La situación actual obligó a las instituciones de educación a impartir sus clases de forma virtual, todo un reto para docentes y estudiantes, pues mientras que los primeros han tenido que adaptar sus dinámicas de trabajo a las plataformas digitales, los segundos no siempre cuentan con una computadora o con facilidades para ingresar a internet. La Secretaría de Educación Pública (SEP) estima que 10 por ciento de la matrícula de nivel básico y 8 por ciento de nivel superior han abandonado sus estudios a causa de las nuevas condiciones derivadas de la pandemia.
Karla Villaseñor Palma, profesora investigadora de la Licenciatura en Procesos Educativos, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la BUAP, opinó que en estos tiempos es muy importante reconocer que la educación sólo es posible con la participación de todos los actores involucrados.
La académica recalcó que la situación actual “nos ha hecho más sensibles y conscientes acerca de cómo viven muchos estudiantes y el compromiso que tenemos de garantizar que los recursos digitales esten disponibles para que las y los estudiantes puedan descargarlos y visualizarlos en el momento que lo necesiten”.
Al impartir las clases virtuales la retroalimentación que se genera por las clases presenciales no siempre es posible, ya que muchos de los estudiantes se enfrentan a situaciones complejas en sus hogares, por ejemplo, que solamente cuentan con una computadora y la tienen que compartir con sus hermanos, no tienen una conexión a internet y se ven en la necesidad de ir a casa de algún vecino o amigo para poder conectarse, o en algunos casos tienen que ir a un café internet.
“Debido a esto, como profesores hemos aprendido a ser más solidarios, flexibles y creativos al momento de impartir las clases. Algunos docentes decidimos hacer un diagnóstico con los y las estudiantes para saber cuántos tienen computadora propia, cuántos comparten, cuántos cuentan con conexión a internet en casa, etcétera, para que con base en esta información establezcamos las dinámicas y estrategias pertinentes para facilitar que los alumnos tengan una mayor facilidad de acceso a los contenidos de las clases”, señaló la experta, quien es Doctora en Educación por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Algunas de las acciones que han hecho son debates y foros en los que el alumnado participa y comenta por medio del chat, también han grabado las clases que imparten de manera sincrónica, para subirlas después a las plataformas y que los y las estudiantes puedan consultarlas, ya que además de la disposición de internet, hay alumnos y alumnas que no se pueden conectar a determinadas horas del día porque también trabajan.
Dichas cuestiones han extendido los horarios de docencia y exigen al profesor tener la disposición de atender a lo largo del día las dudas de los y las estudiantes que no pudieron asistir a la sesión sincrónica, ya sea por correo, mensajes o llamadas.
En este sentido, la académica comentó que también se ha demostrado el interés de los jóvenes, pues aquellos que no pudieron asistir a las sesiones online han buscado las formas de mantenerse en contacto con los docentes para estar al corriente, e incluso entre compañeros se han apoyado mutuamente.
Por otro lado, la doctora Villaseñor Palma mencionó que en los niveles básicos de educación, como preescolar, se exige una mayor participación de los padres, quienes junto con los profesores deben cerciorarse de que las y los pequeños realmente aprendan y tengan las condiciones para hacerlo, ya que a temprana edad puede ser complicado pasar muchas horas frente a una computadora, tomando clases virtuales, sin aburrirse o distraerse.
Si bien la estrategia de la SEP de impartir los cursos por televisión es buena, el verdadero éxito del aprendizaje de las y los menores dependerá mucho del acompañamiento de los padres, así como de las y los profesores, quienes se encargarán del seguimiento y la retroalimentación de lo aprendido por estos diversos canales.
La BUAP ha refrendado su compromiso con la continuidad de la enseñanza, a través de herramientas tecnológicas, así como cursos de capacitación y apoyo a los académicos, entre otras acciones que beneficien la impartición de clases.