La corrupción al igual que la impunidad es la principal herencia que deja el mandato presidencial de Enrique Peña Nieto, particularmente el primero, el cual es el tema que más destacó en el sexenio, afirmó Valente Tallabs González, director de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (Upaep).

Destacó que después de lograr las reformas estructurales, hechos que lo ponían en el escenario internacional, a Peña Nieto le vinieron una serie de escándalos ligados a la corrupción, en particular de la Casa Blanca, el Tren de Querétaro, la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la visita de Donald Trump cuando era candidato a la presidencia de Estados Unidos, solo por mencionar algunos, hechos los cuales dijo, ya no pudo recuperarse.

“Políticamente hablando, cada vez empieza a perder más fuerza e interlocución, incluso dentro de su propio partido, comienza a perder posiciones importantes en las elecciones intermedias y al día de hoy, donde prácticamente estamos hablando de que al presidente es simplemente una figura decorativa embestida por la banda presidencial, pero sin ninguna real fuerza política”.

Incluso, el académico afirmó que sin duda, el aún presidente no es quien definirá ni está definiendo la agenda política del país y por el contario, sostuvo, se trata de una figura secundaria, lo cual es relativamente “normal”.

Sin embargo, aclaró que lo que no es normal en estos procesos de alternancia, es que el presidente tenga tan poca capacidad de interlocución y de decisión política, pues no toma las decisiones fundamentales y sobre todo que queda muy relegado por un Congreso de la Unión que ya es totalmente dominado por la primera fuerza política que ya en este caso, es Morena.