En diciembre de 2018, el recién asumido presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presentaba el Programa de Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, con el que pretende abrir 100 nuevas universidades públicas gratuitas en las poblaciones de menores recursos del país. La propuesta generó una serie de debates, pues el tema del acceso y cobertura en educación superior es una de las grandes falencias del sistema educativo mexicano.
Según datos del Institute for Statistics de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), México contaba en 2015 con una cobertura de 37.3% en el grupo de personas jóvenes en edad de estudiar, mientras que en América Latina y el Caribe la cobertura promedio alcanzaba 44.4% y en los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) esta cobertura se elevaba a 74.7 por ciento.
Otra arista del debate se focalizó en la calidad. Voces críticas al programa indican que una cosa es abrir universidades, pero otra muy diferente es custodiar la calidad de dichos planteles, pues de lo contrario se ofrecería formación de segunda o tercera categoría para los jóvenes de menos recursos económicos. Y, considerando que el país cuenta con universidades públicas de reconocida calidad internacional, éstas deberían ser el parámetro para las nuevas instituciones.
Aparejado al tema de la movilidad social, la propuesta de AMLO también involucra y se inspira en la añeja aspiración de alcanzar la meritocracia en el acceso a la educación superior, en momentos en que México, como en otros países de América Latina, el logro educativo está muy supeditado al origen socioeconómico.
Según el estudio “El México del 2018: Movilidad Social para el Bienestar” realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, las personas cuyos padres tienen niveles bajos de educación heredan niveles bajos de educación, lo que implica que la posición social se transmite de padres a hijos. El tema es aún peor para las mujeres: al igual que el estatus socioeconómico, los roles de las mujeres también se transmiten de generación en generación, lo que se traduce en un sesgo en el seno de las familias mexicanas, cuando deben decidir si invertir o no en la educación de las niñas.
Cantidad y calidad
Uno de los temores de los planteles públicos de educación superior es que la propuesta de crear 100 nuevas universidades estatales disminuya el presupuesto asignado para las universidades estatales existentes y esto merme la calidad del conjunto de universidades públicas.
Las universidades públicas evaluadas (39) suman un total de 56,662 profesores de tiempo completo contra los 6,796 de las universidades privadas (11), con un promedio de 1,453 para las primeras y 618 en el caso de las segundas. En el caso de profesores por jornada hora o por asignaturas, las universidades públicas suman 88,375 profesores, con un promedio de 2,266 por universidad, y las instituciones de educación superior (IES) privadas 21,945, con un promedio de 1,995.
En cuanto al grado académico del total del plantel docente de las universidades públicas evaluadas, 23.9% corresponde a profesores con doctorado y 31.9% cuenta con una maestría como último grado académico alcanzado. En los mismos criterios, las universidades privadas tienen 19.8% y 51.5% respectivamente.
Las universidades públicas suman 17,238 investigadores registrados ante el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). De ellos, 48% se reparte entre cuatro universidades: UNAM e IPN, además de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad de Guadalajara. Sin éstas, el promedio de investigadores SNI de las universidades públicas es de 256.
Metodología del Ranking de las Mejores Universidades de México 2019
Estos son los criterios del equipo de AméricaEconomía Intelligence para elaborar el Ranking de las Mejores Universidades de México 2019:
Calidad Docente (30%): Evalúa el cuerpo docente conforme la cantidad bruta de profesores según jornada académica (10%), y la relación de estos sobre la cantidad de matriculados en Licenciatura (10%); la distribución del total del profesorado (25%) considerando las siguientes variables: tiempo completo, tres cuartos, medio tiempo y hora. Además evalúa la formación del mismo cuerpo docente (55%), conforme si son: académicos doctorados, magíster, licenciados y técnicos.
Investigación (20%): Mide la cantidad anual de patentes logradas (45%) según la relación entre patentes solicitadas, patentes otorgadas y una “Tasa de éxito”; la producción anual absoluta de paper ISI (15%), la productividad anual de paper ISI por cada investigador (30%), y la calidad de los investigadores de acuerdo a su nivel alcanzado, conforme la categoría del SNI-Conacyt (10 por ciento).
Prestigio (15%): Se evalúa conforme encuestas online aplicadas a la base de lectores del diario El Economista y de AméricaEconomía durante enero de 2019.
Internacionalización (15%): Se construye mediante dos ejes: considerando las apariciones en diversos rankings internacionales de universidades, complementados por un indicador de percepción en base a la encuesta antes mencionada, conforme a sus preguntas sobre globalización y prestigio latinoamericano. El segundo eje corresponde a la información reportada por las universidades respecto a convenios de doble titulación, intercambio de profesores con universidades extranjeras, intercambio de estudiantes con universidades extranjeras y la razón entre los montos asignados para estudiantes que deseen hacer intercambio en el extranjero y la cantidad de alumnos beneficiados.
Oferta de posgrado (10%): Considera la clasificación del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) de Conacyt (80%), conforme si son: de competencia internacional, en desarrollo, consolidados y recién creados. El 20% restante evalúa el total de programas de posgrado, tanto de doctorado, como de magíster, e independientemente de si son acreditados o no.
Acreditación (5%): Mide la cantidad bruta (40%) de programas académicos de pregrado que se encuentran acreditados ante el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes) y la proporción de estos (60%) en relación al total de programas de pregrado ofrecidos.
Inclusión y Diversidad (5%): El eje Diversidad toma la razón de estudiantes mujeres, indígenas, afromexicanos y con algún tipo de discapacidad sobre el total de alumnos de licenciatura, especialidad, maestría y doctorado (25%), la paridad de género entre profesores y altos cargos administrativos (25%). El eje Inclusión considera la relación entre el monto asignado para becas y la cantidad de estudiantes beneficiados (15%), la implementación de algún programa propio de ayuda para estudiantes indígenas (10%), la implementación de algún sistema propio de financiamiento para los costos totales de estudios (5%), y las facilidades en términos de infraestructura y materiales para personas no videntes (10%) y para personas con discapacidad física o movilidad reducida (10 por ciento).
Se emplearon como fuentes los últimos datos disponibles a enero de 2019 de Execum-UNAM, Conacyt-PNPC, Copaes y de distintos rankings internacionales, además de información reportada por 40 universidades correspondiente al período académico 2017-2018, para los casos de las dimensiones de Internacionalización e Inclusión y Diversidad.
La metodología para elaborar el Ranking de las Mejores Universidades de México no considera dentro de sus variables o dimensiones los actos ilegales cometidos por autoridades de las instituciones rankeadas. Por esta razón, en la presente edición hemos mantenido dentro del ranking a universidades denunciadas e investigadas por la kusticia mexicana por su supuesta participación en la llamada “Estafa Maestra”. Estas universidades son: la Universidad Autónoma de Zacatecas, Universidad Autónoma del Carmen de Campeche, Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad Autónoma del Estado de Morelos y la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Fuente: El Economista
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