La esclerosis múltiple (EM), afecta aproximadamente a tres millones de personas a nivel mundial.
En México, se calcula que existen alrededor de 20 mil personas con esta enfermedad y afecta principalmente a las mujeres de edades comprendidas entre los 20 y 40 años, de acuerdo con Verónica Rivas, coordinadora de la clínica de enfermedades del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, (INNN).
Es importante acudir con el médico en cuanto el paciente presente alguno de los síntomas, pues en el mundo se estima que existen entre seis y 10 años de retraso en el diagnóstico de esta enfermedad, lo cual genera que haya mayor discapacidad a largo plazo.
“Si un paciente pudiera acudir lo más pronto posible a atención con un médico neurólogo, se podría diagnosticar lo más rápido posible y eso mejora de manera muy importante el pronóstico a largo plazo”, puntualizó Rivas.
Además, la EM se define como una enfermedad autoinmune, desmielinizante, propia del sistema nervioso central, en la que algunas personas tienen una predisposición genética para que su sistema inmunológico ataque algo propio como si fuera algo extraño. Es decir, el sistema inmunológico no solo actúa contra virus y bacterias, sino que también lo hace en células sanas.
“Solamente afecta el cerebro y la médula espinal, no afecta a los nervios periféricos. El sistema inmunológico actúa sobre una sustancia conocida como mielina, la cual es una especie de cubierta que existe entre las neuronas del cerebro y la médula espinal, esto a su vez genera que las conexiones no funcionen y existan lesiones en el sistema nervioso central”, explicó Rivas.
Los síntomas pueden ser inespecíficos y se incluyen: fatiga, neuritis óptica, sensación de adormecimiento u hormigueo en las extremidades; depende de dónde se encuentre la lesión. Estos deben durar al menos 24 horas para que se consideren síntomas neurológicos.
“La neuritis óptica es cuando un paciente dice: ‘doctora, hoy en la mañana estaba bien, me desperté y me dolía el ojo, tiempo después empecé a notar muy mal los colores, posteriormente empecé a ver en escala de grises’. Por lo que se puede originar una pérdida de visión parcial o total”, asegura la especialista.
Por otra parte, comentó que si uno de los padres tiene esclerosis múltiple, el riesgo de que el hijo la pueda padecer es del uno y tres por ciento; este aumenta al 30 por ciento si ambos padres la padecen.
Otros factores de riesgo son: la raza, el ambiente geográfico, los niveles bajos de vitamina D, entre otros.
El diagnóstico se basa en la historia clínica, se indaga en los síntomas; por lo general, el neurólogo es quien se percata de las anomalías porque se tiene que realizar una exploración física detallada.
También se puede realizar un estudio de resonancia magnética, el cual permite ver a detalle las imágenes del cerebro y la médula espinal para poder ubicar las lesiones. Con base en lo anterior, se pueden realizar otros estudios para descartar otra enfermedad.
Rivas comentó que el tratamiento para la esclerosis múltiple debe ser individualizado. Actualmente existen algunos llamados “tratamientos modificadores de la enfermedad” y actúan sobre el sistema inmunológico para reducir el riesgo de tener lesiones; sin embargo, la esclerosis no tiene cura.
“Hay varios medicamentos y cada uno actúa de manera muy distinta sobre el sistema inmunológico, cada uno tiene sus propios riesgos, sus probables efectos adversos y sus contraindicaciones, lo importante es especificar la gravedad de la enfermedad y con base en eso, elegir el tratamiento”, especificó. (NTX)