La novelista y periodista Elena Poniatowska charló de su más reciente novela intitulada El amante polaco; sin embargo, la escritora nacida durante el año 1932 en París, Francia, se explayó en sus reflexiones hacia otros temas, tales como el feminismo, el oficio de ser periodista y el contexto de inseguridad padecido en varias entidades de nuestro país.
Al referirse específicamente a El amante polaco, mencionó que «es una historia apasionada de amor»; desde la cual intentó realizar cierto ejercicio historiográfico; «Siempre he dicho que soy periodista y reportera… hago preguntas, entonces empecé a leer algo que pudiera responder a una pregunta que me hacía dentro de mí: ¿cómo era ese Rey Estanislao II —Augusto Poniatoeski (1732-1798)—, quien fue el último rey de Polonia? ¿Cómo era su familia…?», cuestionó la escritora al evocar a sus antepasados en territorio europeo, quienes habitaron Polonia durante el siglo XVIII.
Asimismo, Poniatowska respondió a interrogantes en torno a la inseguridad que priva en varios puntos del territorio mexicano y, expresó; «La seguridad ha sido un punto muy álgido en el actual gobierno; por ejemplo, Ciudad de México es muy insegura; aunque en entidades como Mérida y otros estados se hallan libres de ese problema de inseguridad». En cuanto a las formas cómo dicho escenario de violencia en nuestro país ha golpeado al gremio periodístico, la autora de La noche de Tlatelolco (1971) afirmó: «México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. En nuestro país deberían de darle más protección a los periodistas, están sumamente abandonados a su suerte, sumamente expuestos. A veces siento que a un periodista es muy fácil faltarle al respeto. Hablo como periodista porque amo mi profesión y mis grandes amigos han estado entre ellos; tuve una admiración enorme por Julio Scherer. Me siento periodista en el alma».
Con relación a la oleada de protestas feministas más recientes en México, la periodista y novelista dejó definida su posición ante tal proceso de lucha; «Soy totalmente solidaria de las mujeres que se manifiestan. Lo único que puedo decirles, por mi manera de ser y quizás por mi edad, es que rechazo el vandalismo». Ante la interrogante del valor comparativo que puede tener una mujer muerta o violada frente a un edificio pintarrajeado, la poeta es enfática; «No establezco una relación entre una cosa y otra. Desde hace muchos años no creo en la idea de la destrucción de un objeto y hacerlo pedazos. En alguna época en la ciudad de México se instalaron casetas telefónicas, recuerdo que alguna vez entraba a una para llamar y habían robado la bocina, rayado el plástico, todo estaba destruido adentro».
La escritora se planteó frente a los asistentes la pregunta «¿A quién le sirve destruir?» y, continúa; «Destruir por coraje o por rabia es algo que nos lastima y no sólo lastima el físico de un objeto o pared sino que significa un coraje que uno tiene adentro, que te hace a lo mejor darle una cachetada a un niño. Es mi única diferencia con las feministas. También mi radical incapacidad para decir groserías, lo más que digo es ‘pinche’. ‘Puta’ me cuesta muchísimo pero ya lo dije…»
A pregunta expresa acerca de qué representa la escritura dentro de su presente, al contar ya con 88 años de edad, Elena Poniatowska respondió, «Es toda mi vida, es lo que más he hecho: inicié en el periodismo en 1953 en Excélsior y no he dejado de hacer periodismo desde esa época…».