
El mandatario aprovechó que el 28 de diciembre se conmemora el Día de los Santos Inocentes, una fecha asociada con las bromas pesadas en México, y abrió su rueda de prensa diciendo que en el futuro solo realizaría un encuentro semanal con medios, los miércoles al mediodía.
Contradiciendo su habitual discurso en el que se opone a un supuesto sesgo de los medios de comunicación, el mandatario dijo con seriedad que había tomado la decisión porque la calidad de la información pública estaba mejorando.
“La mayoría de los medios de información en el país están cumpliendo con sus responsabilidades de manera profesional. Hay noticias ciertas, veraces, hay objetividad en los medios, de modo que no hace falta de que estemos todas las mañanas aquí informando”, dijo el presidente.
Sin embargo, alrededor de 40 minutos más tarde volvió a sus términos frecuentes, refiriéndose a los medios “conservadores” como “hipócritas”. Posteriormente, López Obrador señaló con una sonrisa que continuaría celebrando sus conferencias de prensa matutinas como su derecho a responder.
“¡Cómo creen que no vamos a seguir las conferencias!, se frotarían las manos nuestros adversarios”, dijo el mandatario, y agregó que la mayoría de los medios tradicionales impresos y televisivos del país estaban en su contra.
En las redes sociales, el escepticismo acogió el anuncio del presidente respecto a que hablase en serio sobre el fin de las conferencias.
Antes de que admitiera que era una broma, muchos de los principales periódicos de México se abstuvieron de publicar una historia en la portada de sus sitios web sobre lo que habría sido un cambio importante en la política nacional. (Con información de Reuters)
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