La Constitución de México es una de las cartas magnas más antiguas del mundo, aún vigente, y una que, constantemente, cambia. En sus 106 años de vida ha sido objeto de 252 decretos de reforma que significan 748 cambios a su articulado.
Así lo afirmó el académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, Camilo Saavedra Herrera, quien junto con sus colegas Andrea Pozas Loyo y Francisca Pou Giménez desarrollan un proyecto sobre el hiper-reformismo constitucional.
“Siempre podemos conmemorar nuestra Constitución porque además de ser un ordenamiento jurídico es producto de nuestra historia”, aseguró el especialista universitario, con motivo del 106 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917.
Explicó que algunos decretos han sido para cambiar uno o varios artículos, otros para modificaciones más profundas como las reformas electorales y judiciales.
“Hay alrededor de 114 artículos modificados y 22 que permanecen iguales. Si se ve por su extensión, nuestro texto constitucional tenía poco más de 20 mil palabras cuando se promulgó; hoy cuenta con casi 80 mil palabras, solo considerando los 136 artículos, sin los transitorios”, dijo.
“No hay muchas experiencias en el mundo de constituciones que cambien con tanta intensidad. De acuerdo con los datos del Proyecto Comparativo de Constituciones nuestra Carta Magna estaría en la historia del constitucionalismo mundial, junto a la de Suiza de 1874, y la de Nueva Zelanda, de 1852”.
“La primera de ellas ya no está vigente y la segunda no está codificada, no está escrita en un solo documento, como ocurre en otros sistemas de la tradición del Derecho Anglosajón”, añadió Saavedra Herrera.
Algunos de los artículos que más se han ampliado son: el tercero, sobre el derecho a la educación; el 41, que aglutina gran parte de la materia electoral; el 123, relativo al trabajo; y el 27, sobre la propiedad de las tierras y el agua. Son también de los más simbólicos por su relación con las demandas del movimiento revolucionario, sostiene.
“Muchos cambios se relacionan con las reformas electorales, la transformación política del país, la creación de nuevas instituciones, las reformas al poder judicial o el tema de los derechos humanos, la separación de poderes”, subrayó el especialista en Derecho Constitucional, y Democracia y Elecciones.
La actual Constitución de México tiene múltiples prerrogativas conquistadas a lo largo de la historia. Por ejemplo, el artículo cuarto fue reformado en 1974, para establecer que todas las personas tenemos derecho a la libre elección del número y espaciamiento de los hijos, parte de lo que hoy se denominan derechos sexuales y reproductivos.
En el abanico de asuntos nuevos está también una comprensión distinta de los derechos humanos que antes se pensaban como garantías que provee el Estado, y ahora se conciben como cuestiones inherentes a las personas.
“En ocasiones, pareciera que modificar la Constitución se ha convertido en un fin en sí mismo y no una vía para solucionar determinados asuntos, como si al cambiar el texto automáticamente se transformara la realidad”, señaló.
Comentó que la Constitución de los Estados Unidos de América, que está vigente desde 1790, ha tenido cerca de 30 reformas y se ha actualizado por la vía de la interpretación, en particular de la que realizan los órganos de justicia, especialmente su Corte Suprema.
“En nuestro estudio vemos que, en la medida en que la Constitución Mexicana ha cambiado, se ha estimulado, sobre todo en los últimos 25 años, que la interpretación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sea cada vez más amplia”, expone.
Lo anterior se debe, en parte, explicó, a que, al tener una Carta Magna más reformada, de manera parcial en distintos momentos, aumentan las tensiones en el texto, lo cual demanda que sus intérpretes tengan que resolverlas.
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